Sociedad

Las segundas oportunidades: una nueva ocasión para hacerlo mejor

Todos deberíamos tener derecho a equivocarnos y a disfrutar de una segunda oportunidad, pero el miedo al fracaso impide, en muchos casos, que ejerzamos ese derecho.

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22
enero
2024

Lo repiten todos los gurús del mundo de los negocios: «Fracasa más, fracasa mejor» o «si no lo logras, inténtalo de nuevo». Es probable que se haya convertido en un cliché, y sabemos que, económicamente, no todos pueden permitirse fallar, pero en lo que sí estaríamos de acuerdo es en que tenemos derecho a equivocarnos, a cambiar de rumbo, a sacar conclusiones de lo ocurrido e incluso a intentarlo de nuevo y errar otra vez.

Sin embargo, cuando hablamos de segundas oportunidades solemos pensar en aquellas más exitosas. Nos imaginamos a Pedro Sánchez consiguiendo la presidencia dos años después de que lo forzaran a dimitir como secretario general desde su propio partido. O a Michael Jordan retirándose del baloncesto, haciendo sus pinitos en el béisbol, y volviendo a triunfar como jugador de baloncesto. Incluso puede que recordemos alguna de esas historias más o menos anónimas de profesionales de éxito a los que sus profesores del colegio habían catalogado como inútiles unos cuantos años antes.

Al final, es importante motivarnos, porque equivocarse puede ser una oportunidad de aprendizaje y el punto de partida hacia una vida mejor, pero (salvo los gurús empresariales), la mayoría preferiríamos ahorrarnos esa parte de fracasar, poner en duda nuestra valía y creer que estamos abocados a una vida de desastre. De hecho, incluso entre los hombres y mujeres de negocios, este es el miedo más común y que más hace que pierdan el sueño por la noche, según una encuesta a CEO efectuada por Norwest en 2018.

Equivocarse puede ser una oportunidad de aprendizaje y el punto de partida hacia una vida mejor

El miedo a fracasar tiene muchas causas distintas. Según los psicólogos juega un papel clave el sesgo de aversión a la pérdida: es decir, a la hora de valorar los distintos escenarios, damos más peso a las consecuencias negativas que a las posibles ganancias. También tiene un componente social, de ahí que, según algunas investigaciones, el miedo a hablar en público sea superior al miedo a la muerte.

Como explica el profesor Martin Covington de la Universidad de California en su libro Making the Grade, el miedo al fracaso está directamente relacionado con nuestra autoestima. Defiende que para tener una buena autoestima necesitamos creernos competentes y convencer a los demás de ello. Fracasar en nuestro desempeño, por lo tanto, impactaría directamente tanto en la imagen que tenemos de nosotros mismos como en la que proyectamos.

En cualquier caso, es fundamental reconocer la importancia del derecho a cometer uno (o muchos) errores y a tener una nueva oportunidad porque, al final, el miedo a fracasar nos lleva en muchos casos a evitar un cambio que acabaría siendo beneficioso para nosotros. Esto lo podemos ver, especialmente, cuando debemos tomar una decisión sobre nuestra vida que sabemos será interpretada como un fracaso. No vamos a decir que esto sea lo más complicado a la hora de dejar un trabajo que no nos hace felices, divorciarnos de una pareja a la que ya no queremos, o abandonar unos estudios que se nos están atragantando, pero sí es una piedra más en el camino.

En España, alrededor del 15% de los matrimonios son en segundas nupcias, una cifra que va en aumento

Superar ese miedo es casi siempre buena idea. Después llegarán nuevos proyectos aún más ilusionantes. En España, por ejemplo, alrededor del 15% de todos los matrimonios son en segundas nupcias, una cifra que va en aumento. Una nueva oportunidad al amor después de habernos «equivocado» en el primer intento. Si acudimos a las estadísticas, este segundo matrimonio tiene aún menos posibilidades de ser un éxito (si interpretamos éxito como durar para siempre) que el anterior, pero, ¿debería eso frenarnos a la hora de volver a intentarlo? Lo que es más, hay incluso quien decide volverse a casar con la misma persona de la que ya se había divorciado. Es el caso de Jean-Claude Van Damme y Gladys Portugues (casados entre 1987 y 1992, y de nuevo en 1999) o de Melanie Griffith y Don Johnson (casados en 1976, y de nuevo entre 1989 y 1996), entre otras muchas parejas, famosas y anónimas.

Si vamos más allá del caso individual, como sociedad también es fundamental construir un relato que legitime la necesidad de las segundas oportunidades y dotarlo de las herramientas necesarias para sostenerlo. Lo vemos en el caso, por ejemplo, del fracaso escolar. En España, el 26% de los jóvenes de menos de 30 años no han acabado la ESO (frente al 12,2% de media de la UE). Como explica Dan E. Inbar en el artículo «Second chance in education: principles and rituals»: «El sistema educativo en general, y las escuelas en particular, deberían asumir la responsabilidad de incluir el derecho a intentarlo de nuevo como uno de sus objetivos educativos básicos».  Asegura, además, que esta segunda oportunidad debería ser verdadera, y no simplemente, otra ocasión para repetir paso por paso el primer intento (y obtener, por lo tanto, el mismo resultado), y que no debería, además, tener un enfoque punitivo.

Un estudio realizado por el profesor neozelandés Lance King llegó a la conclusión de que el alumnado con buenos resultados académicos tenía una visión del fracaso muy diferente a la de los «malos» estudiantes. Mientras que los primeros pensaban que el fracaso era algo temporal y que aportaba información sobre la tarea realizada, los segundos lo veían como algo definitivo, y que revelaba algo sobre ellos mismos y su personalidad. Aunque la visión del fracaso como algo positivo o negativo no sería una causa del mejor o peor desempeño sino, probablemente, una consecuencia, se ve claramente la necesidad de «resignificar» el concepto de fracaso y convertirlo, realmente, en una posibilidad de mejora.

Como en el juego de la oca, caer en la casilla de la muerte no significa que todo haya acabado, sino una nueva oportunidad para empezar desde el principio y lograr un resultado diferente.

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