Educación

Acoso escolar, menos frecuente pero más violento

El 75,4% de las víctimas sufre algún tipo de agresión a diario y el 90% presenta problemas psicológicos como consecuencia del ‘bullying’, según el III Estudio de la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación Anar.

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20
septiembre
2018

Más de la mitad de las personas que sufrieron acoso escolar en 2017 se enfrentaron a sus acosadores, aunque un tercio de ellas no le contó la situación a sus padres y, en caso de hacerlo, tardaron más de un año. Los agresores, por su parte, atacan en su mayoría en grupos de dos a cinco miembros y más del 40% tienen entre 11 y 13 años. Son datos del III Estudio sobre acoso escolar y ciberbullying elaborado por la Fundación Mutua Madrileña y Fundación Anar. Sus autores, basándose en las llamadas que recibe el teléfono Anar, aseguran que están disminuyendo los casos de acoso, pero están aumentado la agresividad y la frecuencia.

«Las capas más superficiales del acoso empiezan a descender», dice Benjamín Ballesteros, director de Programas de la Fundación Anar. El número de casos gestionados y contrastados en el teléfono Anar durante 2017 fue de 590, menos de la mitad respecto al año anterior cuando ascendieron a 1.207. El descenso se debe a «la mayor sensibilidad social y a la actitud más decidida y proactiva de los colegios, las administraciones y los padres y madres a la hora de activar protocolos antiacoso», opina Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña.

El 75,4% de las víctimas sufre algún tipo de agresión a diario

Sin embargo, «la casi totalidad de los casos gestionados implican una gravedad media y alta para quienes sufren el acoso», advierte el estudio. Más de la mitad de las personas que sufren acoso escolar (52,9%) lo padecen durante más de un año y el 75,4% de ellas reciben las agresiones a diario. En el caso del ciberbullying, las cifras son algo menores, pero el 64,4% dice sufrirlo a diario. Unos datos que Cooklin no duda en calificar de «demoledores y dramáticos».

Golpes, patadas, empujones y zarandeos son las agresiones a las que se enfrentan más de la mitad de las víctimas. Pero el contacto físico no es lo único que los expertos tienen en cuenta para clasificar como grave una situación de acoso escolar. «Cuando los psicólogos determinan la gravedad de las agresiones, no solo se refieren a violencia física. El aislamiento orquestado -se produce en el 40% de los casos- puede tener consecuencias igual o más demoledoras para las víctimas», explica Ballesteros. Unas consecuencias que son, si cabe, mayores por la edad de las víctimas. Estas tienen una media de 10,9 años, aunque se estima que la edad de inicio se sitúa en los 9,8 años.

«Cuanto más mayor eres, más habilidades y herramientas tienes para defenderte», comenta Ballesteros. Por eso, el estudio evidencia una realidad alarmante: alrededor del 90% de las víctimas de bullying presenta problemas psicológicos por el acoso sufrido: síntomas depresivos, ansiedad, miedo permanente, aislamiento, soledad, pérdida de habilidades sociales y baja autoestima. «Es importante señalar que 49 casos concretos (8,2%) de los que ha detectado el teléfono Anar reaccionaron de manera especialmente grave con autolesiones, ideos o intentos de suicido», remarca Ballesteros. Una realidad que, opina Cooklin, «te condiciona la vida adulta, por no mencionar que te roba la infancia».

Internet, el gran desafío

Alrededor del 90% de las víctimas de ‘bullying’ presenta problemas psicológicos

Uno de cada cuatro casos de acoso se produce a través de un teléfono móvil. El ciberbylling, aunque es menor que el que puede considerarse tradicional, supone un reto para expertos, padres, educadores y legisladores. No solo entra el juego el anonimato del que puede hacer uso el acosador, sino que el hecho de tener un Smartphone crea una sensación de independencia que puede dificultar un control por parte de los adultos.

El ciberbylling, tiene una serie de características que lo diferencian. La edad media de las víctimas es de 13,5 años, bastante superior a la del acoso escolar, y el 65,5% de las víctimas son mujeres, frente al 46,8% en las aulas. Al no haber un cara a cara, «los insultos directos y las amenazas a través de WhatsApp son las formas más habituales de agresión». Además, los agresores varones suben del 31,2% en 2016 hasta el 46,7% en 2017 y también sube la proporción de agresores organizados de 2 a 5 personas, hasta situarse en el 55,5% de los casos.

«En el 80% de los casos en los que la víctima cambió de centro escolar la medida fue ineficaz porque existe una tendencia importante a que a través de las redes sociales se conozca el caso y, si el niño ya acarrea las consecuencias psicológicas, la situación se traslada al nuevo centro», explica Ballesteros. Cooklin cree que «hay un problema añadido con el ciberbullying» respecto al lugar donde se produce el acoso. «Antes en tu casa estabas a salvo, ya no. El acosador entra hasta tu dormitorio».

B. Ballesteros: «En el 80% de los casos en los que la víctima cambió de colegio la medida fue ineficaz»

Las mujeres, más permeables a las campañas

Todas las sombras necesitan luz y en este caso la representan las mujeres y el profesorado de los colegios. Tanto en el acoso escolar como en el ciberbullying, el número de mujeres agresoras ha disminuido considerablemente, bajando del 25,7% al 18,3% en el primer caso, y del 39% al 23,3% en el segundo. «No solo hay menos mujeres que agreden, sino que lo hacen menos en grupo, lo que evidencia que estamos llegando mejor a ellas», apunta Ballesteros.

El motivo por el que los hombres que agreden no solo no han disminuido, sino que cuando el acoso se hace a través de internet han aumentado más de un 15% está, en opinión de Ballesteros en que «ellos presentan mayores dificultades a la hora de pedir ayuda y perdón. Es una cuestión psicológica, pero también hay un componente cultural y de falta de educación de género. Tenemos que conseguir llegar a ellos para que entiendan que agredir a alguien no tiene nada que ver con la masculinidad ni con ser un macho alfa».

El número de mujeres agresoras ha disminuido en ambos tipos de acoso

Por otro lado, la valoración del profesorado a la hora de gestionar casos de bullying por parte de los afectados y de sus familias ha experimentado un gran crecimiento en los dos últimos años. En 2015 solo el 25,8% de las víctimas de acoso escolar pensaban que la actitud de los docentes era positiva, mientras que en la actualidad lo piensan el 59,2%. En el caso del ciberbullying el porcentaje actual de gente que cree que los profesores están haciendo un buen trabajo es del 70,3%, frente al 40,7% que lo pensaba en 2015. «Las administraciones públicas y los colegios están cambiando de actitud, antes había muchos centros que miraban hacia otro lado, ya no», concluye Cooklin.

La Fundación Anar cuenta con un servicio de atención a menores de edad gestionado por psicólogos profesionales, totalmente gratuito y confidencial a través del teléfono 900 20 20 10.

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