La Responsabilidad Social en América Latina
El autor, Charles Castro, reflexiona sobre el contexto socioeconómico en Latinoamérica y el papel que debe desempeñar las empresas españolas, presentes en sectores clave, como impulsoras de la Responsabilidad Social.
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COLABORA2011
En una reciente entrevista concedida a una cadena norteamericana especializada en temas económicos el magnate mexicano Carlos Slim, máximo accionista de las empresas de telecomunicaciones Telmex y America Móvil, entre otras muchas, afirmó que se negaba rotundamente a sumarse al órdago propuesto por Bill Gates y Warren Buffett a las máximas fortunas globales de donar la mitad de su patrimonio a causas benéficas. Es más, afirmaba que la caridad era una estrategia equivocada para luchar contra los graves problemas sociales, económicos y ambientales al que se enfrenta la humanidad.
¿Y qué receta proponía entonces este gigante del capitalismo para mejorar la situación actual de los más desfavorecidos, particularmente en Latinoamérica, el principal ámbito de focalización de su imperio empresarial? Pues, simplemente, más y mejor capitalismo. Abogaba, pues, por cultivar un tejido empresarial, fuerte, dinámico y responsable. «Prefiero que Bill Gates cree un Microsoft o Steve Jobs cree un Apple», dijo. Donar su patrimonio personal «es una idea interesante… pero no va a resolver ningún problema», remató. Y concluyó que «muchos de los problemas se resolverán por la actividad empresarial y el desarrollo.»
El mexicano Carlos Slim es el hombre más rico del mundo, según la revista Forbes. Aunque no comparto las opiniones personales del señor Slim sobre la utilidad de la filantropía y la acción social de las empresas, suscribo al completo sus opiniones sobre el papel determinante que puede y debe jugar un sector empresarial productivo y responsable en la lucha contra los importantes retos ambientales, sociales y económicos más acuciantes de la actualidad. Aparte de cuestiones altruistas, las empresas se empiezan a comportar de manera más responsable contribuyendo así a esfuerzos para aliviar la pobreza porque hacerlo es bueno para el negocio.
Y, en este sentido, tendrán mucho que decir las grandes empresas multinacionales españolas. El peso de las principales empresas españolas en América Latina es enorme y continúa creciendo de forma dramática. En relativamente pocos años España se ha convertido en el segundo país inversor en America Latina, solo por detrás de EEUU. La grave crisis económica y financiera en España está empujando a las grandes empresas españolas a mirar más hacia Latinoamérica y concentrar sus esfuerzos de crecimiento en las regiones emergentes que han logrado esquivar las peores consecuencias de la recesión actual. Por ejemplo, el último informe de resultados del Banco Santander muestra como el importante crecimiento de la empresa en Brasil ha compensado con creces la fuerte caída del beneficio de la empresa en el mercado español.
La destacada presencia de las empresas españolas en sectores clave de la región como la banca, telecomunicaciones, turismo, energía y construcción ofrece una oportunidad para jugar un papel determinante en la promoción de la responsabilidad social empresarial en una región donde la capacidad de respuesta de los estados a los mayores retos ambientales y sociales se ve fuertemente mermada por carencias presupuestarias e institucionales, así como por la magnitud de los problemas. A pesar de grandes avances en las últimas décadas en la erradicación de la pobreza, todavía hoy cerca de la cuarta parte de la población en la región vive con menos de dos dólares al día, según los últimos datos del Banco Mundial. Aunque está claro que las empresas no deben reemplazar al Estado en la provisión de los bienes públicos básicos, éstas pueden y deben contribuir a la mejora de la sociedad mediante la incorporación de la RSE en su estrategia y gestión operativa. Los grandes obstáculos a los que se enfrenta el sector público en sus esfuerzos para cumplir con las necesidades sociales y ambientales hacen necesario que el sector empresarial asuma un papel más importante en los esfuerzos por mejorar las condiciones ambientales y sociales de la región.
De esta forma, las grandes empresas españolas pueden jugar un papel ejemplarizante para todo el tejido empresarial de la región, trasladando buenas prácticas y políticas ambientales y de relaciones laborales de sus matrices en España a sus filiales en América Latina, emulando así el efecto similar que tuvieron las grandes multinacionales cuando desembarcaron en masa en España en la década de los 70 y 80.
Sin embargo, cabe enfatizar que este traslado de prácticas en materia RSE debe ir acompañado previamente por una reflexión deliberativa y profunda sobre el contexto local ya que para que la RSE sea efectiva debe adaptarse a las características sociales, económicas y culturales de cada país en particular. Esto requiere la adopción de una visión más democrática y participativa de la implementación de estrategias RSE y de los roles a asumir por las administraciones públicas, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil.
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