Siglo XXI

Cómo transformó el mundo el Proyecto Manhattan

El fin de la II Guerra Mundial, una nueva era bélica, cambios en la geopolítica y avances en investigación forman parte del legado del proyecto, en el que tuvo un papel crucial Robert Oppenheimer.

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U.S. Department of Energy
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14
agosto
2023

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El nombre de Robert Oppenheimer resuena en todas las conversaciones y medios de comunicación desde hace unas semanas tras el estreno de la película de Christopher Nolan. La figura enigmática del físico teórico estadounidense y su genialidad científica han despertado fascinación y debate a lo largo de los años. Sin él, el Proyecto Manhattan no hubiese salido adelante tal y como lo conocemos hoy; y el mundo no hubiese cambiado de tantos modos.

El temor a que Alemania pudiera construir un arma nuclear durante la II Guerra Mundial llevó a los científicos estadounidenses a unir fuerzas y embarcarse en esta carrera contrarreloj que, como muestra la película, se llevó a cabo en secreto y se convirtió en uno de los esfuerzos más grandes y complejos de la historia. Fue el ya mencionado Proyecto Manhattan, durante el que se vio un modo de trabajo nada común en conflictos bélicos hasta la fecha.

El 16 de julio de 1945 se realizó el primer ensayo nuclear exitoso, con el que Estados Unidos supo que tenía en sus manos un arma sin igual en términos de destrucción masiva. Pocas semanas después, la bomba atómica Little Boy fue lanzada en Hiroshima, provocando la muerte instantánea de 70.000 personas. Pasadas 16 horas de la gran explosión, el presidente estadounidense Truman leyó un comunicado en el que reconocía su autoría de los hechos y amenazaba a Japón con una destrucción total si no se rendía. Los nipones no aceptaron, lo que provocó el segundo bombardeo con Fat Man en Nagasaki. Este último aceleró la rendición del país del sol naciente, poniendo fin a la II Guerra Mundial.

Un nuevo tipo de guerra

Aunque las bombas atómicas pusieron fin a la II Guerra Mundial, también dio inicio a una nueva era bélica, que se observó perfectamente durante la Guerra Fría. El mundo se encontraba sumido en una peligrosa confrontación entre dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, ambas armadas con arsenales nucleares. La amenaza de una guerra nuclear y la posibilidad de la destrucción mutua asegurada mantuvieron al mundo en vilo durante décadas.

Pero el armamento de esta clase no solo ha entrado en juego entre americanos y soviéticos. No debemos olvidar que Corea del Norte amenaza muy a menudo con bombardeos nucleares, ni la tensión que este tipo de arsenal ha generado durante la guerra en Ucrania.

Aunque las bombas atómicas pusieron fin a la II Guerra Mundial, también dio inicio a una nueva era bélica marcada por la tensión nuclear

La carrera armamentista nuclear generó tensiones geopolíticas que arrastramos hasta nuestros días, cambiando la dinámica de las relaciones internacionales. Los acuerdos de desarme y las negociaciones bilaterales y multilaterales se convirtieron en temas centrales de la diplomacia mundial.

Con la era atómica también surgió la preocupación por la proliferación nuclear y los riesgos asociados con el mal uso de esta tecnología. El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) fue un intento de limitar la proliferación de armas nucleares y alentar el uso pacífico de esta energía. Pero, a pesar de los esfuerzos internacionales para contener la propagación de armas nucleares, varios países han logrado desde entonces desarrollar capacidades nucleares, aumentando las tensiones y el riesgo de conflicto en diferentes partes del mundo.

Ciencia e investigación

Sin embargo, el Proyecto Manhattan también dejó un legado en el campo de la ciencia y la investigación. El estudio nuclear y la física de partículas florecieron, sentando las bases para avances tecnológicos posteriores. La comprensión de la estructura del átomo y las interacciones nucleares desencadenó una revolución científica que sigue en curso en la actualidad.

La era atómica trajo consigo avances tecnológicos y oportunidades sin precedentes. La nuclear se convirtió en una fuente de energía prometedora para generar electricidad de manera más eficiente y sostenible.

Igualmente, tanto la amenaza nuclear como la propia era atómica permearon la conciencia colectiva y se reflejaron en la literatura, el cine y otras formas de arte. Por ejemplo, el cine posterior a la guerra se lanzó rápidamente a tratar los dilemas morales de la era atómica. La película Seven Days to Noon (1950) es un claro reflejo, en ella un científico atómico británico, empujado a la locura por los horrores del poder que ha ayudado a liberar, amenaza con detonar en Londres un dispositivo robado si el gobierno no cierra su programa de armas nucleares.

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