Desigualdad

La pobreza se ceba con las madres solteras

El 53,3% de los hogares monoparentales está en riesgo de pobreza y exclusión. Ocho de cada diez están encabezados por una mujer.

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29
octubre
2018

Los hogares monoparentales en España ya representan el 10%,3 del total y rozan los 2 millones: en 2017 se contabilizaban 1.842.800 familias compuestas por un adulto y uno o más hijos dependientes. Ocho de cada diez encabezadas por una mujer.

La mitad de estas familias -en concreto, el 53,3%- está en riesgo de pobreza, según los últimos datos del informe AROPE sobre el Estado de la Pobreza en España. Este porcentaje constituye casi el doble que el relativo al resto de hogares (27,9%). Además, el índice de pobreza de las familias monoparentales ha crecido en una proporción del 6,3%, mientras que la tasa general ha disminuido en un 2,4%.

Con el objetivo de profundizar en la situación de estas familias y los retos a los que se enfrentan, la Fundación Adecco ha encuestado de manera confidencial a 500 mujeres para elaborar su 7º Informe #MonoMarentalidad y Empleo, que le ha permitido dibujar un perfil sociodemográfico de estas familias. El resultado: una mujer entre 36 y 45 años, divorciada, con un hijo y estudios secundarios.

El 83% e las familias monoparentales están encabezadas por una mujer

Ingresar menos de 684 euros al mes. No poder afrontar, al menos, cuatro de los gastos que supone tener una vivienda, esto es, calefacción, alimentación básica, teléfono, lavadora, coche, televisión, vacaciones y gastos imprevistos. O pertenecer a un núcleo familiar con baja intensidad de trabajo (inferior a 0,2), definida como la relación entre el número de meses trabajados por todos los miembros de la unidad familiar y el número total de meses que podrían trabajar, como máximo, todos los miembros en edad laboral. Son los tres criterios que establece AROPE: aquellas familias que cumplen uno de ellos, son las que se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión.

Es el requisito referente a la situación profesional el que convierte a las familias monoparentales maternas en especialmente vulnerables. «La discriminación de género que rige las condiciones del mercado de trabajo, que es uno de los factores que más afectan a la pobreza, está más que probada. En lo que se refiere al acceso laboral, ya se ha mostrado que, a pesar de la reducción de las diferencias en esta última década, la tasa de actividad de los hombres sigue siendo un 22% superior a la de las mujeres (64,7 % y 53,2 % respectivamente, con casi 12 puntos porcentuales de diferencia)», señala el informe.

Además, «la tasa de trabajo a tiempo parcial entre las mujeres ha sido siempre extraordinariamente superior a la de los hombres. Para el año 2017, el empleo a tiempo parcial ocupa al 24 % de las mujeres y sólo al 7,3 % de los hombres», añaden. Menos horas trabajadas, menos salario. Sin mencionar que las mujeres en España cobran un 30% menos que los hombres, casi medio punto porcentual más que hace un año, lo que se traduce en una diferencia salarial que alcanza los 4.745 euros anuales, según datos del informe Brecha salarial y techo de cristal de Gestha.

Desempleo estructural y economía sumergida

El 43% de las mujeres con responsabilidades familiares no compartidas está desempleada, mientras que un 17% afirma tener algún tipo de ocupación, pero sin contrato, aportan desde la Fundación Adecco. «El desempleo es el desencadenante de todas las situaciones de pobreza y exclusión social. Así, detrás del 53,3% de riesgo de pobreza o exclusión social, predominan las personas al frente de una familia monoparental que son desempleados de larga duración o trabajan en situación irregular (sin contrato), en la economía sumergida», opina Francisco Mesonero, su director general.

Siete de cada diez llevan más de un año desempleadas y el 48% del total acumula dos años en el paro

Más alarmante, si cabe, que la tasa de desempleo, es el tiempo que las madres solteras permanecen sin un trabajo remunerado. Siete de cada diez llevan más de un año desempleadas y el 48% del total acumula dos años en el paro. Solo el 8% asegura que ha estado sin trabajar menos de un mes. «La ausencia prolongada de ingresos conduce a muchas de estas mujeres a desempeñar trabajos no regulados. Una realidad que tiene nefastas consecuencias en la economía global y que, además, genera una preocupante desprotección del trabajador, conduciendo directamente a la precariedad y a la exclusión», señala Mesonero.

La economía sumergida en España representa casi el 20% del Producto Interior Bruto (PIB), alcanzando los 190.000 millones de euros, según datos de Randstad. Teniendo en cuenta el significante porcentaje de mujeres monoparentales que reconocen recurrir a esta fórmula, «regularizar estos empleos ha de ser una prioridad», opina Mesonero, y añade que ello «permitirá reconocer social y económicamente trabajos como el cuidado a dependientes, uno de los menos controlados y en los que más se concentran las mujeres con responsabilidades familiares no compartidas».

Respecto a la conciliación, es una demanda que comparten de forma mayoritaria todas las mujeres -y muchísimos hombres-, pero en el caso de las madres solteras adquiere un carácter de especial necesidad. El informe de Adecco evidencia que, para el 74% de las mujeres monoparentales que sí tienen un empleo, las medidas de conciliación ofrecidas por su empresa son «insuficientes». Menos de un tercio de las mujeres (31%) tiene la «posibilidad de abandonar su trabajo ante una emergencia familiar».

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