Siglo XXI

Los avances de la física cuántica (y sus relatos en TikTok)

Aunque la ciencia debe abrir sus puertas al público, esta apertura también tiene sus peligros. El caso de los vídeos virales sobre el entrelazamiento cuántico en la red social son un ejemplo perfecto de lo que puede llegar a salir mal.

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27
diciembre
2022

La ciencia ha sido tradicionalmente concebida como un campo desconectado a las sensibilidades humanas, preocupada únicamente por sus concepciones racionales de lo que es el ser humano, el mundo y el universo. Estos postulados, sin embargo, no podrían ser más erróneos: necesitamos una ciencia más conectada –y más difundida– con los urgentes retos de la humanidad.

A pesar de los últimos y fascinantes avances, transmitir las bondades de la ciencia no es una tarea sencilla. La complejidad que han adquirido algunos de sus campos, como la física cuántica, hace que la mayoría de la población no solamente no tenga conciencia de los progresos que se están haciendo en la materia, sino tampoco las herramientas mentales para comprenderlos. El lenguaje científico ha permitido estudiar con más profundidad algunos fenómenos, pero también ha generado una profunda desconexión con la vida cotidiana y el lenguaje de la mayoría de las personas. 

Es precisamente por esta razón –con su sencillez, brevedad y versatilidad– por lo que TikTok se ha convertido en la red social por excelencia para divulgar esta clase de conocimiento entre el público más joven (si bien sus detractores critican la red por una sencillez que juzgan excesiva). En la plataforma, por ejemplo, es posible encontrar contenidos breves y entretenidos relacionados con cuestiones cuánticas. Algunos de estos han llegado a los millones de visualizaciones, aunque no sin generar alguna polémica en el camino.

Es el caso del entralazamiento cuántico, uno de los descubrimientos más recientes de la física cuántica. La comunicación científica de este descubrimiento ha abierto algunas cuestiones muy relevantes en el campo, especialmente por su relación con el misticismo o la espiritualidad. El entrelazamiento cuántico es una propiedad de la física cuántica que resulta altamente contraintuitiva: según esta teoría, se trata de un fenómeno que se produce cuando los estados cuánticos de dos o más objetos se deben describir mediante un estado único que involucre a todos los objetos del sistema, independientemente de la distancia entre ellos. Ya en 1935, Albert Einstein describió este fenómeno como una «fantasmagórica acción a distancia», llegando a cuestionar a científicos como Boris Podolski y Nathan Rosen la validez que tenía la mecánica cuántica para describir la naturaleza. 

Los actuales descubrimientos demuestran que más allá de las teorías, la naturaleza se comporta a veces de una forma que no podemos comprender

Este año, la Real Academia de las Ciencias de Suecia ha concedido precisamente el Premio Nobel de Física a tres científicos –Alain Aspect, John F. Clauser y Anton Zeilinger– por sus progresos en el entrelazamiento cuántico y sus investigaciones  y experimentos relacionadas con la existencia de violaciones de las desigualdades de Bell o la teleportación cuántica. El trabajo de los tres científicos confirma uno de los grandes temores de la ciencia actual: más allá de los razonamientos y de las teorías, la naturaleza se comporta a veces de una forma que no podemos comprender.

Tras la publicación de los premiados, las redes sociales como TikTok se llenaron de vídeos explicando el fenómeno. Uno de los más famosos fue el vídeo de Hank Green, vlogger y autor de best sellers como An Absolutely Remarkable Thing. En el clip, Green exponía en muy pocos segundos en qué consistía el fenómeno, siendo respaldado por muchos miembros de la comunidad científica por exponer de forma resumida, clara y apta para todos en qué consistía esta teoría. No obstante, y por desgracia, no fue el más relevante: el que seguramente tuvo más eco fue el vídeo de Sami Moog, Cómo cambiar tu campo cuántico, donde el divulgador asocia la mecánica cuántica a las creencias metafísicas y las cosmovisiones espirituales, representando lo que muchos han reconocido como un ejemplo perfecto de «misticismo cuántico». Algunos científicos como Murray Gell-Mann han llegado a describir este tipo de teorías y afirmaciones como «tonterías cuánticas», pero la realidad es que, aún así, este tipo de contenidos consta entre los más virales de TikTok.

La ciencia parte de la filosofía –es decir, de la constante interrogación humana por todas las incógnitas del universo–, y aunque en las últimas décadas la ciencia ha sufrido un proceso de ultrarracionalización, sus raíces están profundamente entrelazadas con interrogaciones mucho más profundas de nuestra existencia. Aunque a veces puedan mostrar percepciones erróneas, la aparición de este tipo de contenidos en redes sociales abre la posibilidad a una concepción de la ciencia mucho más arraigada a los intereses colectivos, así como una puerta para la divulgación mucho más conectada con los debates del momento. Ciencia, espiritualidad y misticismo pueden encontrar en las redes un espacio para su reflexión compartida, lo que no evita, por supuesto, el riesgo de actitudes negacionistas capaces de hacer peligrar la delicada posición de la ciencia en el imaginario colectivo. ¿Serán las redes sociales el espacio perfecto para la divulgación de contenidos científicos o la contracorriente que niegue su rol en nuestros contextos modernos?

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