Biodiversidad

Los árboles que (no) dejan ver el bosque

España es el país europeo con mayor biodiversidad, pero también con mayor porcentaje de especies amenazadas, según los datos manejados por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza.

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22
mayo
2018
Imagen de la campaña de Reforesta para el Día Mundial de la Biodiversidad

España puede presumir de ser uno de los países de Europa más ricos en biodiversidad: es el que más tipos de aves, mamíferos y reptiles tiene y la tercera en anfibios y peces. En total, en nuestro país se pueden encontrar casi 60.000 especies diferentes de flora y fauna, convirtiéndonos en hogar de más de la mitad de animales que habitan la Unión Europea y de aproximadamente el 80% de las plantas.

La privilegiada situación geográfica y la variedad de climas presentes en la península y las islas, así como la presencia de diferentes tipos de relieve, ayudan a que existan más de un centenar de hábitats diferentes, algunos protegidos en las 45 Reservas de la Biosfera declaradas de manera oficial. Sin embargo, no todo son buenas nuevas. España es el país europeo con mayor biodiversidad, sí, pero también con mayor porcentaje de especies amenazadas, según los datos manejados por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza.

En España hay más de 14 especies de animales y plantas en situación crítica y más de 200 en peligro

Como reza el dicho popular, a veces son los árboles los que no nos dejan ver el bosque: no solamente se trata de plantar más ejemplares, hay que garantizar la variedad de los mismos. En los bosques habitan dos tercios de las especies terrestres, por lo que su protección y mantenimiento es de vital importancia para garantizar una supervivencia natural en riesgo. Con datos del WCMC, en España ya hay 14 especies de animales, árboles y plantas en situación crítica de extinción, cifra que asciende hasta las 224 en peligro. Ya es demasiado tarde para dos especies de animales y seis de plantas declaradas ya oficialmente extintas. Desde la Asociación Reforesta, con motivo de esta fecha, inciden en un mensaje que no siempre se tiene en cuenta y es que, al cortar un árbol, también se corta la vida de los animales que viven en su entorno.

«En España, al igual que en la mayoría de los países desarrollados, el problema no está tanto en la destrucción actual del bosque, sino en la calidad del mismo y en la deforestación heredada», explican desde Reforesta. Con ello se refieren a que, debido a las acciones llevadas a cabo por nuestros antepasados, entre un quinto y un tercio del territorio se haya degradado tanto que la regeneración del bosque sea casi imposible. «Corregir la falta de biodiversidad de nuestros bosques es uno de los principales retos para hacerlos más resilentes ante el cambio global, es decir, el proceso de cambio planetario en curso inducido por el ser humano, una de cuyas más dramáticas manifestaciones es el cambio climático», remarcan.

¿Qué hacer para garantizar el mantenimiento de la riqueza ecológica? No basta con aumentar el número de árboles plantados y evitar la eliminación directa de fauna, también hay que aumentar el número de especies vegetales. Uno de los problemas que preocupan a las asociaciones ecologistas es el bautizado como el síndrome del bosque vacío: aunque las superficies boscosas que pueden tener un aspecto sano, su futuro está en riesgo debido a la escasez de animales y de plantas no arbóreas, que dificultan los procesos ecológicos que garantizan su viabilidad.

Desde Reforesta adiverten: al cortar un árbol, también se corta la vida de los animales que viven en su entorno

Según lo expuesto por Reforesta, la mayor parte de los bosques españoles se encuentran empobrecidos ya que, en más de la mitad de ellos, una sola especie ocupa más del 70% de la superficie. Es especialmente grave en el caso de las superficies boscosas de repoblación –por ejemplo, en los casos en los que hubo que replantar árboles tras un incendio forestal o en aquellos destinados a la producción de madera o de pasta de papel– y en los nuevos territorios ganados tras el abandono de las actividades agrícolas y ganaderas. «Es necesario plantar especies acompañantes, entre las que se encuentran, según las zonas, acebos, endrinos, lentiscos, guillomos, madroños, serbales y otros muchos árboles y arbustos, bastantes de los cuales producen frutos que alimentan a la fauna, y dependen de ella para la dispersión de sus semillas que, si no, no podrán propagarse de forma natural», advierten. Por ello, entre los 20.000 árboles plantados por la organización desde el año 2010, se ha prestado especial atención al mantenimiento de la biodiversidad: solo en la campaña de reforestación del actual ejercicio, se han empleado 47 especies diferentes de árboles y arbustos.

Una planificación eficaz del uso del suelo –tanto con finalidad urbana como para agrícola y ganadera, especialmente esto último, que supone el 30% de la superficie mundial y es un factor de desertificación muy problemático en América Latina–, el cambio de nuestros hábitos de consumo –producir un kilo de vegetales requiere destinar casi seis veces menos superficie que un kilo de carne– o la protección de los bosques frente a la expansión de terrenos de cultivo son solo algunas de las medidas necesarias para garantizar el mantenimiento de la biodiversidad, una cuestión que va mucho más allá que todos plantemos un árbol una vez en la vida.

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