Opinión

Soluciones innovadoras contra el desempleo

Entre todos debemos cambiar la actual cultura de trabajo y caminar hacia un modelo que valore a las personas y su aportación, y se adapte también a las necesidades de las empresas.

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El desempleo, y especialmente el desempleo juvenil, es un importante desafío internacional y uno de los principales problemas sociales en España: personas con mucho que aportar se ven apartadas del mercado de trabajo. Esta realidad se ha potenciado con el impacto de la crisis económica generada por la irrupción de la COVID-19, una situación totalmente inesperada que ha profundizado las dificultades de muchos. Sin embargo, este problema tiene dos caras, puesto que también un porcentaje de empresas dice tener dificultades para acceder al talento que necesitan. ¿Cómo es posible que esto siga sucediendo hoy con el elevado número de personas en búsqueda de trabajo y todos los recursos destinados a políticas activas de empleo? Ante una realidad así, la necesidad de diseñar e implementar soluciones innovadoras de calidad para hacer frente al problema del desempleo es una prioridad. Nos debemos, como sociedad, ser capaces de ofrecer a las personas el acceso a profesiones que les permitan su desarrollo personal y tener una vida digna.

Con esta misión nació hace seis años Generation y, en España, la Fundación Generation Spain, que buscan cubrir ambas necesidades, la de profesionales y de empresas, mediante la integración en las políticas de empleo y los programas formativos de las innovaciones que mejores resultados generaban. En este sentido, la selección y definición de las formaciones se basan en el conocimiento profundo de los perfiles buscados por las empresas, no solo en el aspecto técnico, sino también en lo relativo a las competencias personales y mentalidades de sus profesionales. Además, se incorporan procesos de selección exhaustivos de los futuros alumnos y se facilita la creación de comunidad y el seguimiento y la medición de resultados que permiten la mejora continua de los programas.

«Debemos ofrecer el acceso a profesiones que permitan el desarrollo personal»

Hace ya más de cinco años se lanzaron las primeras formaciones en cinco países y, desde entonces, en España han participado 2.500 jóvenes, el 80% de los cuales ya tiene trabajo. A nivel internacional, más de 37.000 personas de 14 países diferentes se han formado en estos programas. Sin embargo, estos cambios en los procesos formativos, que incorporan las necesidades de la empresa en primer lugar y priorizan las competencias, han supuesto retos importantes. Cosas quizás básicas, pero a las que ha habido que hacer frente. En las empresas no siempre tienen tiempo para detallar el perfil de los profesionales que demandan. Por el contrario, siguen existiendo resistencias a incorporar trabajadores que no tengan titulaciones estándar. Y no todos los formadores quieren adaptar el contenido más puramente técnico e incluir los elementos el desarrollo competencial o no siempre es fácil incluir formas innovadoras de trabajar en las colaboraciones con la Administración.

La solución ha pasado por incorporar estos retos entre los temas que se analizan en el diseño e implementación de las nuevas metodologías de formación para el empleo y en definir actividades que los aborden de forma concreta.

Y con este enfoque se está trabajando con eficiencia en apoyar, no solo a los desempleados, sino también a «empresas privadas que tienen que formar a mucha gente en nuevas capacidades. Se está viendo que hay un repunte en necesidades digitales. De esta manera, según señala Pablo Hernández, miembro del patronato de la Fundación Generation Spain y socio de McKinsey, su entidad promotora, «se puede ayudar a gente que no tiene trabajo, ayudamos también a empresas para evitar que tengan que despedir a su gente, formando a los empleados en todas las capacidades digitales».

Esta forma de trabajar también ha permitido lanzar un proyecto formativo online y 100% gratuito destinado al personal sanitario -que está luchando en primera línea contra la COVID- 19- y basado en sus demandas de formación. A él ya se han inscrito más de 23.000 profesionales. «Cuando llegó esta crisis nos dimos cuenta de que los cursos de la Fundación tenían una serie de características que les permitían una fácil adaptación a las necesidades del momento en que vivimos, facilitando el encontrar y formar a gente en temas relevantes y de forma rápida. Por ello, decidimos colaborar de esta manera», detalla Hernández.

«El gran reto es el de contribuir a mejorar  la calidad de vida de las personas»

No obstante, para incrementar aún más  el impacto, las alianzas, recogidas dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, son un elemento crítico para seguir aprendiendo, mejorando y llegando a más y más alumnos y empresas. Al final, el gran reto es contribuir a mejorar  la calidad de vida de las personas; un elemento ancestral que nos ha llevado a donde estamos como humanidad. En la lucha contra el desempleo hay que poner en valor la colaboración como elemento innovador dentro de las políticas y actuaciones. Y no es solo la «clásica» colaboración público-privada, es la colaboración de todos: directivos, responsables de recursos humanos, equipos de trabajo… Se trata de acompañar esa nueva forma de hacer y ese cambio cultural respecto al valor del aprendizaje permanente, las capacidades de las personas con independencia de su origen o situación y la posibilidad de la mejora competencial. La gestión de la incertidumbre, la flexibilidad y la formación continua han llegado para quedarse en el mercado de trabajo. Esta será la gran innovación. Para ello debemos cambiar entre todos la actual cultura de trabajo y caminar hacia un modelo que valore a las personas y su aportación, adaptándose a las necesidades de las empresas y facilitando el desarrollo conjunto de ambos.


(*) Mercedes Valcárcel es directora general de la Fundación Generation Spain

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