Opinión

Los 10 grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo

La desigualdad, origen y fin de muchos desequilibrios globales, encabeza por primera vez la agenda del World Economic Forum.

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24
noviembre
2014

La desigualdad encabeza por primer vez la Agenda Global que anualmente elabora el World Economic Forummediante una encuesta entre los miembros de su consejo. La investigación identifica los asuntos que, a juicio de este cualificado panel, tendrán un mayor impacto en el mundo durante los próximos 12 a 18 meses. Los resultados son sintetizados en diez tendencias (Top 10 Trends), «un pronóstico de los aspectos sociales, económicos y políticos en los que reside nuestro horizonte colectivo», según el autor de la introducción, Al Gore, exvicepresidente de los Estados Unidos y presidente del Meta-Council on the New Architecture of Governance.

«Estamos en una encrucijada crítica, un período de decisión que dictará la salud y viabilidad de nuestra civilización en las próximas décadas», anuncia con gravedad el ticket de Bill Clinton al frente de la administración norteamericana en los años 90. He aquí una síntesis de las diez tendencias que marcarán los debates mundiales en los próximos meses:

1. La desigualdad creciente

La diferencia de ingresos ya no es un problema entre ricos y pobres, sino que afecta directamente a la clase media. De hecho, destruye clase media. Según el 2014 Pew Global Attitudes Survey, la desigualdad es percibida como un gran problema tanto en los países del África subsahariana como en Estados Unidos. La brecha de ingresos se agranda en Asia y América, persiste en Europa y amenaza el crecimiento en África. Aunque el crecimiento económico global mantiene un buen ritmo, la pobreza, la degradación medioambiental, el desempleo, la inestabilidad política y la violencia siguen siendo grandes desafíos. «Estos problemas están a menudo estrechamente relacionados con la desigualdad», asegura Amina Mohammed, asesora especial de Nacionales Unidas, vicepresidenta del consejo de la Agenda Global y autora del capítulo dedicado a esta tendencia.

2. La persistencia del desempleo

Según el autor del capítulo, Larry Summers, profesor de la Universidad de Harvard, «el término persistente crecimiento del desempleo hace referencia al fenómeno en virtud del cual las economías que están saliendo de las recesiones muestran crecimiento económico al mismo tiempo que un mero mantenimiento, en algunos casos incluso decrecimiento, de su nivel de empleo».  Este fenómeno se deja sentir especialmente entre los trabajadores de 25 a 54 años, «la parte del hueso de la fuerza laboral», segmento en el que el paro se ha multiplicado por tres, en una tendencia que parece inexorable.El profesor Summers cree que aún estamos a tiempo de corregir esta tendencia, pero para ello es imprescindible que los gobiernos tomen cartas en el asunto, empezando por un cambio en la educación para potenciar aquellos aspectos del conocimiento que no pueden ser sustituidos por la automatización: «colaboración, creación y liderazgo».

3. Déficit de liderazgo

Un 86% de los encuestados para la Agenda Global considera que el mundo sufre una crisis de liderazgo. Shiza Shahid, cofundadora y embajadora global de Malala Fund y redactora del análisis de esta tendencia, cree que esta falta se debe a que la comunidad internacional ha fallado al abordar los principales asuntos de la agenda en los últimos años. «Mientras nuestros gobiernos han crecido, sus mecanismos han sido acosados por décadas de alineamiento fáctico, dinastía y profunda corrupción», señala. Como ejemplo, el 90% de las encuestados en China a través del estudio de Pew apuntan a la corrupción como un gran problema, 83% en India y 78% en Brasil, de acuerdo con otras investigaciones sociológicas.

La desigualdad se sitúa en el centro de la agencia internacional

¿Qué necesitarían, a su juicio, los líderes para recuperar la confianza de sus pueblos? La respuesta del panel es la suma de varias virtudes: una perspectiva global e interdisciplinar, planificación a largo plazo, sólidas habilidades de comunicación, priorizar la justicia social y el bienestar sobre el crecimiento financiero, coraje, moralidad y una naturaleza colaborativa. Una gran exigencia, sin duda, que no se aprecia en los actuales líderes, tanto en la política como en la empresa.

4. El crecimiento de la competición geoestratégica

El final de la Guerra Fría, la caída del telón de acero y la integración de Rusia y China en el sistema económico global no han sido suficientes para mejorar la seguridad del mundo. «Geopolítica y realpolitik están situándose de nuevo en el centro de la escena», asegura Espen Barth Eide, director general del World Economic Forum y autor de este capítulo.  «En vez de temer la oposición de Estados fuertes, estamos preocupados por su debilidad, la ruptura de países y el alcance global de las redes terroristas», apunta.

