Inversiones para resolver los desafíos del siglo XXI
Los bonos sociales y verdes se han consolidado como herramientas fundamentales para financiar los grandes retos a los que nos enfrentamos como sociedad y que vienen recogidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Ahora, a menos de una década de 2030, el sector de la banca juega un papel decisivo en la financiación de la transformación sostenible del planeta.
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Nos encontramos en lo que el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, bautizó como la década de la acción. Un período decisivo para acelerar y aumentar los esfuerzos que nos permitan cumplir con la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible a tiempo. Pero, para llevar a cabo esta hoja de ruta global, se necesita un soporte financiero orientado a dar viabilidad a un crecimiento económico sostenible basado en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la lucha contra desigualdad.
Con el objetivo de contribuir a esa transformación, el sector financiero lleva años apostando por las inversiones de impacto social, unas herramientas que se antojan esenciales para abordar los grandes retos globales como el cambio climático o la erradicación de la pobreza. «Sin duda alguna, el mercado está fomentando las estructuras de financiación que involucren objetivos de mejora sobre indicadores de sostenibilidad, que motiven el crecimiento de las empresas y optimicen su performance ESG (criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo)», sostiene Pablo Pérez-Montero, director de Financiación Sostenible de CaixaBank.
En 2020, CaixaBank financió 39 proyectos en todo el mundo que ascienden a los 3.163 millones de euros
Se refiere a tres factores que han configurado las agendas del sector financiero y de la banca en los últimos años, de tal manera que la emisión de bonos verdes y sociales ha crecido de forma exponencial. Y la apuesta por esa herramienta tan esencial para el desarrollo sostenible sigue al alza: el Plan Estratégico de CaixaBank recoge como principal objetivo convertirse en un banco referente en gestión responsable y compromiso con la sociedad. Sin ir más lejos, en 2019 CaixaBank se convirtió en el primer banco español en emitir un bono social en apoyo a los objetivos de la Agenda 2030 y, a día de hoy, cuenta con cuatro emisiones bajo el marco de los ODS.
En 2020, CaixaBank decidió dar un paso más en el camino de la sostenibilidad con una apuesta firme por las energías renovables. En plena crisis sanitaria, el banco español financió 39 proyectos que ascendían a 3.163 millones de euros a nivel global. Pero, además, en el contexto nacional lideró el mercado con 25 transacciones con un total de 2.070 millones de euros de financiación. Esta apuesta por lo verde, aseguran desde la compañía, se traduce en un crecimiento del 20% en productos de financiación verdes y ESG, y en un aumento del 130% en la emisión de bonos verdes, especialmente en aquellos orientados a mitigar los efectos de la covid-19.
Esta apuesta tanto por proyectos fotovoltaicos –que alcanzaron en 2020 más del 60% de las inversiones– como de impulso de la energía eólica marina, ha posicionado a CaixaBank como quinto banco en Europa y noveno en el mundo del ranking League Table (Green Use of Proceeds–Top Tier) elaborado por Bloomberg. Un reconocimiento que refleja la actividad de financiación con impacto medioambiental positivo de la banca a nivel internacional. En este sentido, Pérez-Montero señala que nos encontramos ante un sector que todavía tiene mucho recorrido en la senda de la descarbonización y que está apostando fuerte por la energía renovable y la economía circular, de cara a mejorar la eficiencia energética y gestionar de la manera óptima los residuos y el agua.
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