Economía

¿Ser la mejor empresa 'del' mundo o 'para' el mundo?

La iniciativa B Corp pretende dar el empujón necesario para que el desiderátum de los departamentos de RSC de las empresas no se quede en meras declaraciones de intenciones.

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12
noviembre
2016

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Una empresa que aporte algo positivo a la sociedad, que no busque la rentabilidad inmediata, que sea transparente en sus cuentas y procesos y respetuosa con el medio ambiente y sus trabajadores. Estos son los principios que empiezan a imperar en los estatutos de cada vez más compañías, en las que las políticas de RSC dejan de ser un lavado de imagen para integrarse en las estrategias empresariales de los consejos de administración.

Hasta aquí, nada nuevo. Pero la pregunta es inevitable: ¿qué demuestra que una compañía cumple realmente con estos principios? La respuesta tiene un nombre: B Corp. No es una empresa de certificación, ni una consultora. Sus impulsores en nuestro país, la Fundación Ecodes y Roots for Sustainability, una consultora centrada en el emprendimiento y la innovación social, prefieren hablar de «un movimiento».

El portavoz de Ecodes, Daniel Serón, lo explica: «Nació en 2006 en Estados Unidos de la mano de Joe Cohen Glibert y Bart Houlahan, junto con su amigo inversor Andrew Kassoy, bajo el nombre B Lab. El movimiento ponía a disposición de las empresas un exhaustivo método de medición de impacto de las diferentes áreas de negocio, desde aspectos socioambientales o políticas laborales a gobierno corporativo o contabilidad financiera inclusiva. Las llamadas empresas B Corp no solo han de cumplir con estos criterios, sino que deben reflejar en sus estatutos la misión de generar un impacto positivo en la sociedad, comprometiéndose así públicamente con estos objetivos y obligándose a ello».

El movimiento se ha extendido a Europa y América Latina, y ya ha aterrizado en nuestro país: el pasado 28 de junio se presentó en Barcelona el club de empresas fundadoras del movimiento B Corp en España, que ya son casi 30: entre ellas, el banco ético Triodos Bank y Véritas, la cadena de supermercados ecológicos. «El reto es ahora la adhesión de compañías de gran tamaño, que aún están expectantes a la espera de que el sello B Corp tenga un reconocimiento más extendido en nuestro país», comenta Pablo Sánchez, de Roots for Sustainability. En Estados Unidos ya cuentan con el sello multinacionales como Ben & Jerrys o la firma de monturas de gafas Warby Parker, conocida por sus precios accesibles y su compromiso con los países en vías de desarrollo. En Europa tenemos ejemplo como Danone, que también se ha sumado al movimiento B Corp en nuestro país. «La evaluación varía en función del sector y el tamaño de la empresa. Cuanto mayor sea, más exigente», aclara Sánchez.

La cuestión es: ¿cómo se lleva a cabo esa evaluación? «Comienza con un listado de preguntas a través de una herramienta gratuita accesible en la página web de B Corp», explica Serón. «El resultado de este primer examen debe superar los 80 puntos de 200 posibles para permitir continuar con el proceso de certificación, que consiste en intercambiar información que será verificada por B Lab». Se analizan cuatro áreas operativas de la empresa: gobernanza y transparencia, trabajadores, comunidad/proveedores/distribuidores y medio ambiente. Una vez una compañía se suma al movimiento B Corp, ¿pertenece a él para siempre? «La evaluación se repite cada dos años», explica Sánchez, porque hay un comité independiente experto en diversas áreas que actualiza los estándares, y los actualizan para adaptarlos a la situación». Cualquier usuario, además, puede denunciar malas prácticas de una empresa con el sello B Corp, que si se verifican, podría llegar a perder.

Hay otra pregunta que probablemente le estará rondando al lector: ¿cómo se financia este movimiento? Sánchez lo aclara: «A nivel global es una fundación que tiene su origen en Estados Unidos, y el 50 ó 60% de los ingresos proviene de la cuota de certificación anual, progresiva en función de la facturación de cada empresa. El resto son aportaciones filantrópicas, de diversas organizaciones y fundaciones. En España, seguimos una vía similar».

La iniciativa B Corp, en definitiva, pretende dar ese empujón necesario para que el desiderátum de los departamentos de RSC de las empresas no se quede en meras intenciones y sean una realidad. «Se trata de liderar un movimiento global de personas que usan los negocios como una fuerza para el bien, lo que se conoce como bussiness as a force for good. A través de su voz colectiva, un día todas las compañías competirán por ser las mejores para el mundo en lugar de las mejores del mundo, y la sociedad disfrutará de una prosperidad más compartida y duradera para todos». Y remata con una frase cada vez más extendida en el mundo empresarial: «No contratamos personas para cocinar bizcochos, sino que cocinamos bizcochos para contratar a personas». Esa es la clave de este movimiento.

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