Innovación

Idealismo artificial: el sueño de Diderot y d’Alembert

Algunos investigadores sugieren que la Torre de Babel del Génesis era el zigurat de Etemenanki, erigido en Babilonia antes del siglo XVIII a.C. en honor del dios Marduk. De ser cierto, pasaron ¡36 siglos! desde que Yahvé confundió a los hombres hasta que Diderot y d’Alembert lanzaron su Encyclopédie. Desde entonces ya no se puede confundir a los humanos: todo lo que tienen que saber está recogido y clasificado.

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23
noviembre
2023
Imagen generada por inteligencia artificial.

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El «Ideal Enciclopédico» es uno de los pilares de la Ilustración (Enlightenment en inglés, de llevar la Luz a quién está en las tinieblas). La Encyclopédie tiene una entrada «Encyclopédie», donde definen su objetivo como: «Recoger todo el conocimiento desperdigado por la superficie de la tierra, para mostrar el sistema general a las personas con las que vivimos; y transmitirlo a las personas que vendrán después de nosotros; para que así, el trabajo de los siglos pasados no sea inútil para los siglos venideros, y nuestros descendientes, al estar más instruidos, sean más virtuosos y felices».

Diderot y d’Alembert no hicieron el primer «diccionario», ni el primer «compendio». No fueron los primeros en afirmar que se es más feliz por estar instruido, ni tampoco los primeros en recopilar conocimiento, compartirlo y legarlo a las generaciones venideras. El ser humano lleva recopilando, compartiendo y legando conocimiento desde que aprendió a escribir; las 24 tablillas Urra=hubullu contienen glosarios de términos en sumerio y acadio, y datan del 2.300 a.C.

Lo relevante de la Encyclopédie es que quiere ser sistemática y exhaustiva (recoge términos de todos los dominios de conocimiento de la época: matemáticas, botánica, filosofía, historia, arte…), racional (no dogmática) y universalmente accesible (redactada para que el conocimiento llegue a personas de cualquier clase social, siempre que sepan leer).

El siguiente salto relevante nos lleva a la Encarta de Microsoft, año 1993, que ocupaba un CD-ROM, tenía buscador y además habilitaba que las entradas se relacionasen unas con otras mediante hipervínculos. Y luego al 2001 para que la Wikipedia propusiera un modelo abierto de contribución descentralizada, permanentemente actualizado.

De la Enciclopedia del s. XVIII damos el salto a la Encarta, Wikipedia y la inteligencia artificial generativa

Aun así, la forma que habíamos encontrado de acceder al conocimiento se basaba en entradas (o lemas). Antes tienes que saber qué entrada consultar para llegar a ella. Un buscador/indexador es una mejora: ayuda a encontrar la entrada que corresponde a una pregunta, pero el resultado es el mismo.

Llegar a una «entrada»

En una tablilla de cera, o en una página web. Para saber algo, consultamos conocimiento presentado como afirmaciones, recogido bajo una entrada, recopilado por alguien que ha contribuido con su conocimiento, demostrado porque aporta referencias, y estructurado de una forma concreta (decidida por quien redacta).

El siguiente salto relevante lo trae la inteligencia artificial generativa: no accedemos a una entrada pre-escrita, la entrada se escribe al momento, en tiempo real, según la pregunta que hacemos al interpelar al modelo para acceder a un conocimiento concreto. Se genera usando la información clasificada en el modelo. Después, la entrada desaparece. Cada vez se genera una nueva.

Mi primera conclusión es que un LLM puede ser la materialización definitiva del Ideal Enciclopédico ilustrado. Primero, porque construye y alimenta un modelo con todo el conocimiento generado por el ser humano; segundo porque lo pone a disposición de cualquiera; tercero, porque lo mantiene actualizado permanentemente; y cuarto, porque ya ni siquiera hace falta saber leer, puedes interactuar por voz. Digo «puede ser» y no «es» porque todavía hay 2,9 mil millones de personas sin acceso a internet (que tienen más fácil leer la Enciclopedia: hay cuatro veces más personas desconectadas que analfabetos).

Dialogar con las máquinas

¿Cómo buscamos las entradas? En su visión de la Antifragilidad, Taleb explica que ciertas realizaciones tecnológicas desarrolladas por el ser humano persisten en el tiempo, sobreviven a cambios y revoluciones, porque nada nuevo las mejora. Cada año en las sesiones de Innovación del Máster actualizo la slide que compara la Silla de Hatnefer (un trono de madera del siglo XV a.C.) con el catálogo de sillas de Jardín de ese verano. Mismo diseño, 3.000 años después, muchas veces en plástico.

La innovación se implanta por oleadas porque una realización tecnológica permanece mientras no llegue otra que la supere, y la forma de superarla es mejorar la experiencia.