Aunque esta tendencia se sitúa la cuarta en la encuesta global, es la segunda preocupación para europeos y asiáticos. Las tensiones entre la Unión Europea y Rusia por el conflicto de Ucrania, el rearme de China y sus roces con Japón por el control de espacio marítimo y el empeoramiento de la situación en Oriente Medio son ejemplos preocupantes que pueden tener consecuencias sobre el equilibrio mundial. «En el lado de la globalización potencial (y de hecho desglobalización), el avance de los nacionalismos y el creciente descrédito en el multiratelarismo, la lección más importante de 2014 es que no podemos permanecer impasibles», concluye Espen Barth.

5. El debilitamiento de la democracia

El barómetro de Edelman detecta una preocupante falta de credibilidad de las instituciones, tanto públicas como privadas, en sus líderes y en sus procesos. La desconfianza se extiende, sobre todo entre los más jóvenes, y amenaza la supervivencia de las instituciones que tienen la responsabilidad de administrar la democracia. El auge del populismo en Europa es la expresión de una decepción colectiva por el funcionamiento de un sistema parlamentario que discute mucho y soluciona poco.

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Es evidente que se está produciendo una desconexión entre los ciudadanos y sus representantes elegidos, anota Jorge Soto, fundador de Data4 y miembro del Global Agenda Council on the Future of Government. El relator de esta tendencia  señala que los gobiernos se están quedando al margen de las conversaciones que los ciudadanos comienzan a hilar gracias a Internet y las redes sociales. «Nuestros gobiernos son elegidos, disueltos, reelegidos solo para perseguir agendas de corto plazo, cuando los ciclos que renuevan y construyen credibilidad con los votantes requieren inversiones de largo plazo», señala Soto.

Sin embargo, la solución no se encuentra en una democracia online estructurada como una red social donde todo el mundo discute sus opiniones al mismo tiempo, porque ello llevaría a la anarquía. La democracia representativa necesidad modernizarse e implicar activamente a los ciudadanos en los procesos de decisión. Jorge Soto entiende que «más que verse a sí mismos como meros solucionadores de problemas, los gobiernos deberían posicionarse como cuerpos que articulan los asuntos que encara la sociedad y crear el entorno adecuado para que el sector privado y la academia encuentran las soluciones mediante la provisión de datos, políticas y soporte financiero».

6. El aumento de la contaminación en el mundo en desarrollo

La solución a la polución demanda una revolución tecnológica e intelectual, tal vez sea más difícil la segunda. Además, a los desafíos que implica el cambio climático se ha unido ahora la dañina polución en las grandes urbes, responsable ya de una de cada ocho muertes. Zou Ji, director general adjunto del National Centre for Climate Change Strategy and Internacional Cooperation, indaga en su capítulo en una ruta alternativa hacia el crecimiento económico que preserve los recursos y limite las emisiones de CO2. «El mundo en desarrollo ha aprendido mucho de Europa y Norteamérica acerca de modelos comerciales, infraestructuras y tecnología; sin embargo, la capacidad de carbono del Planeta no nos permite continuar en ese camino», afirma el analista chino.

Los países desarrollados tienen tres formas de ayudar a las economías emergentes para reducir sus emisiones de carbono y de sustancias nocivas para la salud: impulsar un flujo de financiación hacia el mundo en desarrollo, dar argumentos para financiar el cambio en las políticas y cooperar en la innovación de tecnologías bajas en CO2. Según Ji, es crucial acercar con las soluciones desde el principio, «porque una vez que las altamente generadoras de carbono están implementadas es muy difícil reemplazarlas». El potencial de las medidas correctoras es muy alto, pero la ventana de oportunidad es muy pequeña en términos de tiempo.

7. La mayor frecuencia de catástrofes naturales

Directamente relacionadas con el cambio climático, la solución a los fenómenos meteorológicos severos está más del lado de la prevención que de la reacción. Un buen ejemplo de ello es la capacidad de los científicos para evaluar los efectos del calentamiento global, anticipar las consecuencias y predecir acontecimientos climatológicos de impacto severo.

Adil Najam, decano de The Frederick S.Pardee Scholl of Global Studies de la Universidad de Boston, incide en la falta de liderazgo para abordar este asunto. El relator propone reforzar la resilencia de países y empresas antes de que el desastre natural se produzca. «Eso significa invertir en desarrollos de largo plazo, cuyo coste puede ser alto y la velocidad del cambio baja, pero los réditos del largo plazo son impresionantes para las economías nacionales, los negocios y ciertamente para el segmento de la población más pobre, que es el más vulnerable y el que pagará un mayor precio si fracasan estas medidas».

Cuando se produce un desastre la solidaridad social es admirable, pero no resuelve el problema, solo ayuda a paliar sus devastadoras consecuencias.

