El resurgir de los oficios tradicionales

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Laura Calonge

@Lauracalc

Pastoreo con drones, vinos biodinámicos, carpintería ecosostenible… Estos son algunos ejemplos de oficios tradicionales que se han estado recuperando y que, gracias a la tecnología, pueden mantener su vertiente artesanal con la introducción de materiales o técnicas innovadoras que igualan e incluso mejoran su producción tradicional.

Ante los cambios en los sistemas de producción, suelen aparecer oficios que sustituyen a los antiguos, como sucedió con la Revolución Industrial, cuya irrupción en el siglo XIX provocó un éxodo masivo del campo a las ciudades. Al pasar de una economía agrícola a una industrializada y necesariamente urbana, la mecanización y la producción a gran escala provocó que se fueran abandonando oficios tradicionales que en muchos casos requerían de un entorno rural: pastoreo, viticultura, pesca, cestería… ¿Quién iba a decir que sería la actual revolución tecnológica, con la llegada de los medios de producción digitales, la que rescataría los oficios tradicionales del olvido?

Muchos son los motivos por los que ha surgido un renovado interés en estos oficios tradicionales entre las nuevas generaciones y, contra todo pronóstico, han recuperado esos oficios tradicionales que sus padres no quisieron seguir. Puede que implique un éxodo inverso –de la ciudad al entorno rural– para huir de las pantallas del ordenador y el estrés de las oficinas hacia un lugar ideal para practicar la «slow life». Pero, también, la ecología y la sostenibilidad son valores que resuenan en las nuevas generaciones, por lo que el producto de proximidad en el cual la manufactura corre a cargo de uno mismo, se antoja una ocupación atractiva.

En España, donde existe una reconocida tradición gastronómica, es fácil que una gran parte de los oficios rentables se aglutinen en la producción de alimentos y vinos artesanales. Desde el producto gourmet hasta la denominación de origen, hay una serie de profesionales que han dado a sus productos prestigio internacional recuperando técnicas locales apreciadas dentro y fuera de sus fronteras.

Algunos oficios de creación manual están viendo aumentar el interés por su posibilidad de personalizar el producto

Por ejemplo, la tradición quesera asturiana ha dado lugar a diferentes tipos de quesos, algunos de los más caros del mundo. Es el caso del queso Gamonéu del Puerto, cuya elaboración totalmente artesanal ha pasado de generación en generación entre los pastores de los Picos de Europa; se elabora en cabañas y se madura en una cueva. Solo pocas personas conservan la manera tradicional de elaborar este queso exquisito, que requiere un largo proceso hasta que está listo para la venta.

Asimismo, el extremeño José Luís Martín, conocido como el «gurú de los quesos», pasó de un cargo comercial en Ericsson a construirse una quesería bioclimática enterrada con la que empezó a ganar premios con sus quesos de autor, y su éxito se ha mantenido con los años, siendo, además, asesor y conferenciante internacional.

En el caso del pastoreo, se están llevando a cabo diversas acciones para proteger la ganadería extensiva, que al mismo tiempo ayuda a preservar los montes. Las escuelas de pastores que existen en distintos puntos de España ofrecen formación que va desde los 6 meses hasta los 2 años, donde los futuros pastores aprenden materias como gestión de pastos, alimentación y salud animal y comercialización de los productos. Incluso promueven iniciativas para el relevo generacional, poniendo en contacto a pastores próximos a la jubilación con jóvenes que quieren iniciarse en el oficio.

Las redes sociales han ayudado a difundir y dar a conocer el día a día de muchos oficios tradicionales, incluso haciendo populares a sus protagonistas. Es el caso de Rogelio Santos, un pescador coruñés y activista con más de 35.000 seguidores en Instagram, al que se conoce como «el pescador influencer» por sus vídeos en los que no solo explica el gaje de su oficio de pescador, sino que también aprovecha sus dotes de comunicación para concienciar sobre la preservación del mar y la pesca sostenible.

También la carpintería y la ebanistería son oficios que se están recuperando con fuerza, gracias al interés por los materiales ecológicos y una manera de entender la decoración como parte de una cultura que prefiere los materiales orgánicos, por su calidez y personalidad.

Dentro del trabajo con la madera, la tonelería parece estar en racha gracias a las modas –los toneles a modo de mesa dan solera a bares y bodegas– y el siempre activo negocio del vino. Es el caso de la Tonelería Martín, en la Rioja, un negocio familiar fundado en 1960 que utiliza métodos artesanales para construir las barricas de madera que también exportan al extranjero y con un volumen de negocio en continua expansión.

La alfarería también se ha renovado con nuevos talentos que se ayudan de las redes sociales para vender sus piezas y dar a conocer sus creaciones de autor: materiales y formas orgánicas, colores naturales, o la reinterpretación de la tradición mediterránea y el fomento de la economía circular, que forma parte, por ejemplo, del trabajo de la ceramista Ana Illueca.

En definitiva, la lista de talentos en oficios que trabajan con lo tradicional y lo orgánico sigue ampliándose, quizá porque lo natural siempre resulta atractivo.