Salud

Por qué ser hombre y estar enfermo es un tabú

Más de la mitad de los hombres considera que los problemas de salud masculinos son algo de lo que no hay que hablar, algo que muchos relacionan con el propio concepto de masculinidad. Sin que lo sepamos, ¿cuánto influyen en nuestra salud los roles de género?

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15
julio
2022

El 52% de los hombres españoles cree que la salud masculina es un tema tabú en la sociedad, percepción que incluso aumenta para aquellos que cuentan con una edad de entre 30 y 44 años. Aunque un 54% asegura que habla de temas de salud «mucho o bastante» con sus parejas, apenas un 20% lo hace fuera del entorno más estrictamente familiar o de la intimidad, como con los compañeros de trabajo o con los amigos. Lo que es más: apenas un 43% de los hombres se somete a pruebas para detectar preventivamente enfermedades, frente a un 61% de mujeres.

Son datos extraídos de la Encuesta Merck: Hombres, Cáncer y Tabúes, impulsada recientemente por la multinacional alemana de productos farmacéuticos, químicos y de biotecnología Merck con el apoyo técnico de la consultora GAD3 y en la que han participado 1.600 españoles de entre 18 y 70 años. Unos números que confirman algo ya apuntado por otros estudios: los hombres no hablan sobre salud, lo que les hace tener una peor calidad de vida. 

No es una cuestión exclusivamente española. Uno de los estudios más amplios y recientes es la Estrategia para la salud y el bienestar de los hombres en la región europea de la OMS, publicada en 2018, y que fue pionera en incluir la perspectiva de género en el tratamiento de la salud masculina. El informe señala que, aunque las mujeres tradicionalmente han tenido desventajas en el enfoque sanitario, los hombres siguen cargando con el lastre del silencio: solo acuden al médico cuando se encuentran graves, lo que hace que sus enfermedades se prevengan peor o se detecten cuando ya es demasiado tarde.

Precisamente ese mismo año las autoridades sanitarias mexicanas publicaban un informe basado en la comparativa anual de las conclusiones de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), donde arrojaban un resultado muy similar al detectado entre los varones europeos: «Acudir a los servicios de salud significa ser frágiles y no mostrar fortaleza es atentar contra su masculinidad; aceptarse enfermos implicaría menor autoridad ante la familia y la sociedad». Para muchos padres de familia mexicanos, sostenía el informe, «ir al médico era cosas de mujeres».

Los hombres tienden a ser mucho menos prudentes y cuando sufren alguna dolencia tardan mucho más tiempo en admitirlo

Las cifras que manejan entidades supranacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) son esclarecedoras: en casi todos los países del mundo, los hombres tienen mayores probabilidades que las mujeres de morir antes de cumplir los 70 años (por dos a cuatro). Además, en comparación con las mujeres, los hombres tienen una tasa de mortalidad por causas externas cuatro veces mayor. La probabilidad de morir por cardiopatías isquémicas es un 75% mayor en los hombres que en las mujeres, a lo que se suma que el 36% de las muertes en hombres son evitables, en comparación con el 19% de las muertes en mujeres. 

Esto tiene que ver con que, por educación o prejuicios de género, los hombres tienden más a repetir lo que médicamente se consideran «comportamientos inadecuados» en lo que respecta a la búsqueda de atención médica, la salud mental y la violencia, incluyéndose aquí los homicidios y los traumatismos. Dicho de otra manera: los hombres tienden a ser mucho menos prudentes en cuanto a conductas de riesgo y cuando sufren alguna dolencia tardan mucho más tiempo en admitirlo.

Y es que incluso el prestigioso Journal of School of Psychology tiene una definición para «masculinidad tóxica» que la relaciona con la salud mental: «La constelación de rasgos [masculinos] socialmente regresivos que sirven para fomentar la dominación, la devaluación de la mujer, la homofobia y la violencia sin sentido». Una idea de «ser un hombre» que está asociada a la fuerza, la falta de emociones o la autosuficiencia y que deviene en agresividad, conductas de control, hipercompetitividad, aislamiento o represión de emociones, entre otras conductas que no son solo perjudiciales para quienes tenga cerca, sino también para el propio individuo.

Pero no todo es malo: según la Encuesta Merck: Hombres, Cáncer y Tabúes, 8 de cada 10 hombres españoles cree necesario realizar más campañas de concienciación sobre la prevención de enfermedades. A ello se suma que más de la mitad de los encuestados que han sufrido algún tipo de dolencia grave afirma haber pedido ayuda psicológica. Los estudios también señalan que los programas de salud con enfoque de género o, simplemente, el aumento de la igualdad de género en una sociedad mejora espectacularmente la salud de las mujeres, pero también la de los hombres. En sociedades como la española, con una larga lista de defectos por mejorar, el avance de género está permitiendo crear hombres más preocupados y con menos miedo a pedir ayuda; hombres que, en la mayoría de los casos, son conscientes del problema.

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