«Repolinizar» España con una abeja por cada español

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José A. Cano

@caniferus

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Smart Green Bees

Pesticidas, deforestación, crisis climática, crisis del campo que acaba con los apicultores y enfermedades que se propagan más rápido que en otros tiempos están acabando con las abejas. Agricultores y ecologistas se han cansado de alertar contra lo crucial de la presencia de la abeja en nuestra ecosistema: son el principal insecto polinizador, clave para la biodiversidad e incluso en la seguridad alimentaria.

La media de reducción de su población en América del Norte y Europa se calcula en torno al 30%, en España se estima en cerca del 40%. Pero no es inevitable. Un proyecto quiere paliar este declive «repoblando» el país con 47 millones de abejas, una por cada español. Buscan ayudar así a que los apicultores a no tengan que elegir entre crear nuevas colmenas… o facturar.

Es el objetivo de Smart Green Bees, un programa impulsado por la firma tecnológica LG y que desarrolla la asociación El Rincón de la Abeja. En concreto, recuperan a la Apis meliferia iberiensis, la especie autóctona de la Península Ibérica y la única adaptada a polinizar todas las especies que habitan los campos peninsulares. El número de 47 millones es simbólico y tomado del proyecto inicial de Smart Green, el proyecto de regeneración de ecosistemas de la propia LG, y que empezó con la idea de reforestar el país con un árbol por habitante. Ahora las abejas les toman el relevo.

«En los últimos años, además de las especies invasoras y las enfermedades, en España se han vuelto más comunes otras especies de abejas, menos adaptadas al ecosistema pero más dóciles y fáciles de manejar, aunque no sean necesariamente más productoras de miel, por ejemplo», explica Paola Vecino, presidenta de El Rincón de la Abeja. «Nosotros trabajamos para recuperar la especie propia de la Península Ibérica, que es la que mantiene unas características más acordes con la flora local», explica, «pero tenemos que hacerlo vigilando también que no desestabilicemos el ecosistema que queremos recuperar».

Si alguien se pregunta cómo se cuentan las abejas, por cierto, la respuesta es sencilla: al peso. «El sistema de monitorización implica unas básculas para controlar la progresión demográficas. La abeja es un animal esencialmente diurno, así que entre las 12 del mediodía y las 12 de la medianoche existe una diferencia de peso de la que se puede deducir el número de abejas procreadoras», comenta Vecino.

Parte de la crisis de las abejas es la de la España vacia y el rural: los apicultores tienen que cerrar sus negocios o tienen problemas para trasladarlos a sus hijos, que eligen otras profesiones o se trasladan a ciudades o núcleos de población más grandes, de manera a paralela al resto del sector agrario.

En España la reducción de la población de abejas se estima en cerca del 40%

Smart Green Bees «subvenciona» que no deban elegir entre vender la miel o dejar que se expandan los enjambres. Esta decisión se produce en primavera, cuando se produce el pico de población de las colmenas y pueden crearse otras nuevas alrededor de nuevas reinas. Dejar que la población suba implica no comercializar la miel que produzcan en otoño y puede significar el cierre de un negocio pequeño. El programa busca atajar ese problema.

Los apicultores y los técnicos de El Rincón de la Abeja controlarán que la población de abejas se reintroduce «de forma sostenible». El miedo es desestabilizar aún más el entorno que se pretende recuperar, ya que se trata de «reestructurar los ecosistemas a través de una introducción y una expansión controlada de una especie en declive». El regreso de la Apis melífera iberiensis desestablizará la carga floral, los depredadores o la producción de miel, así que es necesario medirlo para que el remedio no sea peor que la enfermedad.

Actualmente Smart Green Bees está actuando en toda España, con apicultores participantes presentes en las provincias de Alicante, Barcelona, Guadalajara, Málaga, Tenerife y Valencia. El inicio del programa implicó la introducción de seis mil nuevas abejas, que esperan aumentar durante este año a 60.000. A medio plazo el proyecto tiene prevista una actuación de tres años, que al escalarse permitia alcanzar esa simbólica cifra de los 47 millones.