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Historia del ensayo

Los ensayos más importantes de la historia

Desde que Montaigne publicase el primer volumen de sus ‘Ensayos’, en 1580, este género literario se ha convertido en pieza clave del pensamiento occidental. Pero el ensayo nació mucho antes, con la antigua filosofía griega.

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29
abril
2025

Por ensayo entendemos ese género literario dedicado a analizar en profundidad temas concretos, añadiendo a dicho análisis la interpretación del autor. Son innumerables los ensayos que, a lo largo de la historia, han abordado las más variadas temáticas. Pero si algo hace destacar algunos de ellos suele ser, además del análisis del tema abordado, su calidad literaria.

Si bien el término ensayo se considera acuñado por el humanista francés Michel de Montaigne (1533-1592), cuando publicó la obra a que dedicó cuerpo y alma durante gran parte de su vida, hay numerosos ejemplos del género ya en la cultura clásica. De hecho, podrían considerarse ensayos primigenios los Diálogos de Platón. En dicha obra, el filósofo griego (427 a.C.-347 a.C) inventó una serie de conversaciones con personajes reales que le sirvieron para exponer sus ideas acerca de temas tan diversos y profundos como la naturaleza del hombre, la justicia, el placer o la belleza. El resultado fue una obra total muy cercana a su intención de abarcar el máximo de inquietudes humanas.

El término ‘ensayo’ fue acuñado por el humanista francés Michel de Montaigne

Menos ambicioso, pero igualmente incisivo, fue Cicerón (106 a.C.-43 a.C.), que introdujo la filosofía helénica en el pensamiento romano antiguo. Utilizando también el diálogo, Cicerón escribió obras ensayísticas temáticas. Sobre la amistad, Sobre las obligaciones, Sobre la naturaleza de los dioses o Sobre las leyes son solo algunos de los que nos legó uno de los más grandes pensadores y estilistas de la prosa que ha dado la antigüedad.

El testigo de Cicerón lo tomó el intelectual y político Séneca (4 a.C.-65 d.C.), con una serie de volúmenes de Diálogos en que abordó temas de gran calado moral como la felicidad, la clemencia o la ira, y que supusieron el sustrato fundamental de la filosofía estoica. Su estilo literario, abiertamente accesible para cualquier lector, impulsó la popularidad de su pensamiento.

Pero, como comentábamos al inicio, fue Michel de Montaigne quién regaló el término ensayo a un género que comenzaría a alcanzar una importancia capital en nuestra historia. Admirador de diversos filósofos antiguos, entre los que se encontraba el propio Séneca, de quien tomó su querencia por la filosofía estoica, Montagine comenzó a trabajar en los tres volúmenes de Ensayos a los 38 años. Continuaría escribiéndolos hasta el día de su muerte, en 1592. Más de veinte años dedicados a apuntalar el pensamiento occidental con la redacción de una obra que recorre de manera escrupulosa todos los recovecos de su experiencia vital para, de forma miscelánea y cercana al lector, dinamitar también las férreas estructuras de los géneros literarios. En los Ensayos de Montaigne caben los relatos, los arrebatos líricos, la crónica histórica o de actualidad y, por supuesto, la filosofía. Sin duda, una obra capital.

Simone de Beauvoir despliega, en ‘El segundo sexo’, un estudio totalizador de la condición femenina

Igualmente capital fue, para el feminismo de la segunda mitad del siglo pasado, El segundo sexo, de Simone de Beauvoir (1908-1986). Esta filósofa, escritora y activista fue una de las figuras clave en el desarrollo humanista de la sociedad occidental. Su ensayo feminista ha sido, desde entonces, referencia obligada para toda obra que abogue por la necesaria igualdad de las mujeres. Beauvoir despliega un estudio totalizador de la condición femenina que utiliza desde el punto de vista científico al psicológico, pasando por el cultural y el histórico.

Apenas veinte años después de publicarse El segundo sexo, occidente viviría la conmoción social de mayo del 68. Y uno de sus principales ideólogos fue el filósofo y cineasta Guy Debord (1931-1994). Fundador de la Internacional Situacionista, que pretendía acabar con la sociedad de clases por considerarla opresiva, sentó las bases de una pretendida revolución en La sociedad del espectáculo. En este breve tratado, denunció la explotación del individuo, propugnando su emancipación mediante la superación del modelo materialista. Un ensayo cuya actualidad, aun a día de hoy, no deja de sorprender.

En idéntica línea combativa se puede considerar No-Logo, que catapultó a la fama a la periodista canadiense Naomi Klein, nacida en 1970. Su ensayo supone una lucha frontal contra el poder que diversas prácticas empresariales ejercen sobre la libertad de decisión de los ciudadanos, y un lúcido desenmascaramiento de lo que, a finales del pasado siglo, se dio en llamar la «nueva economía».

Aún más cercano en el tiempo figura una obra que es superventas desde su publicación en 2011. Lo que el historiador israelí Yuval Noah Harari, nacido en 1976, logró con Sapiens (subtitulado Breve historia de la humanidad), fue aportar un nuevo punto de vista a los procesos que, a lo largo de la historia, nos han conformado como individuos y como sociedad. Mezclando perspectivas históricas, filosóficas, biológicas e incluso económicas, Harari expone que el homo sapiens gobierna el mundo por ser el único animal capaz de creer en cuestiones que no existen más que en su propia imaginación, y especifica que entre dichas cuestiones se encuentran los dioses, los estados, el dinero y los derechos humanos.

Estos y otros muchos ensayos demuestran que un profundo análisis del mundo en que vivimos nos permite, aparte su grata lectura, prosperar como individuos y como sociedad.

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