Opinión

Las ITS se han disparado: toca pasar de la preocupación a la acción

El incremento de los casos de gonorrea, sífilis o clamidia, entre otras infecciones de transmisión sexual (ITS), preocupa cada vez más a las autoridades sanitarias. Semejante escalada plantea un desafío social y un compromiso sistémico que apela a las instituciones públicas. Sí, necesitamos menos pánico y más educación sexual, más recursos para la salud sexual y menos actitudes que alimenten el estigma.

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
26
febrero
2024

El moralismo antiporno está barriendo en el debate social una realidad ineludible: el aumento progresivo de las infecciones de transmisión sexual (ITS) y el auge de tales contagios entre los más jóvenes. La situación de las ITS constituye en España un importante problema de salud pública. Si la incidencia ya estaba en aumento antes de la covid-19, el confinamiento supuso un agravamiento de la situación ante la falta de accesibilidad para la detección, la atención y el acceso a los tratamientos.

Según un reciente informe del Comité Científico sobre COVID y Patógenos Emergentes del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (Icomem), la mayoría de personas infectadas son hombres y las tasas son especialmente altas en la población de entre 20 y 24 años. La vigilancia epidemiológica oficial señala asimismo que, en las dos últimas décadas, la vía de transmisión sexual es responsable del mayor número de nuevas infecciones. Esta tendencia evidencia que, aún sin descuidar la sensibilización en otras formas de transmisión, cabe poner el foco en las acciones preventivas sobre educación sexual y educación para la salud.

Parece difícil entender cómo en un momento histórico donde disponemos de una amplia información sobre las ITS y su forma de propagación, así como mayores recursos para protegernos, se registren altas tasas de contagios. Atendiendo a diferentes estudios, las elevadas tasas de ITS parecen ser el resultado de una falta de conciencia sobre los riegos, el acceso restringido a la educación sexual y la atención sanitaria y los cambios en el comportamiento sexual (Ritchwood et al., 2015; Johnson, 2020; Grubb, 2020; Spindola et al., 2020).

«Las elevadas tasas de ITS parecen ser el resultado de una falta de conciencia sobre los riegos, el acceso restringido a la educación sexual y la atención sanitaria y los cambios en el comportamiento sexual»

La educación sexual es francamente deficitaria en nuestras fronteras y no siempre llega a las poblaciones de mayor riesgo. «Integral», «científica» y «continuada» son adjetivos ausentes en muchas de las actuales intervenciones sobre educación sexual con jóvenes. Se dice que la educación sexual es obligatoria y, sin embargo, basta analizar el sistema educativo y cómo se organizan las comunidades autónomas al respecto para saber que esta es anecdótica. Por si fuera poco, si la situación no fuera ya lamentable, a menudo se convierte en objeto de intrusismo o de injerencias ideológicas, como es el caso del denominado «pin parental». El miedo a hablar abiertamente sobre salud sexual o a organizar talleres con profesionales y que te acusen de «corromper a los menores» o de «incitarles a tener relaciones eróticas» es un eficaz mecanismo de control. Ningún centro educativo quiere tener conflictos con las familias o mejor dicho, con determinadas familias.

En materia de educación sexual y de educación para la salud, no solo se trata de proporcionar información sobre ITS a los jóvenes, de fomentar la responsabilidad, la autonomía, la asertividad sexual y el uso correcto del preservativo, de alertar de que la omisión de los casos asintomáticos contribuye potencialmente al aumento de la propagación o de cómo un diagnóstico de ITS puede afectar, sobre todo en el caso de las mujeres, a la fertilidad y el embarazo. Conviene también plantear en tales intervenciones la importancia de realizarse exámenes médicos periódicos, asumiéndolo como un hábito de salud y, por supuesto, la cuestión del estigma.

¿Por qué se debería juzgar más a quien contrae una infección por vía sexual, como el virus del Papiloma Humano (VPH), que a quien lo hace por contacto físico, en una caricia, un beso o un estornudo, como podría ser el virus de Epstein-Barr (VEB) que puede causar mononucleosis infecciosa? ¿Por qué sigue estando peor visto que una persona tenga herpes genital a que tenga herpes oral, incluso cuando pueden observarse las heridas? Tener una ITS debería tener el mismo estigma que tener un resfriado: esto es, ninguno.

Las suposiciones sobre el estilo de vida o el comportamiento sexual de una persona y la vergüenza por el contagio alimentan y agravan la tendencia al alza sobre ITS y jóvenes. Los profesionales de la salud deben procurar una actitud abierta y no estigmatizante para llegar a los más jóvenes. Debe prevalecer la comprensión y no la culpabilización o el paternalismo.

Además, es importante crear espacios educativos y de consulta confiables, inclusivos y confidenciales, especialmente cuando se trata de poner el foco en los adolescentes. Los centros municipales de planificación familiar están prácticamente desapareciendo y en las consultas de atención primaria, muchos adolescentes aún siguen siendo acompañados por sus padres. Las intervenciones de educación sexual en centros educativos prescinden mayoritariamente de servicios de consulta privada en el propio centro. Estas situaciones ponen sobre la mesa lo complicado que es actualmente procurar ya no solamente la confidencialidad, también un espacio accesible y un ambiente de confianza.

«Actualmente es complicado procurar ya no solamente la confidencialidad, también un espacio accesible y un ambiente de confianza»

El estigma público, por parte de las propias parejas, de las familias o de desconocidos es un aspecto que tampoco debe desmerecerse, pues puede impactar negativamente en la autoestima y estabilidad emocional de la persona que se ha infectado. Nadie etiquetaría cruelmente a una persona que acaba de ser diagnosticada de cáncer y, en cambio, parece que mucha gente se ve legitimada para juzgar los hábitos sexuales y de salud de quien tiene una ITS, ya sea curable o cronificada. La preocupación por las ITS debe depurar la idea de que estas funcionan socialmente como una letra escarlata.

No es necesario recordar que vivimos en un momento donde el sexo casual se ha popularizado, existe una mayor presencia de la sexualidad en los contenidos culturales y la pornografía está a golpe de clic. Hombres y mujeres presentan asimismo menos inhibiciones a la hora de demandar encuentros eróticos en las aplicaciones de citas y las secciones de muchos periódicos y publicaciones online cuentan a día de hoy con artículos muy explícitos sobre sexo. Nada de esto está mal.

Si nuestras prácticas eróticas son consensuadas, conscientes y deseadas, hay un cuidado de la salud y no se pone en riesgo a la persona o personas involucradas, bienvenido sea. Ni la promiscuidad ni la monogamia consecutiva ni el sexo casual son algo sucio. Lo sucio es avergonzar a las personas para controlar su vida sexual, sobre todo cuando su comportamiento erótico o su ética relacional es distinta a lo que moralmente se ha considerado «bueno» y «adecuado». Humillar a las personas o juzgarlas por sus decisiones sexuales influye en las acciones de estas personas para prevenir ITS, demandar ayuda y recibir atención sanitaria. En el contexto analizado, no vendría mal recuperar campañas como «Póntelo, pónselo» y aumentar la inversión en los recursos de salud pública, pero también liberar a las personas de la desinformación, la vergüenza y el estigma.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

La belleza nos hace libres

Víctor Lapuente

No solo queremos a la persona más apta: la búsqueda de la belleza nos atrae como algo connatural al ser humano.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME