Inteligencia Artificial

La burbuja de la IA

ETHIC / La burbuja de la IA
La irrupción de la inteligencia artificial ha generado una fiebre financiera ante sus posibilidades de uso, cada vez más popular en nuestro día a día. Según advierten los expertos, las compañías más exitosas serán aquellas que comprendan en profundidad las necesidades de sectores específicos.
Ilustración: Óscar Gutiérrez

«Es la gran narcosis de la época». Así describe la inteligencia artificial (IA) el filósofo Éric Sadin, quien en su libro L’intelligence artificielle ou l’enjeu du siècle. Anatomie d’un antihumanisme radical la ha calificado como un desafío económico decisivo en el cual muchos se han volcado a invertir sin esperar.

Esta tecnología, hoy casi omnipresente, es capaz de suscitar tanto fascinación como temor. Desde su capacidad para automatizar tareas complejas hasta su incursión en terrenos creativos, la IA promete transformar la sociedad de forma radical. Y, en su avance, también ha comenzado a generar una burbuja financiera que alimenta especulaciones y grandes movimientos en los mercados, impulsados por una promesa de cambio tan imprevisible como desmesurada.

No es la primera vez que ocurre. A lo largo de la historia moderna, el mundo ha sido testigo de varias burbujas tecnológicas que han nacido debido al entusiasmo desmedido y una confianza casi ciega en las promesas de transformación radical. Desde la irrupción de la informática personal en los años 80, pasando por el auge de las puntocom a finales de los 90, hasta el boom de las criptomonedas en la última década, los patrones han sido similares: un flujo masivo de inversiones que crece sin medida y que, eventualmente, se derrumba cuando la realidad no logra acompañar las proyecciones iniciales.

Hoy, la inteligencia artificial se enfrenta a un escenario similar. «Estamos en las primeras etapas de esta revolución y, como en el caso de la primera burbuja de internet a finales de los 90, habrá obstáculos y contratiempos», afirma Martin De Saulles, experto en tecnología y autor de varios libros sobre digitalización. Lo que es evidente es que existe un gran interés por desarrollar proyectos con estas tecnologías. Por ejemplo, la cantidad de patentes relacionadas con la IA ha aumentado de manera vertiginosa: en 2022, superaron las 60.000, en comparación con las 8.000 de 2018, según datos de Goldman Sachs.

Impulsado por la promesa de cambio, el avance de la IA ha alimentado las especulaciones y grandes movimientos en los mercados

«La IA está teniendo un crecimiento exponencial, y se abren opciones de uso casi infinitas», explica Jacinto Martínez, director de Tecnología de Mutualidad. Esto es debido a tres factores fundamentalmente: un almacenamiento de datos, en la práctica, ilimitado, la creación de algoritmos cada vez más complejos y un procesamiento de datos cada vez más óptimo y veloz. Desde sus inicios en los años 60, la inteligencia artificial ha evolucionado significativamente, pasando de ser un ámbito limitado por las capacidades tecnológicas de su tiempo a convertirse en el motor central de la innovación en el mundo. Inicialmente, sus aplicaciones se centraban en la automatización y el análisis estadístico, pero con la llegada de la computación en la nube la IA ha experimentado un cambio sustancial.

«La nube permitió procesar grandes cantidades de datos a altas velocidades, impulsando el aprendizaje automático, y más tarde, la IA generativa, que revolucionó la creación de contenido», explica Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología en IE Business School. «El lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022 evidenció el potencial de estas herramientas al superar la capacidad humana en la generación de texto coherente y claro», abunda el experto. Y el impacto de la IA ha trascendido a las grandes corporaciones, dando lugar a una proliferación de start-ups que exploran nuevas fronteras tecnológicas, como la mejora de la comprensión del lenguaje natural y el desarrollo de modelos más avanzados.

Avalancha de inversión

Para Peter Oppenheimer, estratega jefe de Acciones Globales y responsable de Macro Research en Europa de Goldman Sachs, el creciente interés en la tecnología se ha reflejado en una avalancha de inversiones, sobre todo entre un grupo de empresas que «inusualmente» tienen una alta capitalización de mercado. Tal es el caso de Nvidia, el gigante de los chips, que se ha convertido en una de las empresas con mayor valor de mercado en el planeta.

Otros ejemplos son Microsoft, Google, Meta y Amazon, que habrían destinado, en conjunto, según el Financial Times, unos 106.000 millones de dólares durante los primeros seis meses de 2024 para acelerar el avance de sus sistemas de inteligencia artificial. «Ahora cualquier empresa que se pinte de IA ve cómo se disparan sus valoraciones, aunque su valor añadido sea cuestionable», señala Dans, quien advierte sobre las compañías que simplemente utilizan herramientas existentes como ChatGPT para crear productos superficiales. «Esto es comparable a la burbuja de las puntocom, donde muchas empresas no lograron sostenerse por falta de innovación genuina», añade.

Aunque Martínez indica que el gran interés por la IA no se puede considerar como una burbuja como tal. «Se parece más al proceso de desarrollo de tecnologías disruptivas, que es cíclico, en un momento álgido. Lo que sí parece estar sobredimensionado es todo lo relacionado en cuanto a la inversión en IA, muchas veces, sin tener claros los casos de uso», afirma. Para este experto, es posible que se esté invirtiendo en aspectos en los cuales el ROI (retorno sobre la inversión, por sus siglas en inglés) no está claro, y en otros en los cuales las grandes tecnológicas, por su tamaño y capacidad, tienen las de ganar, como puede ser la construcción de herramientas para el desarrollo del procesamiento del lenguaje natural (PLN).

En 2022, las patentes relacionadas con la IA superaron las 60.000, en comparación con las 8.000 de 2018

A la postre, el futuro dependerá del enfoque de cada empresa. «Las start-ups que simplemente utilicen modelos generativos existentes para ofrecer servicios como traducción o creación de contenido tendrán dificultades para diferenciarse de sus competidoras y crear barreras defensivas basadas en efectos de red para fidelizar a sus clientes», agrega De Saulles. Las compañías más exitosas serán aquellas que tengan acceso a datos exclusivos para entrenar sus modelos y que comprendan profundamente las necesidades de sectores específicos, construyendo relaciones sólidas en esos mercados. «La confianza en los resultados de los modelos será crucial, ya que las empresas solo confiarán en proveedores de IA que puedan demostrar la fiabilidad de sus productos en escenarios críticos», asegura este experto.

Según Dans, el futuro de esta tecnología promete tanto avances significativos como desafíos. Desde el impacto en la robótica industrial, que podría desplazar a trabajadores manuales, hasta el aumento exponencial de la productividad en sectores como el desarrollo de software, la IA seguirá transformando el panorama económico y social. «Estamos en los primeros capítulos de una historia que apenas comienza, y lo mejor, o lo peor, está por venir», concluye.