Volvemos a la pregunta por el acceso al conocimiento. ¿Cómo lo hacemos? Descubrimos una forma entre los tres y los cuatro años: preguntar Al Que Sabe. Ya se encarga otro de procesar nuestra pregunta, acceder a su conocimiento, y dar una respuesta. Preguntar Al Que Sabe es una maravilla porque traslada la carga cognitiva. Claro, cuando eres pequeño, papá y mamá saben responder a tus preguntas. Luego vas creciendo y ya la cosa se complica. Un día ya no tienes cerca Al Que Sabe. Acabas buscando entradas en una Enciclopedia o Wikipedia o Manual. Eso ya se les ocurrió a los sumerios, y grabaron sus tablillas de cera. Nadie vende Enciclopedias porque ocupan espacio, son incómodas de consultar, y el proceso de actualización por anexos no está bien resuelto. Pero la forma de acceso permanece desde hace miles de años: buscar una entrada.

Esta forma de acceder a la información da más trabajo. Eres tú quien tiene que encargarse de buscar la información, procesarla, relacionarla, encontrar lo que te interesaba. Si no, buscas otra entrada. Preguntar Al Que Sabe es la mejor opción por ser la más intuitiva, la que menos trabajo nos da. La más fácil.

Mi segunda conclusión es que la inteligencia artificial generativa permite llevar Al Que Sabe siempre en tu bolsillo, y preguntarle lo que quieras cuando quieras. ¿Hay una experiencia mejor? Quizá cambiar bolsillo por cerebro. ¿Llevar Al Que Sabe en el cerebro te convertirá en El Que Sabe? Tal vez sí. O tal vez solo mientras pagues la suscripción.

El problema de las esencias

Lo que nos lleva a la última cuestión, ¿quién y qué pregunta? La Mayéutica de Sócrates es un método donde el maestro hace preguntas al aprendiz, para que este descubra el conocimiento por sí mismo. Es decir, pregunta El Que Sabe. Como maestro sabe hacer la pregunta adecuada, que es más importante que la respuesta, porque hace pensar. Por eso pregunta el maestro. Claro, Sócrates tenía pocos discípulos, no sabemos con certeza cuántos, conocemos a Platón, Critias, Jenofonte, Aristipo… Asumamos entre 12 y 24.

¿Puede un profesor de instituto que enseña en 4 o 5 grupos de entre 25 y 30 alumnos cada año aplicar la mayéutica? Pues no. Su modelo de enseñanza es el mismo de la «Instrucción de Hardjedef», el primer Speculum Principis registrado en el Egipto del 2.500 a.C. Lecciones y exámenes.

Hoy los LLM son capaces de proponer qué preguntas deberías hacerles sobre un tema, de momento las más probables. En poco tiempo serán capaces de refinar las preguntas adecuadas, y entonces será tu propia inteligencia artificial de bolsillo la que te interpele. Esa que te atiende «solo a ti», y te ayudará a encontrar conocimiento por ti mismo.

Y así llegamos a la pregunta más difícil que se hace en filosofía: quitando la pregunta por Dios, es la pregunta por el Ser y el Ente. Platón fue el primero en responderla con la llamada Teoría de las Ideas, fundamental para la metafísica posterior. Este teclado con el que escribo es, porque existe, pero es también representación concreta del ente teclado. Hay algo esencial que lo hace teclado, y no tostadora.

En ¿Qué significa pensar?, Heidegger descarta las definiciones que sobre la esencia del humano habían propuesto sus predecesores. Deshecha conceptos como razón, representar, voluntad… para concluir que pensar es nuestra esencia. Pensar hace seres humanos a todas las implementaciones particulares de seres humanos. Pero no es el pensar de la simple actividad cerebral; ni el pensar de decir (algo) sobre (algo); ni el pensar lógico derivado del anterior, cuando ese (algo) que se dice corresponde con la verdad del (algo) del que se dice.

Heidegger desgrana el fragmento VI del Poema de Parménides para proponer que solo un tipo de pensar es la esencia del ser humano, el único pensar que merece la pena pensarse: el que pone de manifiesto la esencia del ser mediante su ente.

Hasta ahora había un único ser capaz de identificar un ente y definir su esencia: el ser humano.

La esencia del ser humano es que, pensando, encontramos el ente de un ser que se nos presenta/representa, por tanto, existe, y al mismo tiempo reconocemos que ese ente es también en el plano conceptual. Hasta ahora había un único ser capaz de identificar un ente y definir su esencia: el ser humano. ¿Qué es un LLM sino el catálogo exhaustivo de los entes que conoce el ser humano? ¿Cuál es la esencia de un LLM sino la de definir y comunicar la esencia de esos entes que almacena cuando se le interpela?

Si la inteligencia artificial no es solo capaz de identificar la idea esencial de los conceptos que clasifica, sino además de definirla y comunicarla, ¿cuál será entonces la esencia del ser humano?

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