Energía

Algunas cosas buenas (y otras no tanto) sobre el hidrógeno

El elemento químico más abundante de la naturaleza ha vivido un redescubrimiento como posible sustituto para los combustibles fósiles pero, antes de trabajar en su desarrollo, es importante conocer qué papel va a desempeñar exactamente en la descarbonización de la economía. Lo explicamos en cinco afirmaciones.

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12
julio
2021

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12De repente, parece que el mundo ha descubierto el hidrógeno, a pesar de que, desde la formación de la Tierra, es el elemento químico más abundante en la naturaleza. El motivo detrás de este redescubrimiento no es otro que la necesidad de recurrir a él como sustituto de los combustibles fósiles para luchar contra el cambio climático, especialmente tras las restricciones de movilidad derivadas para combatir la covid-19 que supusieron un respiro en el crecimiento de las emisiones de dióxido de carbono –aunque la reactivación del transporte ha sido la principal responsable de la vuelta a esa emergencia de reducirlas–. En este contexto, es interesante conocer cómo se genera el hidrógeno y cuál es el papel que puede desempeñar en el proceso de descarbonización de la economía. Lo haremos a través de cinco afirmaciones.

Primera afirmación: El hidrógeno es responsable de 830 millones de toneladas anuales de CO2

¿Cómo puede ser esto posible? Pues, sencillamente, porque se están utilizando combustibles fósiles para producirlo. Es el denominado ‘hidrógeno gris’. Así, reemplazar todo el hidrógeno gris mundial requeriría conectar a la red 3.000 teravatios-hora renovables de manera adicional cada año, una cifra que equivale a la demanda eléctrica actual de Europa, según la Agencia Internacional de la Energía. De hecho, el 98% del hidrógeno que se consume en el mundo –unos 70 millones de toneladas al año– proviene aún de fuentes de origen fósil y emite tanta cantidad de dióxido de carbono como todo Reino Unido e Indonesia juntos.

Segunda afirmación: La producción de hidrógeno es intensiva en el consumo de energía

Esta afirmación puede resultar contradictoria, pero no lo es. Para generar un kilo de hidrógeno (con el que un coche eléctrico de gama media podría recorrer alrededor de 110 kilómetros) se necesitan 60 kilovatios de energía eléctrica. Si el origen de esta energía que se transforma en hidrógeno son combustibles fósiles se entiende, aún mejor, la primera afirmación. La lógica indica pues que el hidrógeno solo tiene sentido como energía alternativa cuando se produce con fuentes renovables. De esta forma actúa como un acumulador natural de energía, al convertir electricidad de origen renovable en un combustible que se puede utilizar fundamentalmente en el transporte y en procesos industriales.

Tercera afirmación: Las baterías de litio son, de momento, tres veces más eficientes que la pila de hidrógeno

Para recorrer 100 kilómetros, un coche eléctrico con baterías de litio consumiría unos 28 kWh (considerando las pérdidas que se registran en los procesos de generación, transporte, distribución, recarga y de la propia batería). Sin embargo, un coche alimentado con hidrógeno necesitaría 91 kWh (incluyendo las pérdidas por generación, transporte y distribución de la electricidad consumida para generar el hidrógeno). Sería necesario multiplicar por tres el rendimiento de la pila de combustible para que se acerquen al resultado de las baterías.

Cuarta afirmación: La producción de hidrógeno verde requiere un enorme desarrollo

Esta afirmación deriva de la segunda, es decir, de la necesidad de disponer de una enorme cantidad de energías limpias para producir hidrógeno verde. En consecuencia, la apuesta por esta forma de energía puede inducir a una aceleración de la construcción de nuevas plantas de generación renovables, fundamentalmente eólicas y solares. Para tener elementos comparativos entre las aportaciones que pueden hacer ambas fuentes de energía, tomemos como referencia una planta que produzca hidrógeno en una cantidad equivalente a 100 MW, una cifra que, trasladada al campo eléctrico, podría suministrar energía a unos 50.000 hogares. Esos 100 MW son apenas el 0,1 % de la potencia instalada en España, un total de 109.674 MW (de los que más de la mitad ya corresponden a plantas de generación renovable).

Quinta afirmación: El hidrógeno verde necesitará una red de transporte para alcanzar un consumo masivo

De la misma forma que se está desarrollando una red de ‘electrolineras’ que atiendan a las necesidades de suministro del creciente parque de coches eléctricos, será necesario diseñar y construir una red de transporte de hidrógeno. Así, Enagas está estudiando ya la adaptación de su red a este nuevo combustible, que tardará aún en llegar a los hogares.

Estas cinco afirmaciones puede llevar al lector a creer que el hidrógeno presenta más inconvenientes que ventajas, o que no es la solución al cambio climático. Pero sería una apreciación errónea: el hidrógeno es una de las palancas más interesantes para avanzar en la descarbonización de la economía, aunque en estos momentos no es la más eficiente ni la más rápida. Mientras se investiga para reducir los costes de producción, transporte, distribución y utilización del hidrógeno verde, es necesario pisar el acelerador en el proceso de sustitución de los combustibles fósiles, que siguen representando el 70 % del consumo mundial de energía.


Juan Béjar es presidente de Bruc Management.

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