La creación de valor compartido en el siglo XXI

La crisis financiera internacional ha impactado con mucha fuerza en la confianza social que generan los poderes económicos y las empresas. Una de las causas fundamentales del Crash de 2007  fue la insaciable búsqueda del beneficio rápido, esto es, la cultura del cortoplacismo en la que irremediablemente derivó el sistema capitalista. Las empresas empezaron a ser vistas, cada vez más, como una de las causas de los problemas económicos, sociales y medioambientales a los que se enfrenta la civilización.

El profesor de Harvard Michael E. Porter y el catedrático Mark R. Kramer han acuñado la teoría de la ‘creación de valor compartido’, que propone una renovación del capitalismo basada en la simbiosis entre los intereses empresariales y las necesidades y retos a los que se enfrenta la civilización en el siglo XXI. Según esta teoría, que ya han empezado a poner en práctica algunas empresas, es a través del ‘valor compartido’ cómo se generará la gran ola de innovación y riqueza económica en la era postcrisis.

«La competitividad de una empresa y el bienestar de las comunidades en las que se encuentra están estrechamente interrelacionados. La empresa necesita una comunidad exitosa, y ésta necesita empresas exitosas que proporcionen empleo y oportunidades de creación de riqueza», argumentan Porter y Kramer en su célebre artículo publicado en la Harvard Business Review.

Según estos académicos, «las empresas deben volver a conectar su éxito con el progreso social» y «reformar la relación con la sociedad creando valor compartido es la mejor oportunidad para que se vuelva a confiar en las empresas».

Nestlé es una de las empresas que a nivel mundial abandera la estrategia de la creación de valor compartido. «Si queremos crear valor para nuestros accionistas y nuestra compañía, tenemos que crear valor para la gente que vive en los países en los que estamos presentes», explica a Ethic el director general de Nestlé España, Bernard Meunier. «No se trata de filantropía o de algo accesorio, sino de una parte fundamental de nuestra estrategia de negocio».

Uno de los principios corporativos de Nestlé es que no se sacrificará la evolución a largo plazo por las ganancias a corto. A partir de un exhaustivo análisis de su cadena de valor en todo el mundo, la compañía ha determinado que las áreas en las que pueden aportar más valor a la sociedad son la nutrición, el agua y el desarrollo rural.

«Creemos que en tiempos de crisis adquiere mayor relevancia aportar un valor diferencial a la sociedad, aspecto directamente relacionado con la innovación y la creatividad», señala Meunier. Ante el desafío de la escasez de agua, Nestlé responde con una estrategia de «inversión en sistemas eficientes de gestión para minimizar el uso de agua» que comporta mayores beneficios para la empresa y para la sociedad.

Por otro lado, con la creación de nuevos productos que aporten un plus nutricional trabaja para «cubrir las necesidades del consumidor, ayudar a mejorar la salud de las personas y, por tanto, contribuir a reducir el gasto público en sanidad».

Por último, a través de la formación y la capacitación técnica a ganaderos y pequeños agricultores, aumenta la calidad y el rendimiento de sus explotaciones, lo que contribuye a mejorar sus ingresos y bienestar, así como a obtener para los productos de Nestlé materias primas de la máxima calidad.