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¿Cuál es la huella social de una empresa?

En un momento de cuestionamiento constante de la función social de la banca, BBVA apuesta por poner en valor los impactos positivos del sistema financiero.

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21
marzo
2011

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Quienes siguen la prensa económica están acostumbrados a que las empresas comuniquen sus resultados económico-financieros cada tres meses y una vez que se cierra un ejercicio.. El titular se lo suele llevar el beneficio neto, que es la cifra de negocio que esa empresa ha generado.

En un contexto en el que la grave crisis financiera ha puesto en duda la legitimidad de la función social de la banca, BBVA ha optado por dar un paso adelante e introducir un nuevo concepto, siempre ligado a sus cifras de su negocio: su «huella social». «Es cierto que ha habido malas prácticas pero hay que saber explicar que la actividad financiera tiene un impacto positivo. Y hay que trabajar para que acaben esas malas prácticas y para maximizar el impacto positivo», explica a Ethic el director de Responsabilidad Corporativa de BBVA, Antoni Ballabriga.

En realidad, la apuesta de BBVA tiene un trasfondo teórico de prestigio: la célebre teoría del valor compartido Porter y Kramer. Estos profesores de la Universidad de Harvard sentaron las bases del que ellos consideraban que debía ser el nuevo papel de la empresa del siglo XXI, que pasa por una simbiosis entre los intereses legítimos de una compañía y las necesidades y retos a los que se enfrenta la sociedad.

De ahí que durante la presentación de resultados, el consejero delegado de esta entidad financiera, Ángel Cano, se haya detenido a explicar que en 2011 el banco refinanció las hipotecas de más de 100.000 familias en situación de desahucio, o que en ese mismo ejercicio, en plena tormenta económica, el banco contrató a 1.165 trabajadores más, el 58% de ellos menores de 30 años.

No es casualidad que sea el número 2 del banco azul quien se detenga a hacer el balance de la huella social. La idea de BBVA que el cuadro de mando de la compañía lidere esta nueva estrategia. «La gran diferencia es que esto ha pasado a formar parte del mainstream de la compañía», explica Ballabriga.

El director de Responsabilidad social de BBVA admite que el objetivo es «establecer un nuevo marco de comunicación porque se está demonizando esta actividad y nos olvidamos que, aunque haya habido malas prácticas, muchos bancos tienen muchas veces un impacto positivo».

«Esto no sólo afecta a la relación de estas empresas con la sociedad, sino que también genera un problema de reputación interna. Hay que trabajar también el orgullo de pertenencia y la dignidad de la profesión para que la gente que trabaja en un banco se sienta cómoda. A nivel interno hay una a correlación entre orgullo de pertenencia y satisfacción de clientes», explica Ballabriga.

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