Siglo XXI

Mapeando la Vía Láctea

Gaia es una de las mayores misiones espaciales de la Agencia Espacial Europea (ESA) y entre sus objetivos está mapear los objetos estelares de nuestra galaxia. Los hallazgos que encuentre el equipo de la Universidade da Coruña podrían cambiar nuestra forma de ver el cosmos y la vida en la Tierra.

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20
diciembre
2023

La Vía Láctea es nuestro hogar en un universo ilimitado y en constante expansión. Se sabe que tiene forma de espiral y que está formada por estrellas, supernovas, nebulosas, energía y materia oscura. Desde el comienzo de los tiempos ha habido mitos sobre su existencia, pero hace solo algunos siglos que el conocimiento científico busca evidencias sobre ella.

En 1610, Galileo Galilei la señaló desde sus observaciones telescópicas, y en 1755  Immanuel Kant la describió como «una gran colección de estrellas unidas por la gravedad mutua». Pero no fue sino hasta los años veinte del siglo XX cuando Edwin Hubble aportó evidencia conclusiva de su existencia. Desde entonces, han sido muchos los países y agencias espaciales que se han dedicado a explorar, conocer e indagar en su poder explicativo para nuestro planeta y el cosmos.

Gaia es un satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) que tiene como objetivo mapear de forma tridimensional la Vía Láctea y más allá, con una precisión sin precedentes a partir de la detección de movimientos, luminosidad, temperatura y composición de los diferentes elementos espaciales. Esta misión es, por tanto, el censo estelar más importante hasta la fecha, que permitirá conocer cuestiones como el origen, razón de estructura e historia evolutiva de nuestra galaxia. Se calcula que la información que se obtendrá de este proyecto es 50 veces mayor a la que tenemos hasta la fecha.

El equipo del CITIC desarrolla el software que permite clasificar las estrellas y los objetos estelares

Y todo esto está pasando en España. Los investigadores del Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones (CITIC) de la Universidade da Coruña son los encargados del desarrollo del software que permite clasificar las estrellas y los objetos estelares, verificar sus datos, desarrollar técnicas y divulgar los resultados de los hallazgos que se van obteniendo. Es, por tanto, un rol fundamental para el conocimiento mundial. Liderado por la astrónoma Minia Manteiga y el profesor en inteligencia artificial Carlos Dafonte, el equipo está compuesto por más de 450 científicos e ingenieros de 20 países y más de 100 universidades e institutos de investigación europeos.

Pero la Agencia Espacial Europea no es la única que tiene la misión de conocer mejor nuestra galaxia. Un equipo del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics publicó el pasado enero los resultados de su Dark Energy Camera Plane Survey en The Astrophysical Journal Supplement Series. Los resultados presentaban una indexación de los objetos celestes de la galaxia, y muchos han afirmado que se trata del mayor catálogo de estrellas jamás reunido. A modo divulgativo, algunos lo llamaron una «selfie espacial», por la capacidad de la cámara para captar los detalles más precisos –y preciosos– de nuestro entorno galáctico. Otra de las grandes misiones de esta iniciativa espacial es conocer en mayor profundidad la realidad del polvo estelar que se encuentra entre los diferentes elementos de la Vía Láctea, resolviendo así algunas de las dudas que llevan años esperando una respuesta científica.

Como suele pasar con las cuestiones relacionadas con el espacio, existe una gran competencia entre países, iniciativas y centros de investigación sobre quién será el primero en llegar más lejos y tener el descubrimiento más impresionante. Al mismo tiempo, la carrera para ver quién hace la mejor fotografía y un mapeo espacial más completo tiene también la ventaja de forzar a los equipos a ser más ambiciosos y destinar más recursos para conocer lo que se adentra en la oscuridad del universo.

Y aquí radica la gran pregunta: ¿por qué intentar conocer lo que pasa más allá de nuestro planeta? ¿Qué cambios en nuestra forma de ver el mundo podrían significar estos descubrimientos? Aún más, ¿qué podría revelar un nuevo mapa de la Vía Láctea sobre nuestra vida en la Tierra?

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