Siglo XXI

La ola del cibercrimen

Hoy en día, uno de cada cinco delitos en España se comete en la red. Con un crecimiento del 352% en los últimos años, ¿a qué se debe el aumento exponencial de los robos en línea?

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06
noviembre
2023

Los ciberdelitos aumentaron en España un 72% el año pasado, según un reciente informe del Ministerio del Interior. En concreto, en 2022, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado contabilizaron 375.506 infracciones penales «en cuya planificación, desarrollo y ejecución resulta determinante el uso de herramientas tecnológicas, sistemas informáticos y métodos digitales de transmisión, por lo que pueden ser englobadas bajo el epígrafe de ciberdelincuencia».

Ante estos datos, el ministro Fernando Grande-Marlaska señaló que «el doble efecto de descenso de criminalidad convencional y aumento de los ciberdelitos nos ha llevado a un punto de inflexión: hoy, uno de cada cinco delitos en España se comete en la red». La inmensa mayoría de estos son fraudes o estafas informáticas, tipología en la que encajan 336.778 de las infracciones registradas, casi el 90% del total, según las cifras del ministerio.

Como demuestran los números, en los últimos años, la ciberdelincuencia no ha parado de crecer. De hecho, si comparamos los datos del pasado año con los de 2015 se puede observar aún más el crecimiento, con un incremento del 352%. Y, al parecer, los motivos son varios.

Evolución tecnológica

El rápido avance de la tecnología ha sido un factor clave en el aumento de los ciberdelitos. A medida que las empresas y la gente dependen cada vez más de la tecnología, los delincuentes han encontrado nuevas oportunidades para explotar las vulnerabilidades online.

En 2022, los ciberdelitos aumentaron un 72% en España

«Esto provoca que el número de posibles objetivos se amplíe muchísimo, y por tanto las posibilidades de que alguien caiga en una estafa», explica Iñigo Pascual, responsable de la Sección Central de Delitos en Tecnologías de la Información de la Ertzaintza. La proliferación de dispositivos conectados a internet, la expansión de la nube y la creciente adopción de sistemas de pago en línea han ampliado el campo de juego para los atacantes.

Falta de educación digital

A pesar de la creciente importancia de la seguridad informática, muchas personas y organizaciones siguen sin estar adecuadamente educadas en el ámbito digital. La falta de conciencia sobre las amenazas en la red y las mejores prácticas de seguridad dejan a los individuos y las empresas vulnerables ante los ataques cibernéticos.

Asimismo, la ingeniería social, en la que los delincuentes manipulan a las personas para obtener información confidencial, sigue siendo una táctica efectiva. Las estafas de phishing, por ejemplo, continúan siendo una forma común de ataque online, a menudo explotando la falta de conocimiento sobre cómo detectar mensajes fraudulentos.

En este punto no se debe olvidar la cuestión de la edad. A este respecto, Pascual señala a Crónica Vasca: «Todos entendemos que los jóvenes son nativos digitales; utilizan las redes sociales e internet desde que nacen. Pero hay gente más mayor que se ha visto obligada a utilizarlo sin tener conocimiento, por ejemplo para conectar su banco a través de una app o para solicitar servicios a través de internet».

La capacidad de ocultar la identidad y utilizar servicios de red privada virtual ha hecho más difícil el rastreo

Facilidad de delinquir en la red

El responsable de la Ertzaintza también apunta a la facilidad que existe en la actualidad para delinquir en internet. Pascual explica que antes era un trabajo arduo para el delincuente, ya que tenía que tener unos conocimientos técnicos altos, pero actualmente se ha convertido en un trabajo para el que no necesitan saber tanto. Ahora mismo pueden comprar todo lo necesario y «hacerse con un kit» para delinquir en la red por 500 dólares. «Los técnicos que se dedican a la ciberdelincuencia han descubierto que es más rentable para ellos generar unas herramientas, que otros cometan los delitos y quitarse ellos de problemas», explica.

A ello hay que sumarle que la naturaleza relativamente anónima de internet facilita que los delincuentes online escapen de la detección y el enjuiciamiento. La capacidad de ocultar la identidad detrás de pseudónimos y utilizar servicios de red privada virtual (VPN) para ocultar la ubicación física ha hecho que sea más difícil rastrear y atrapar a los delincuentes cibernéticos.

Y más allá de los delitos económicos, este anonimato también ha llevado a un aumento en el comportamiento irresponsable y dañino en la forma de ciberacoso. Las consecuencias de las acciones en la red pueden parecer menos reales para algunas personas, lo que las lleva a cometer actos que no cometerían en el mundo real.

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