Sociedad

«En la Historia no se deben crear mitos, sobre todo si es con fines políticos»

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24
junio
2022

Con más de seis décadas de trabajo como arqueólogo a sus espaldas, Eduardo Matos Moctezuma (Ciudad de México, 1940) es el gran erudito del mundo prehispánico mexicano. El descendiente del emperador mexica homónimo ha desarrollado su trabajo de campo en yacimientos tan importantes como Comalcalco, Tepeapulco, Tlatelolco o Tenochtitlán. Pero el que lleva por bandera es el Templo Mayor, cuyo descubrimiento y proyecto coordinó desde sus inicios en 1978. Ahora, Moctezuma acaba de ser reconocido con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2022, uno de los pocos galardones que faltaban en la trayectoria del gran arqueólogo del mundo azteca y por el que todavía no ha sido felicitado por el presidente de su país, Manuel López Obrador, al que el arqueólogo acusó de «manipular la historia». 


El jurado del Princesa de Asturias ha subrayado su «extraordinario rigor intelectual», que le ha llevado a «reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica» y a «hacer que dicha herencia se incorpore libre de cualquier mito». En un mundo donde parece que pesan más las fake news, ¿es la historia objetiva –al menos en la mayor medida posible– más necesaria que nunca?

Desde luego. La historia es el medio para conocer lo que fuimos, pero también lo que somos. Es más importante que nunca en esta época en la que estamos rodeados de noticias que van y vienen, algunas verdaderas, otras falsas, otras exageradas… La historia precisamente tiene el papel de centrar las cosas, de ver realmente los datos y la información que existe, para poder mostrar un panorama lo más cercano a la realidad.

¿De qué mitos nos hemos deshecho gracias a sus investigaciones? 

Precisamente se dio un caso el año pasado, en 2021, en que se conmemoraban los 500 años de la conquista de las ciudades mexicas de Tlatelolco y Tenochtitlan. Pero la fundación de la ciudad de Tenochtitlán, aunque se barajan varias fechas, fue hacia el año 1325 según la mayoría de expertos. Sin embargo, en algunas instancias gubernamentales se empezó a decir que había sido en 1321, argumentando una serie de informaciones que no se atenían a la realidad histórica. En ese momento yo expresé que no se deben crear mitos, sobre todo con fines políticos, como en este caso. Cabe destacar que, en general en todos los países, las historias locales se han ido versando con ciertos fines, como la presencia de héroes que se ensalzan pero de los que, cuando se escudriña en la historia, se ven algunos aspectos que no son verdad. Está claro que empañan y tergiversan la historia.

«En México hay una gran riqueza de vestigios arqueológicos y muchos de ellos, la gran mayoría, no han sido excavados»

¿Cuánto ha pervivido del México prehispánico?

México es un país muy rico en arqueología. Cuando me preguntan cuántos sitios arqueológicos hay allí es porque se hablaba de 100.000 o 200.000, pero yo siempre contesto: «No se preocupe con las cifras, hay un solo sitio arqueológico y se llama México». No exagero: donde vayas vas a hallar algún vestigio del pasado.  Hay una riqueza muy grande de vestigios arqueológicos y muchos de ellos, la gran mayoría, no han sido excavados. Tampoco puedes llevar a cabo excavaciones desenfrenadas por todos lados.

En los últimos años, los movimientos indígenas han brotado con mucha fuerza en Latinoamérica, pero ¿el México de hoy se parece más al prehispánico, a la herencia española o es una mezcla equilibrada de ambos legados?

Desde el momento en que se empezó a fundir la presencia europea. a través de la conquista de los pueblos originarios de México, se empezó a crear un sincretismo –genético, lingüístico y desde otras perspectivas– muy fuerte. Yo diría que el México actual, mayoritariamente, es un país occidental. Pero sí que guarda mucha raigambre indígena. Por ejemplo, en Ciudad de México, una ciudad cosmopolita con millones de habitantes, subsisten muchos términos de la lengua náhuatl, la que hablaban precisamente los mexicas. En todo el país hay alrededor de 68 lenguas indígenas, pero la que se hablaba aquí en el centro era en náhuatl, por ello en la ciudad vas a ver calles, estaciones del metro o palabras de nuestro hablar cotidiano que tiene una raíz de esta lengua.

«La arqueología nos permite evitar repetir las malas decisiones y aprender a ver las positivas»

El presidente mexicano exigió a España una disculpa pública por la conquista colombina. Hay quien afirma que debería hacerse, pero ¿realmente sigue influyendo la colonización en el México actual?

La independencia ocurrió en el siglo XIX. Los insurgentes buscaron un símbolo que uniera al país naciente con su pasado porque se consideraba que ese pasado había sido negado por España al ser destruido al momento de la conquista e imponerse un nuevo orden en todos los aspectos: religioso, económico, político, social, etc. Entonces, se buscaba esa raíz con el México prehispánico y fue el momento en que incorporaron en la bandera y el escudo nacionales el símbolo de Tenochtitlán, el símbolo del águila parada sobre el nopal devorando una serpiente. Esto es muy significativo porque se buscaba esa raíz para dar un nuevo sustento a la República que surgía entonces en el siglo XIX. Es un signo que se caracteriza precisamente por revaluar al mexica y al azteca. Pero es como Cuauhtémoc, que fue el último defensor de la ciudad de Tenochtitlán, un joven tlatoani (un joven gobernante) al que le tocó finalmente ser capturado y llevado ante las fuerzas españolas. A partir de ahí hay una presencia fuerte de lo que es ese México prehispánico. Trataron de recuperar así la historia prehispánica, pero lo cierto es que en la actualidad los vínculos están ahí y nuestra historia está entrelazada, evidentemente.

¿Cree que se menosprecia la arqueología como ciencia?

No. Pienso que en general hay países que tienen una riqueza arqueológica fundamental, que es parte de su historia, y México no es ajeno a eso.

¿Un pueblo que no conoce su pasado está condenado a repetirlo?

Una de las funciones fundamentales de la arqueología es precisamente que se conozca el pasado, la historia y todo lo que podamos saber sobre las sociedades que nos antecedieron. Esto permite no repetir las decisiones que hayan sido malas y ver las que han sido positivas.

¿Cuánto depende la arqueología de la interpretación –que, por tanto, puede ser arbitraria– del arqueólogo?

Cada arqueólogo tiene obviamente su posición teórica. En el aspecto de las técnicas son prácticamente similares en casi todos los países, pero no la interpretación y el enfoque que se le va a dar a lo que se ha encontrado.

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