Economía

Cuatro pasos necesarios para un mayor compromiso

Los acuerdos alcanzados durante la COP27 marcan el camino adecuado, pero el ritmo a seguir continúa siendo insuficiente: debemos acelerarlo si queremos llegar a tiempo a un cambio que se antoja cada vez más esencial.

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19
diciembre
2022

No es suficiente: esa es la conclusión que muchos han sacado de la COP27. Sabemos lo que está pasando y lo que tenemos que hacer, pero aun así no asumimos nuestra responsabilidad individual.

Y como colectivo, no recompensamos de manera sistemática a aquellas organizaciones que «hacen el bien» y «evitan el daño». 

Es cierto que han surgido coaliciones para fortalecer la acción climática global, como la Red para Enverdecer el Sistema Financiero (NGFS), creada en 2017, o la Coalición de Ministros de Finanzas para la Acción por el Clima, que puede suponer un auténtico catalizador hacia la descarbonización y la resiliencia a escala que logre, al mismo tiempo, la estabilidad macroeconómica y financiera.

Una mayor reducción de las emisiones no se mencionan en el acuerdo

Pero conseguir estos objetivos sigue siendo complicado. El compromiso de los países desarrollados a destinar 100.000 millones de dólares al año a la acción por el clima no se ha cumplido, y aunque los países han acordado establecer un fondo de pérdidas y daños para ayudar a los países pobres –cuyos detalles todavía se desconocen–, el acuerdo definitivo no plantea acciones decididas acerca del cambio climático. La reducción de todos los combustibles fósiles –ya ni se habla de su eliminación gradual– y una mayor reducción de las emisiones no se mencionan en el acuerdo, sino que se hace hincapié en la captura del carbono como componente de una energía con bajas emisiones. 

A pesar de las múltiples crisis a las que nos enfrentamos, es remarcable que más de 100 altos dirigentes de diferentes países hayan puesto el foco en el cambio climático, aunque esto no es suficiente: todavía se deben definir los aspectos prácticos y los compromisos se tienen que cumplir. Hay cuatro pasos que pueden (y deben) tomarse para resolver este vacío. 

Hacia una mayor coherencia

Es esencial adoptar una conducta coherente para generar un cambio. La coherencia exige el esfuerzo tanto de los proveedores de soluciones como de los agentes capaces de implementarlas, y la COP27 sirvió de espacio para impulsar este esfuerzo. Un sencillo ejemplo: supongamos que, por término medio, cada asistente a la COP27 generó una huella de carbono de 2,2 toneladas. La iniciativa ZeroCOP27 animaba a las personas y empresas asistentes a compensar su huella de carbono mediante la compra de créditos de carbono agrícolas de Economy of Love. A través de esta colaboración, los asistentes podían compensar sus desplazamientos e invertir en la transición verde de pequeños agricultores de Egipto.

Este ejemplo es solo una de las numerosas soluciones que reconocen la interseccionalidad de los problemas y sus soluciones. 

Hacia la integridad y la rendición de cuentas

El clamor que siguió a la publicación del informe de avances de la Alianza Financiera de Glasgow para las Cero Emisiones Netas –en el que se relega la campaña Race to Zero de Naciones Unidas a uno de los numerosos órganos de verificación de los compromisos del sector financiero– ilustra el mayor control que ejercen las iniciativas voluntarias, así como la importancia de conseguir un cambio real para lograr resultados positivos. 

En marzo de este año, el Secretario General de la ONU creó un Grupo de Expertos de Alto Nivel sobre los Compromisos de Cero Emisiones Netas de las Entidades No Estatales con el fin de forjar normas más robustas y claras –así como para acelerar su implementación– relativas a los compromisos de cero emisiones netas de entidades no estatales. La decisión de la Alianza de Propietarios de Activos Cero Neto de acoger las recomendaciones de este informe es señal de que existen diferentes partes importantes del sistema financiero que se están tomando en serio sus compromisos. Es de esperar que hagan lo propio otras iniciativas voluntarias, en particular la Alianza Bancaria para las Cero Emisiones Netas.

