La formación como palanca para un futuro igualitario

Artículo

Rafael Hernández

@RafaHSchez

Ilustración

Marco Kindler von Knobloch

Es importante recordar que en España las personas con discapacidad representan una parte significativa de la población. Según el Informe del mercado de trabajo de las personas con discapacidad, elaborado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el conjunto de población con discapacidad que está en edad laboral supone un 6,31%. El mayor número de personas con discapacidad se concentra en el grupo de 45 a 64 años (72,27%), en el que las personas inactivas duplican a las personas activas. Ese desequilibrio también se observa en el grupo de menores de 25 años, donde el porcentaje de población inactiva se eleva al 80,29%.

El contexto socioeconómico, la falta de experiencia y la desconexión entre la formación y las demandas empresariales hacen que las personas con discapacidad se encuentren en una situación especialmente complicada.

La mayoría de los jóvenes con discapacidad desean encontrar empleo en el mercado abierto, en empresas ordinarias donde puedan colaborar con profesionales con y sin discapacidad. Sin embargo, además de las dificultades que ya afrontan las personas de su edad, tienen que cargar con el estigma y los prejuicios asociados a la discapacidad, que siguen existiendo en el imaginario social y que les asocia como profesionales con capacidades inferiores, más costosos o menos productivos.

Según el informe Jóvenes con discapacidad, motor de futuro, elaborado por Fundación Adecco en colaboración con Wärtsilä, los jóvenes con discapacidad tardan dos años de media en encontrar empleo, el doble que su generación, que se sitúa en los 12 meses. Además, la mujer joven con discapacidad sufre una triple discriminación en el ámbito laboral, debido a la persistencia de estereotipos de género, discapacidad y edad, que repercuten de manera directa en sus oportunidades de desarrollo profesional.

La importancia de la formación

Los datos revelan que, aunque persisten obstáculos, la formación y el apoyo personalizado pueden marcar una diferencia significativa y derribar muchas de las barreras que siguen ocasionando desigualdad entre las personas con discapacidad. Un ejemplo son las iniciativas que la Fundación Adecco desarrolla en el marco de su proyecto #EmpleoParaTodas las personas, dirigido a la inclusión laboral de esta población. Con este fin, la entidad pone en marcha formación y orientación dirigida a personas con discapacidad de todos los niveles formativos; por ejemplo, Cantera de Talentos —programa dirigido a la capacitación de personas con discapacidad intelectual—, Proyecto Unidos —becas para estudiantes universitarios o de Formación Profesional— o Empleario —una plataforma de formación online para la adquisición de competencias digitales—.

Los jóvenes con discapacidad tardan dos años de media en encontrar empleo, el doble que su generación

Con estas iniciativas se persigue acercar a las personas con discapacidad a los nichos de empleo emergentes, equiparándolas en formación con el resto de la población, bajo la premisa de que todos merecemos encontrar un empleo digno y sostenible en el tiempo. La Fundación ofrece programas de formación adaptados a las necesidades específicas de cada persona, de modo que pueda adquirir las habilidades necesarias para competir en el mercado laboral, sin que su discapacidad sea una barrera o condicionamiento.

No en vano, el empleo se convierte en un vehículo fundamental para normalizar la vida de las personas con discapacidad y evitar la exclusión social, un ambicioso fin para el que el proyecto #EmpleoParaTodas las personas actúa sobre dos áreas esenciales: demandante de empleo y empresa. Por un lado, a través de un equipo de consultores expertos que orientan, forman y acompañan a las personas con discapacidad para que puedan encontrar un empleo en el periodo más corto posible; y, por otro, orientando a las empresas para convertir la contratación de personas con discapacidad en una oportunidad para crecer y ser más competitivas.

En un mundo que valora de forma creciente la igualdad y la inclusión, la formación se convierte, por tanto, en un catalizador para un mejor futuro, donde todas las personas, sin importar sus habilidades o discapacidades, puedan alcanzar su máximo potencial.