Siglo XXI

Siga estos pasos para democratizar el algoritmo en su ciudad

¿Cómo podemos replantear la integración ética de la inteligencia artificial en el entorno urbano? ¿Y desde la sociedad civil? En el marco del programa Ciudades Globales impulsado por el CIDOB y el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, grandes expertos como Daniel Innerarity, catedrático de IA y Democracia en el Instituto Europeo de Florencia, o Carina Lopes, directora del ‘think tank’ del Mobile World Capital Barcelona Digital Future Society, reflexionaron sobre el enorme potencial democrático de los algoritmos (siempre y cuando se conciban desde la colaboración con los ciudadanos).

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21
julio
2022

Buscar soluciones innovadoras a los retos reales que comparten todas y cada una de las ciudades de España. Ese es, en pocas palabras, el objetivo de del Programa Ciudades Globales, una iniciativa del Barcelona Center for International Affairs (CIDOB) en conjunto con el Ayuntamiento de Barcelona que nació hace cuatro años en un contexto nacional e internacional de constantes cambios y desafíos, especialmente climáticos. Busca pensar nuestras ciudades desde el llamado municipalismo internacional, es decir, el intercambio de prácticas y agendas entre distintas áreas urbanas del globo.

Un buen ejemplo de ello es el Observatorio Global Urbano de la Inteligencia Artificial (GOUAI), impulsado por Barcelona, Londres y Amsterdam, que acompaña a las ciudades en la implementación ética y democrática de los algoritmos, uno de los debates más candentes y que más respuestas exige hoy en día. En este contexto, el pasado 20 de julio se organizó en la antigua fábrica de Ca l’Alier una jornada para reflexionar sobre la relación entre democracia y algoritmos, centrada en integrar la inteligencia artificial en el entorno urbano desde la sociedad civil.

¿Los algoritmos contribuyen a una gobernanza urbana más democrática? ¿Tienen las ciudades la capacidad suficiente para mitigar los riesgos morales de esta? ¿Pueden ofrecerse soluciones sin contar con la visión de la ciudadanía? «No se trata solamente de mejorar la relación entre ciudades, sino de permitir que otros organismos, como empresas y organismos públicos, aprendan de los análisis que se realicen», aclaraba Pol Morillas, director del CIDOB, nada más comenzar el encuentro.

Morillas (CIDOB): «Las empresas y los organismos públicos deben aprender de los análisis para mejorar la relación entre ciudades»

En este sentido, Marta Galceran, investigadora de la institución, presentó el Atlas sobre IA que se ha impulsado durante del primer año del observatorio, explicando que este recurso tiene la intención de recopilar las experiencias de más de treinta ciudades, pero también de seguir muy de cerca los avances de diferentes sectores en la incorporación de la IA.

Si se dan a conocer estos progresos de forma abierta, son muchos los stakeholders que pueden sentirse inspirados a mirar hacia el enfoque más ético de estas disciplinas, como se encargó de asegurar Milou Jansen, coordinadora de la coalición, quien quiso destacar además «la necesidad de comprender la digitalización como un proceso que parte de la comunidad, con una narrativa social que debe ser escrita desde todos los sectores». Como no podía ser de otra forma, la sostenibilidad, aludieron los expertos, también es parte fundamental de esta nueva visión.

Durante la presentación también se abordaron algunas cuestiones de peso sobre la transición digital y se destacaron los principales desafíos que encontramos en la gestión municipal. De hecho, Michael Donaldson, Comisionado de Innovación Digital en el Ajuntament de Barcelona, resaltó un dato «impactante»: tres de cada diez subvenciones se pierden por puro desconocimiento de quienes pueden solicitarlas, lo que evidencia la acuciante necesidad de hacer más accesible la institución a la ciudadanía, pasando de la reactividad a la proactividad.

Lopes (Digital Future Society): «Si no queremos una sociedad polarizada, debemos impulsar sistemas que comprendan mejor la realidad digital»

En esta dirección, la directora del programa CTO Team del Ayuntamiento de Amsterdam, Lydia Prinsen, enfatizó la necesidad de generar estructuras que permitan a los vecinos de las ciudades, pero también a los trabajadores de instituciones públicas, contribuir de una forma más ágil y conciliadora a la evaluación y generación de nuevas políticas que orienten a la ciudad hacia un escenario de una IA más ética e incrustada en el entramado institucional.

El encuentro, que también contó con Daniel Innerarity, catedrático de IA y Democracia en el Instituto Europeo de Florencia, y Carina Lopes, directora del think tank del Mobile World Capital Barcelona Digital Future Society, comprimió en menos de una hora una larga lista de reflexiones: la necesidad de afianzar una conexión de calidad a las redes digitales, la urgencia de cerrar brechas incidiendo en los fallos del mercado tecnológico y la posibilidad de obligación de implementar políticas públicas proactivas. En palabras de Lopes: «Si no queremos una sociedad polarizada, debemos impulsar sistemas que comprendan mejor la realidad digital».

Esa «conexión con sentido» es clave para ofrecer respuestas válidas, pero también lo es ser conscientes de los miedos de la sociedad civil. En este sentido, Colomina aprovechó para señalar el peligro del tecnosolucionismo, una tendencia que desarrollada, sobre todo, a partir de la pandemia, que lleva a muchas personas a confiar ciegamente en la tecnología como solución a todos los males. Una advertencia apoyada por Innerarity, quien incidió en la importancia de ser conscientes de que no lo sabemos todo sobre el mundo digital, ni siquiera los más expertos del sector. Una brecha conceptual en términos como la libertad, la propiedad privada o la privacidad que sigue abriéndose.

En conclusión, impulsar la reflexión sobre la relación entre algoritmos y democracia será clave para los posibles futuros escenarios de nuestras sociedades contemporáneas. Por ello, la conversación social sobre la tecnología debe incluir a todos los actores, ya que las alianzas son imprescindibles para conseguir nuestros objetivos comunes. Y, en el camino, la filosofía será fundamental para orientarnos.

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