Hacia la confianza

La oportunidad de trabajar codo con codo para resolver los problemas comunes que encarna la COP27 merece que se aborde con la debida extensión, de modo que se escuchen todas las voces y que los costes y beneficios de la transición se repartan de manera justa. Es necesario un entendimiento mutuo de las prioridades para preparar el camino hacia una acción efectiva. 

Por ejemplo, el Marco Informativo del Grupo de Trabajo del Plan de Transición del Reino Unido pone de manifiesto la importancia de conseguir un entendimiento común y sistemático de lo que se necesita para que todos los actores –desde los gobiernos al sector financiero, pasando por el mundo académico y la sociedad civil– logren un futuro neutro en emisiones de carbono. La premisa del marco es que cada uno de los partícipes se comprometa a una transición adecuada hacia la neutralidad y la resiliencia climática.

Hacia cambios más profundos

La visión común global de los pasos que es necesario dar se articula en el Acuerdo de París y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Lamentablemente, existen múltiples puntos de vista sobre cómo materializar estos objetivos. 

Cuanto mayores ventajas generen los ODS para las administraciones públicas mayores serán las posibilidades de éxito

Cuanto mayores ventajas generen estos avances para las administraciones públicas –en forma de ingresos fiscales, inversiones a escala nacional, empleo o mayores posibilidades de reelección– mayores serán las posibilidades de éxito. Más allá de los gobiernos, cuantos más criterios económicos se usen a la hora de analizar la sostenibilidad en las finanzas –sus aportaciones a la resiliencia y la estabilidad del sistema financiero–, más fácil resultará reformular las dudas sobre el deber fiduciario de las entidades financieras y su obligación de hacer el bien.

Dejando de lado a gobiernos y entidades financieras, en la COP27 había organizaciones de la sociedad civil y, muy especialmente, representantes de la juventud decididos a dar un impulso a la acción por el clima. Es el caso de Fridays for Future Uganda, que organizó un encuentro sobre juventud, género y próximas generaciones. El resultado de esta reunión se tradujo en un informe con diez recomendaciones clave dirigidas al gobierno de Uganda y los líderes mundiales sobre la necesidad de empoderar a niñas y jóvenes para que asuman un mayor liderazgo en la lucha contra el cambio climático.

Los siguientes pasos

De cara a la COP28 debemos profundizar en un entendimiento común de la sostenibilidad y la dignidad humana como valores comunes para todo el mundo. A continuación, se recogen algunos elementos que considero esenciales:

  • Un acuerdo común sobre lo que significa «hacer el bien». Nuestros esfuerzos de adaptación y mitigación y una transición justa deben verse no solo como una respuesta al desafío global del cambio climático, sino como pasos en un plan más amplio para construir un futuro informado por la Declaración Universal de Derechos Humanos y los ODS. 
  • Desarrollar una cultura global centrada en valores comunes. Además de las soluciones concretas que se están articulando debemos encontrar otras maneras de nutrir valores comunes y ponerlos en práctica.
  • Definiciones claras de sostenibilidad, modelos y herramientas contextualizadas en función de consideraciones locales. Para comunicar estos conceptos, debemos enfatizar cómo hacer las cosas y no tanto el qué hacer. 
  • La coherencia, la integridad y la confianza son las claves para acelerar la acción por el clima y proteger los recursos naturales y la biodiversidad. Todo lo demás se traducirá en resultados insostenibles.

 

En la COP27 hemos alcanzado el momentum para crear la base sobre la que estructurar nuestros compromisos. Ahora depende de todos los actores actuar con coherencia e integridad, cultivar la confianza y acelerar el cambio.


Adriana Kocornik-Mina es gerente sénior de Investigación y Métricas en la Global Alliance for Banking on Values (GABV).

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