Perros abandonados: las otras víctimas de la crisis económica

La crisis económica ha tenido otras víctimas inesperadas, de las que nunca se habla: los animales domésticos. Tener una mascota en buenas condiciones es costoso (vacunas, alimento, veterinario, guarderías, etcétera) y, por desgracia, los perros y los gatos, en muchas ocasiones, no están entre los gastos prioritarios de los hogares.

Así lo demuestra un estudio que realiza periódicamente la Fundación Affinity: a partir de 2010, entre los motivos por los que se abandona a una mascota, los económicos cobraron una preeminencia sin precedentes, situándose, por primera vez, en segundo puesto. El primero lo sigue ostentando una camada inesperada, si bien es algo que va muy ligado a las posibilidades económicas: la aparición inesperada de camadas. Otras de las principales razones son, según los encuestados, la pérdida de interés por el animal, un comportamiento problemático de la mascota, el fin de la temporada de caza o las alergias de algún miembro de la familia.

Las camadas inesperadas son el primer motivo de abandono de mascotas

Según el último recuento que realiza esta Fundación anualmente, integrado en su informe Él nunca lo haría, las sociedades protectoras de animales recogieron en 2017, en nuestro país, más de 138.000 perros y gatos, una cifra similar a la de años anteriores. Los portavoces de Affinity acaban de denunciar que veníamos «de unos años en que la tendencia de abandonos iba a la baja, pero en los últimos tres, ha habido un repunte. Es un dato alarmante».

La Fundación ha insistido en la necesidad de desmentir la creencia popular de que en verano se abandona más, ya que «la recogida de perros se mantiene estable a lo largo del año». Según la información de las protectoras, el 33% de los abandonos de perros sucede durante el primer cuatrimestre del año, el 35% se dan en el segundo y el 32% en el tercero.

Esta situación se agrava aún más si se tiene en cuenta que, del total de perros y gatos recogidos en 2017, menos de la mitad fueron adoptados, el 17% se habían perdido y pudieron ser devueltos a sus propietarios por ir identificados con el microchip, el 16% permanecen en refugios y el 3% están en casas de acogida. El destino de muchos de los que acaban en perreras, al cabo de un tiempo sin ser reclamados, es su sacrificio.

Las protectoras de animales recogieron en 2017 más de 138.000 perros y gatos en nuestro país

Desde la Fundación han llamado la atención sobre que solamente el 33% de los perros y el 3,7% de los gatos que llegaron a un refugio estaban correctamente identificados con un microchip: «Es un grave problema social que requiere una gran colaboración entre el sector público y privado para que tracen una hoja de ruta y aseguren avances en la reducción de las cifras de abandono. Solo así podremos conseguir una reducción drástica», alertan.

También es necesaria una labor de concienciación a nivel ciudadano. Por muchas medidas que se tomen desde el sector público, la decisión de abandonar a un animal solo depende de uno mismo, y es difícilmente punible. Desde Affinity dan una serie de recomendaciones a la gente que se esté planteando adquirir una mascota, para evitar esta situación: «La decisión de tener un animal se debe tomar en familia, repartiendo las diferentes tareas y responsabilidades entre todos los miembros. También hay que informarse para decidir qué tipo de animal es el que mejor se adapta a nuestras necesidades, gustos, estilo de vida y tamaño del hogar: perro, gato, u otro tipo de mascota; macho o hembra; cachorro o adulto; en el caso de perros, tamaño pequeño, mediano o grande… Y enseñar al animal, sobre todo en el caso de los perros, las órdenes básicas de adiestramiento. De esta manera, la convivencia será más fácil y disfrutaremos mucho más de la compañía de nuestro animal».

Respecto al principal motivo de abandono, la aparición inesperada de camadas, desde Affinity aconsejan: «Ir siempre al veterinario para que les asesore sobre esterilización. Siempre es preferible a la posibilidad de que el animal termine en la calle».