Cambio Climático

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Neil Adger, Ian Burton y Karen O’Brien, premio Fronteras del Conocimiento

La Fundación BBVA ha reconocido la labor de los tres investigadores por incorporar la dimensión social a la ciencia del cambio climático e impulsar recomendaciones sobre medidas de adaptación en los informes del IPCC.

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En su decimotercera edición, el premio Fronteras del Conocimiento concedido por la Fundación BBVA ha sido concedidoen la categoría de cambio climático a Neil Adger, Ian Burton y Karen O’Brien por «cambiar el paradigma de la actuación frente al cambio climático, previamente limitada a la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, al incorporar el concepto de adaptación a los impactos inevitables».

Mientras que en ediciones anteriores el galardón ha recalado en investigadores dedicados a la Física o la Economía, en esta ocasión reconoce las contribuciones de las Ciencias Sociales. En palabras del jurado, se trata de premiar el estudio de «cómo las condiciones sociales y la culturales determinan nuestra vulnerabilidad al cambio climático y nuestra capacidad de adaptación». Eso mismo, precisamente, ha permitido diseñar escenarios que permiten predecir el efecto que tendrá el cambio climático en diferentes zonas del mundo y, en consecuencia, en sus habitantes.

Ian Burton, geógrafo y profesor emérito de la Universidad de Toronto, llegó a la investigación sobre el cambio climático tras estudiar los desastres naturales y fue uno de los pioneros a la hora de hablar sobre el concepto de adaptación a los efectos de un cambio climático que, hoy, parece ya inevitable. Con ello, comenzó a promover cambios y definir las estrategias para cambiar diferentes aspectos del urbanismo, la agricultura o la arquitectura hacia otros más resilientes. Ese concepto, al principio, no fue demasiado aceptado por quienes reclamaban más medidas para reducir las emisiones, ya que consideraban contraproducente hablar de adaptación. «Argumentaban que con la mitigación no sería necesaria la adaptación; pero yo defendí, basándome en las evidencias obtenidas en mi investigación, que necesitábamos tanto medidas de adaptación como de mitigación, porque no era posible mitigar lo bastante rápido como para evitar algunos impactos», explicaba ayer tras conocer el fallo del jurado.

Neil Adger, por su parte, basándose en las investigaciones de Burton, ha centrado su investigación en uno de los principales efectos sociales del cambio climático: las migraciones. Gran parte de su trabajo como catedrático de Geografía Humana en la Universidad de Exeter (Reino Unido) incluye diferentes estudios en países como Vietnam o Bangladesh, en los que concluye que el grado de vulnerabilidad de una población al cambio climático depende muy directamente de medidas sociales y políticas, no únicamente del clima en sí. «El flujo migratorio que predomina en todo el mundo es el movimiento de las zonas rurales a las ciudades. El cambio climático acelera este proceso, porque sus impactos restan atractivo a las zonas rurales. Las ciudades son un punto clave en la adaptación al cambio climático; necesitamos que se preparen, que planifiquen cómo adaptarse al cambio climático para resistir mejor esta amenaza», sostiene.

Mientras, Karen O’Brien, catedrática de Geografía Humana de la Universidad de Oslo, investiga el impacto en poblaciones vulnerables sometidas a una doble exposición: al cambio climático y a la globalización. «Si en la fotografía una doble exposición se refiere a dos imágenes que se solapan y crean una imagen borrosa, con este concepto expresamos cómo los procesos de globalización y del cambio climático se superponen y crean desigualdad. Ambos procesos no solo se solapan, sino que se retroalimentan», apunta.

Así, en palabras del jurado, «Adger, Burton, y O’Brien enfatizan la importancia de la interacción entre el cambio ambiental y la globalización, así como la necesidad de incorporar la dimensión cultural y, centralmente los valores a los esfuerzos de adaptación a los impactos del cambio climático que ya no se pueden detener». De hecho, a mediados de la década de los noventa, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) ya incluyó la adaptación como campo de estudio para uno de sus grupos de trabajo, liderado por los tres galardonados. Más tarde, ya en 2014, la Comisión Europea desarrolló la Estrategia de adaptación al cambio climático, adoptada por todos los integrantes de la Unión.

«Los premiados documentan la dimensión humana del cambio climático en toda su magnitud: la salud, el bienestar, la desigualdad, la vulnerabilidad de naciones enteras, los cambios demográficos, las migraciones…, todos ellos grandes temas de nuestro tiempo cuya conexión con el cambio climático a menudo tendemos a ignorar. Sus aportaciones son también una ventana hacia el futuro, un futuro en el que los efectos globales del cambio climático se exacerbarán sin ningún género de dudas. Nos ponen, como sociedad y como individuos, frente al espejo. Mirar lo que el espejo refleja, y actuar en consecuencia, ya depende de todos y cada uno de nosotros», explica Miquel Canals, director del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano de la Universidad de Barcelona y miembro del jurado.

Los tres galardonados coinciden en que la investigación y las acciones dirigidas tanto a la adaptación como a la mitigación revisten la mayor gravedad y exigen respuestas urgentes basadas en el mejor conocimiento. «No debemos subestimar la importancia y la urgencia del cambio climático. No estamos haciendo lo bastante ni en mitigación, ni en una adaptación que sea sostenible, es decir, que no revierta en un mayor impacto», señala Burton. Y añade: «El actual movimiento de protesta juvenil refleja una creciente concienciación de la sociedad hacia las poblaciones que están sufriendo incendios, tormentas extremas y sequía en otras zonas del mundo. Pero además, es importante señalar que el sector privado, que durante mucho tiempo ha evitado expresar preocupación sobre el cambio climático, ahora está empezando a cambiar su visión, y me refiero en particular a los grandes inversores que se están dando cuenta de que deben empezar a invertir más en energías renovables».

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