Cambio Climático

Los efectos inesperados del calentamiento global

Hielo de color rosa, satélites que se aceleran por el exceso de CO2 o especies que cambian de sexo repentinamente: el planeta está respondiendo al trato que le damos los humanos, pero no siempre lo hace de la forma más convencional.

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18
marzo
2022
En la Antártida están comenzando a aparecer los ‘glaciares de sangre’, un fenómeno provocado por un tipo de alga que se cubre de rojo con el aumento de las temperaturas.

Las decisiones medioambientales que hemos tomado durante los dos últimos siglos han contribuido de forma esencial a la calidad de vida de la que se presume en algunos países occidentales. Desafortunadamente, estas vienen con un coste, y con el calentamiento global la Tierra ya ha dejado la factura sobre la mesa: más calor, más tormentas, más huracanes, una renovada propagación de enfermedades, un acelerado derretimiento de los glaciares y nuevas oleadas de extinción de especies de flora y fauna.

No obstante, estas no son todas las consecuencias; en realidad, son tan solo las consecuencias magnas, aquellas que vemos por televisión o escuchamos por la radio. En esta factura climática, al fin y al cabo, también hay una letra pequeña: son los efectos secundarios de la actividad humana que, si bien por el momento no son dañinos, sí son sorprendentes.

Hielo rosa en los Alpes

Uno de los efectos más visibles del calentamiento de mares y océanos es el crecimiento exponencial de algas marinas, razón por la que cada verano vemos un numero cada vez mayor acechando la costa mediterránea. A nosotros solamente nos incomoda el baño, pero esta reproducción descontrolada está poniendo en peligro los ecosistemas marinos. De entre todas estas plantas, se ha descubierto una que tiñe el hielo de color rosa y, aunque crea un efecto peculiar, no por ello es menos dañina.

La revista Nature publicó varias investigaciones al respecto que mostraban cómo la presencia de Ancylonema nordenski oeldi estaba coloreando algunas partes de los Alpes italianos. El efecto es espectacular, pero también nocivo: supone el oscurecimiento del hielo, lo que conlleva a una mayor absorción de la radiación solar y, a su vez, una aceleración de su derretimiento. Estas algas se han hallado también en Groenlandia, por lo que los expertos advierten que podrían contribuir –aunque no de manera excesiva– al deshielo de los glaciares.

Satélites acelerados por el CO2

El exceso de dióxido de carbono que generamos no se queda rodeando los rascacielos, en la troposfera, sino que sigue ascendiendo hasta lo más alto de la atmósfera. A unos 100 kilómetros de la superficie terrestre comienza la termosfera, donde conviven los distintos satélites y la Estación Espacial Internacional. Es ahí donde, según un estudio publicado en Nature Geoscience, algunos de estos satélites están aumentando su velocidad de movimiento. Y lo más curioso: los responsables de esta alteración son, en parte, las manifestaciones climáticas extremas y el aumento de los niveles del mar.

Algunos satélites están aumentando su velocidad de movimiento debido a las manifestaciones climáticas extremas

La razón de esta aceleración es que las moléculas de CO2 viajan desde la superficie de la Tierra hacia la termosfera, donde chocan con las moléculas de oxígeno. La colisión, a su vez, conduce a la liberación de calor al espacio exterior; en consecuencia, la capa se enfría y, al hacerlo, se contrae. Cuando esto pasa, los objetos que hay dentro se mueven a mayor velocidad: en un futuro su efecto puede llegar a generar problemas en los sistemas de comunicación e información.

 

Lagartos que cambian de sexo

Habitualmente, que un animal nazca macho o hembra depende exclusivamente de la genética de sus progenitores. Esto suele ocurrir, pero en realidad solo en los mamíferos; en muchas especies de reptiles y anfibios, el sexo de las crías está determinado por más factores, como la temperatura a la que se desarrolla el huevo: por ejemplo, de los huevos de tortuga marina incubados en arena cálida nacen más hembras; de aquellos incubados en arenas más frías, más machos.

Sin embargo, un nuevo fenómeno surgió tras las observaciones de unos lagartos apodados «dragones barbudos». Así, según los investigadores de la Universidad de Canberra, cuando estos lagartos viven bajo climas muy cálidos, algunos de ellos ignoran sus cromosomas masculinos y desarrollan partes femeninas. De hecho, llegaron a observar que los machos tenían cromosomas masculinos a pesar de que carecían de los órganos sexuales propios, apareándose con otros machos e incluso poniendo más huevos que las hembras «reales».

De estos huevos, además, solamente nacían crías femeninas. ¿Cuál es el efecto relacionado con el calentamiento global? Lo cierto es que cada año aparecen más dragones de sexo revertido, algo motivado en parte por el calentamiento global. Por tanto, en el futuro podría haber un desequilibrio entre machos y hembras que frenaría drásticamente su reproducción, conduciéndolo poco a poco a su extinción. A la espera de nuevos estudios, se ha llegado a especular que esta circunstancia pueda incluso trasladarse a otras especies.

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