Siglo XXI

Las mentes enriquecidas en el extranjero tienen la clave para transformar el país

Una generación de expatriados españoles con décadas de experiencia trabajando fuera del país está regresando a casa. De cómo se gestione ese retorno y las estructuras necesarias para que conecten sus conocimientos y experiencias, multiplicando su impacto, puede depender el futuro.

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27
febrero
2024

«Misteriosos grupos de hombres a caballo recorren los caminos de Grecia (…) Para cumplir su tarea deben aventurarse por los violentos territorios de un mundo en guerra casi constante. Son cazadores de presas de un tipo muy especial (…) Libros. Buscaban libros».

Las poderosas líneas con las que Irene Vallejo arranca El infinito en un junco (Siruela) son algo más que un recordatorio de que el conocimiento es poder. Son toda una advertencia. Más de dos milenios después de que la dinastía de los Ptolomeos construyera la biblioteca de Alejandría para intentar concentrar toda la sabiduría de su tiempo, el mundo vive un punto de inflexión que va a determinar quién lo domina en los próximos cien años.

El mundo vive un punto de inflexión que va a determinar quién lo domina en los próximos cien años

Estamos ante la mayor expansión internacional de la historia del ser humano. Nunca antes hubo una mayor integración de culturas y experiencias. Y por eso el viejo sueño de los faraones vinculados a Alejandro Magno, que es el mismo de los emperadores de Roma, o de los duxes venecianos, tiene hoy más valor que nunca: como bien saben en Estados Unidos, una superpotencia construida sobre la mezcla de culturas, los países que mejor sepan emplear el talento de sus ciudadanos, explotando sus conocimientos para adaptarlos a sus retos y necesidades, serán los que mejor se preparen para el futuro y capturen las posibilidades que abre la sabiduría global.

En este contexto, España tiene una oportunidad única. Siguiendo el camino que emprendió el nobel Severo Ochoa, una generación de expatriados españoles con décadas de experiencia trabajando fuera del país está regresando a casa. Son ingenieros, científicos, tecnólogos, programadores, arquitectos o artistas. Han hecho las américas, han crecido como personas y profesionales, y están de vuelta, o podrían volver. El regreso de este capital humano de valor incalculable es una oportunidad para todos. De cómo se gestione ese retorno y las estructuras necesarias para que conecten sus conocimientos y experiencias, multiplicando su impacto, puede depender el futuro.

Porque ellos, como todos los talentos extranjeros que incorpore el país, tienen la capacidad de poner los cimientos del porvenir, y de sembrar las semillas del éxito que recogerán las próximas generaciones.

Para que eso ocurra hay que conectar esos nuevos nodos formados por los expatriados retornados y los profesionales extranjeros recién llegados con los ya existentes. El que ha trabajado fuera enriquece los debates sociales, y aporta soluciones innovadoras, frescas, y rompedoras. Si se le escucha y se le deja hacer.

Hay que conectar esos nuevos nodos formados por los expatriados retornados y los profesionales extranjeros recién llegados con los ya existentes

Porque si vuelven, pero los dejamos solos, sin escucha, o conexiones valiosas para su trabajo, el país no se beneficiará: apenas generarán un impacto en su círculo más cercano. En cambio, si los conectamos entre sí, y con quienes toman decisiones, esa transferencia de experiencias tendrá un impacto transversal, y matricial, que afectará a toda la sociedad, de lo privado a lo público, pasando por el sistema educativo. Como si de un cerebro se tratara. Una neurona sola no hace nada, pero conectada, controla un sistema complejo entero.

Ahí está el reto. Hay que romper los muros tradicionales y conservadores que rigen una nación desde arriba. Hay que abrir las puertas de los despachos y conseguir que sus experiencias sean integradas. Porque el siglo XXII se construye ya, y España, al igual que muchos otros países, tiene el potencial para estar en la vanguardia si aprovecha el talento de esos expatriados y extranjeros que, como aquellos jinetes enviados por el faraón, llegan cargados de conocimientos.


Fernando Domínguez Pinuaga es vicepresidente de SandboxAQ.

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