8. El avance de las nacionalismo

Pudiera parecer una contradicción en un mundo cada vez más global, pero tal vez es una respuesta sociológica precisamente a este fenómeno. El nacionalismo corre a favor de corriente, no sólo aquel que circula por la senda de la demanda de independencia mediante la apelación a un nuevo Estado, sino también de los propios países a través de políticas proteccionistas.

Al Gore: «Estamos en una encrucijada crítica, un período de decisión que dictará la salud y viabilidad de nuestra civilización»

El egoísmo anima en lo más profundo de la condición humana, incluso induce una ética propia, exclusiva, en ocasiones excluyente (la xenofobia, por ejemplo), que tiende a justificar la defensa de lo propio desde principios morales y, desde luego, muy emocionales. «¿Podemos mostrar cómo vecinos de diferentes culturas, tradiciones e identidades pueden trabajar juntos en un entorno más abierto y global que en un limitado estado multinacional?», se pregunta en este capítulo el ex primer ministro británico Gordon Brown. Escocia estuvo a punto de dar una respuesta negativa a esta pregunta, aunque finalmente una mayoría optó por «hacer lo que mejor hemos hecho siempre: pensar en grande, no en pequeño».

9. Mayor estrés por el acceso del agua

Debido a una combinación de problemas, como el rápido crecimiento de la población, las restricciones en el suministro de agua y altos niveles de pobreza, países como India, Bangladesh, Indonesia y Nigeria serán duramente golpeados por esta tendencia.

Matt Damon, cofundador de Water.org, cree que «a pesar de los obstáculos a los que nos enfrentamos, queda espacio para el optimismo». El actor comparte con Gary White, considero delegado de Water.org, la redacción del capítulo dedicado a los efectos que la escasez o falta de agua produce en millones de personas. En su análisis aseguran que la crisis del agua tiene dos componentes: uno se refiere al propio recurso; el otro, al acceso. «Incluso cuando el recurso es pleno, hay millones de personas que carecen de acceso», aseguran. Consideran que los gobiernos deben jugar un papel central mediante la financiación de inversiones de largo plazo, bien de forma directa, bien a través de compañías privadas sujetas a contratos de servicio público.

10. La creciente importancia de la salud para la economía

Nadie debería poner en duda que el sistema público sanitario de España es uno de los grandes activos del país. En ocasiones tal creencia está más asentada fuera del territorio nacional que dentro, tal vez porque los españoles somos malos propagandistas de nuestros propios logros. La sanidad es un desafío para todas las naciones, no solo para las menos desarrolladas. De hecho, el 85% de los participantes en el estudio del Pew Research Center afirman que es un problema en su país de residencia.

En medio del debate sobre la privatización de la sanidad, al menos de su gestión, es curioso comprobar como cuando se produce una gran alarma sanitaria los ciudadanos miran hacia las Administraciones Públicas, exigen que el Gobierno aborde y resuelva la crisis. Así ha ocurrido recientemente con los casos de Ébola en Estados Unidos y España. En este sentido, los autores entienden que el desafío no se aborda construyendo más hospitales, sino invirtiendo en un amplio rango de actividades, entre ellas la promoción de una cultura más saludable, amén de la lucha contra el tabaco, el alcohol y la obesidad, primera causa de muerte en algunos de los países más desarrollados del mundo.

El Banco Mundial atribuye la mitad del diferencial de crecimiento entre países desarrollados y en desarrollo a las débiles políticas de salud pública y a la baja esperanza de vida en los segundos. Es evidente que la sanidad es una de las principales y más estratégicas decisiones de cualquier gobierno. Es imposible progresar cuando la enfermedad acecha a la base de la pirámide que alimenta la clase media.

Francis Collins, director de National Institutes of Health, señala que «afortunadamente, la tecnología hace más fácil la prevención, detección y tratamiento de enfermedades». Desde su punto de vista, gracias al desarrollo de registros electrónicos, tratamientos remotos y la habilidad para compatir on line los datos «tenemos una variedad de soluciones disponible, incluso en situaciones de bajos ingresos».

(*) El sentimiento anti-inmigración

El análisis de las tendencias finaliza con una preocupación, aún no incorporada a la Agenda Global, pero que llama a sus puertas: el aumento en los índices de rechazo a la inmigración. «Racismo, xenofobia, intolerancia e islamofobia avanzan», advierte José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea hasta mediados de 2014.  El político portugués subraya que «el sentimiento anti-inmigración solo puede ser diluido mediante un liderazgo fuerte».

Harán falta mucho liderazgo y muchos líderes para afrontar los diez desafíos más uno que plantea la Agenda Global. Un nuevo liderazgo que no tenga raíces financieras, sino éticas.


[Puedes leer este y otros artículos en el blog Fábulas de Comunicación de José Manuel Velasco, miembro del Comité Ejecutivo de la Global Alliance]

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