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Las finanzas del pasado, presente y futuro

25 años dan para mucho y, en el caso de la banca, el sector ha cambiado más de lo esperado. Hacemos un repaso de los desafíos y la evolución que ha vivido en las últimas dos décadas.

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Quedan ya lejos los años en los que se pagaba en cheque, se acudía físicamente al banco para cualquier transacción o se recibía la nómina en mano. Una época en la que, pese a que ponías cara a tu banquero, la atención no estaba tan personalizada como ahora.

A finales de los 90 y principios de los 2000, España, así como el resto del mundo, experimentó una transformación radical con la llegada masiva de Internet y los teléfonos móviles, además de la adopción del euro el 1 de enero de 1999. En este año, el país experimentó otro cambio: la entrada de ING con una propuesta disruptiva centrada exclusivamente en el ahorro, que se desmarcaba de las ofertas convencionales. Entre sus características destacaba su Cuenta Naranja y la promesa de una banca sin comisiones.

Durante este periodo, España vivía una expansión económica que se prolongaría hasta el año 2007. La baja tasa de interés, junto con una política monetaria favorable por parte del Banco Central Europeo (BCE), facilitaba que los hogares y las empresas accedieran a financiación en condiciones ventajosas. 

La mitad de la cartera de la banca mayorista de ING ya se clasifica como sostenible

Sin embargo, esta época de prosperidad no estuvo exenta de desafíos. El crecimiento acelerado del crédito y la inestabilidad en el mercado inmobiliario facilitaron una acumulación de riesgos que tuvo graves consecuencias para el sector bancario y la economía española en su conjunto, dando lugar a la crisis financiera global de 2008 o Gran Recesión.

En España, la caída de los precios inmobiliarios llevó a altas tasas de morosidad y problemas de liquidez, lo que requirió un rescate gubernamental que aumentó la desconfianza en la solvencia del país. No obstante, a pesar de la necesidad de fusiones en el sector, ING mantuvo su independencia y crecimiento orgánico.

Tras superar esta fase, la banca entró en una etapa de estabilización económica y nuevas estrategias centradas en la innovación tecnológica y la eficiencia operativa. ING ofrecía a sus clientes una experiencia bancaria omnicanal, fácil y eficiente y, en 2014, trasladó toda su operativa al móvil, siendo el primer banco en España en conseguirlo.

Esta apuesta por la digitalización ha llevado a una inversión considerable en el presente para mejorar sus aplicaciones y plataformas digitales, además de integrar fintechs y neobancos en la vida cotidiana de los consumidores.

Estas tecnologías han transformado la forma en que las instituciones financieras interactúan con sus clientes, permitiendo ofrecer servicios aún más personalizados y mejorando su experiencia, gracias a la facilidad de uso, la seguridad y la capacidad para realizar transacciones de manera eficiente y cómoda desde cualquier lugar.

La era de la responsabilidad social y medioambiental

Si algo ha marcado los últimos años ha sido el ejercicio de responsabilidad social por parte de las empresas. Entre las fechas destacables, se encuentra la pandemia de COVID-19, en la que los bancos respondieron con iniciativas como la compra de material sanitario, la reestructuración de préstamos y la oferta de cursos sobre digitalización y trabajo remoto.

Desde entonces, ING ha forjado alianzas con diferentes entidades sociales para fomentar una sociedad más fuerte y justa, mediante programas para el apoyo de colectivos vulnerables y dar respuesta a situaciones de emergencia. Estos programas incluyen capacitación para trabajadores sociales, educación financiera para mujeres en búsqueda de empleo, y mejora de la salud financiera y digitalización para jóvenes.

Desde el año 2023, ING ha movilizado más de 5.100 millones de euros en financiación sostenible

Entre las alianzas de ING, destaca la colaboración con UNICEF e ING, que tiene una historia de cerca de 20 años. Junto a sus clientes, ING ha recaudado más de 10 millones de euros para emergencias sociales, de infancia y de juventud.

Asimismo, un ~40% de los fondos y planes de ING están diseñados para promover iniciativas en esta línea, además de perseguir los tradicionales objetivos de rentabilidad. En este periodo, la entidad ha integrado criterios de eficiencia energética en la concesión de todas sus hipotecas, incentivando así la adquisición y renovación de viviendas más sostenibles y energéticamente eficientes. Desde el año 2023, ING ha movilizado más de 5.100 millones de euros en financiación sostenible, representando un incremento del 28% en comparación con el año anterior. Además, la mitad de la cartera de la banca mayorista de ING ya se clasifica como sostenible, con un porcentaje que oscila entre el 30% y el 49%. 

El futuro de la banca

ING apuesta por cinco pilares: el cliente, el talento y la diversidad, la tecnología, la sostenibilidad y la justicia social. Desde su desembarco en España, ha adoptado una estrategia centrada en la satisfacción del cliente mediante el acceso a la educación financiera, la transparencia sobre cada producto y sus aplicaciones, la atracción a los jóvenes y la promoción a la innovación.

Gracias a la incorporación de nuevo talento diverso a su plantilla y la promoción de una gobernanza diversa e inclusiva, ING ha sido reconocido como Top Employer en España por undécimo año consecutivo. Sin embargo, sus acciones no se frenan aquí. El banco ha apostado por integrar la sostenibilidad en su ADN, minimizar la huella de carbono de los clientes e integrar riesgos no financieros en sus operaciones (ESG). También ha puesto el foco en la justicia social, comprometiéndose a mejorar la inclusión y la accesibilidad, además de promover su liderazgo en un ecosistema de impacto positivo.

Manteniendo el mismo espíritu de siempre, ING seguirá escuchando a su entorno para anticiparse a los retos presentes y futuros, demostrando, una vez más, que un banco puede ser mucho más que una entidad financiera.

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