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La acertada reflexión de Bill Gates sobre la inversión sostenible

Llevamos décadas de campaña anti petroleras, y muchos inversores institucionales han vendido sus posiciones en estas compañías, pero lo cierto es que las emisiones de carbono no han dejado de aumentar.

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«Hasta la fecha, la desinversión (de empresas de combustibles fósiles) probablemente ha reducido alrededor de cero toneladas de emisiones», declaró tajantemente Bill Gates para el Financial Times en 2019. Efectivamente, dejar al margen de las carteras de inversión a estas empresas, como señalaba el fundador de Microsoft, no ha tenido hasta la fecha un gran efecto en la lucha contra el cambio climático por parte del sector financiero. Llevamos décadas de campaña anti petroleras, y muchos inversores institucionales han vendido sus posiciones en estas compañías, pero lo cierto es que las emisiones de carbono no han dejado de aumentar.

Como gestores de activos y custodios en las inversiones de nuestros clientes, en Schroders coincidimos con la afirmación del magnate estadounidense de que no basta con desinvertir para promover un cambio positivo. 

De hecho, los inversores que buscan influir en las operaciones de las empresas de combustibles fósiles y de otros sectores contaminantes pueden ser más eficaces a través de otros medios como el ejercicio de la propiedad activa, basado en el diálogo y el compromiso con la compañía, también conocido como “engagement”.

Los 60 mayores bancos mundiales proporcionaron 5,5 billones de dólares de financiación a empresas de combustibles fósiles durante los siete últimos años.

Según expresó el mismo Gates: «No es que [la desinversión] haya privado de capital a los que fabrican acero y gasolina». Y estamos de acuerdo: nuestro análisis demuestra que los intentos de reducir o eliminar las fuentes de capital han tenido un efecto limitado en la reducción de emisiones. Por ejemplo, en el mercado bursátil, cuando desinvertimos tenemos dos actores: el desinversor (quien vende sus acciones de combustibles fósiles), y un comprador dispuesto a adquirir esos títulos. Las acciones cambian de manos. Por lo que la desinversión no repercute realmente en las operaciones de esas empresas, sobre todo si hay inversores dispuestos a comprarlas. 

Desde el punto de vista de la deuda, ya hay bancos comprometidos a cortar la financiación de proyectos y empresas de combustibles fósiles, pero otros siguen dispuestos a concederles préstamos; lo mismo pasa con los inversores. Los números hablan por sí solos: los 60 mayores bancos mundiales proporcionaron 5,5 billones de dólares de financiación a empresas de combustibles fósiles durante los siete últimos años, según el informe Banking on Climate Chaos, un estudio anual de una coalición de ONGs. Sin embargo, es cierto que durante 2022 hubo una caída de los préstamos y suscripciones al sector de energías fósiles frente al año anterior (668,6 millones de dólares vs. 800,9 millones en 2021). 

Hay mejores formas de proteger a nuestro planeta

Si las estrategias de desinversión no surten efecto para alcanzar una economía de cero neto, ¿qué otras opciones tienen los inversores?

En primer lugar, el compromiso con las empresas. Este recurso consiste en que las empresas rindan cuentas ante los inversores y estos sean capaces de influir en su comportamiento (para que cambie a mejor). Es un enfoque que requiere paciencia, puesto que el cambio de modelo de negocio empresarial puede llevar años. 

Otra opción eficaz para contribuir a la transición energética plena es presentar resoluciones de accionistas y el voto en contra de la dirección. El número de resoluciones relacionadas con el cambio climático ha aumentado en los últimos años.  Gracias a ellas, muchas empresas han accedido a informar anualmente sobre las emisiones de carbono o a añadir un experto en cambio climático al consejo de administración.  Además, contar con el apoyo de los inversores aumenta la influencia sobre los modelos de negocio y las posibilidades de un cambio. 

Kim Lewis: «nosotros creemos que permaneciendo invertidos y comprometiéndonos activamente podemos impulsar un cambio sostenible»

Centrarse en la oferta de capital es otro recurso al alcance de los inversores. Estos pueden influir en las operaciones de las empresas – a través de los mercados de crédito – y en los bancos que aportan capital al sector. Creemos que esta medida puede disuadir a más compañías de hacer negocio con fuentes energéticas poco limpias, que simplemente desinvertir en ellas. 

Como comentaba recientemente Kim Lewis, responsable de propiedad activa de Schroders: «Desinversión frente a compromiso era un debate muy popular hace unos años; lo cierto es que hemos dejado atrás el enfoque binario. La desinversión puede servir a un inversor para señalar su desaprobación pública o para alinearse con sus valores, pero nosotros creemos que permaneciendo invertidos y comprometiéndonos activamente podemos impulsar un cambio sostenible y, además, aumentar el valor de las empresas en las que invertimos». Es importante que las empresas que no pueden formar parte de la solución dejen de ser parte del problema. 

El sector privado, en concreto la industria financiera, tiene un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, pero no puede hacerlo solo. Los poderes públicos tienen que hacer su parte. Son las políticas públicas ambiciosas las que permitirán alcanzar el objetivo climático del Acuerdo de París de reducir a menos de 2ºC el aumento de la temperatura media global de la Tierra frente a los niveles preindustriales. Unos precios más altos del carbono, incentivos para reducir la demanda de combustibles fósiles por parte de los consumidores o la eliminación progresiva de los vehículos de combustión fósil son medidas que acelerarían la descarbonización del sistema. 


Pilar Vila es directora de comunicación de Schroders para España y Portugal.

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