Cultura

El pequeño museo más bonito del mundo está en España

El Museo de Arte Abstracto Español en las Casas Colgadas de Cuenca no es solo un espacio de exhibición de arte, sino un símbolo internacional de la riqueza cultural del país.

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13
septiembre
2024

Las Casas Colgadas de Cuenca, con su icónica arquitectura, albergan uno de los tesoros culturales más valiosos de España: el Museo de Arte Abstracto Español. Un pequeño pero impresionante museo que se ha ganado una reputación mundial no solo por contar con una ubicación única en estas casas medievales del siglo XV, sino por su destacada colección de arte abstracto.

La historia del museo se remonta a 1963, cuando el pintor y escultor Fernando Zóbel visita Cuenca y queda cautivado por las Casas Colgadas. En su mente, surge una visión: transformar estas casas históricas en un santuario para el arte abstracto, un movimiento que en aquel momento no gozaba del reconocimiento que merecía en España. Tres años después, el 1 de julio de 1966, esta visión se materializa con la inauguración del Museo de Arte Abstracto Español.

El museo, ya desde sus inicios, fue un espacio revolucionario. No se trataba solo de exhibir arte, sino de crear un diálogo entre la modernidad de las obras abstractas y la antigüedad de las casas medievales. Esta yuxtaposición capturó la imaginación de los visitantes y estableció un nuevo estándar para la integración de espacios históricos con el arte contemporáneo. «El Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca fue pionero en un país sin museos, surgido de la iniciativa personal de un artista, Fernando Zóbel, y gestionado por artistas», detalla Manuel Fontán del Junco, director de Museos y Exposiciones de la Fundación Juan March. «España carecía de espacios dedicados a coleccionar y exhibir este nuevo arte. Supuso un espacio de libertad en la España de entonces», añade Fontán del Junco, aludiendo al rechazo al arte por parte del régimen franquista.

La historia del museo se remonta a 1963, cuando el pintor y escultor Fernando Zóbel visita Cuenca y queda cautivado por las Casas Colgadas

Las obras expuestas en el museo eran un reflejo de la vanguardia artística de la época. Fernando Zóbel, junto con Gustavo Torner y Gerardo Rueda, reunió una colección que incluía piezas de destacados artistas españoles como Antonio Saura o Manuel Millares. El museo se convirtió entonces en un escaparate del talento nacional y punto de encuentro para artistas y amantes del arte de todo el mundo.

En 1980, el museo experimentó una ampliación. Este crecimiento supuso la inclusión de nuevas salas y la expansión de la colección, además de nuevos espacios expositivos dedicados a artistas emergentes y a muestras temporales, reforzando así su posición como un epicentro del arte abstracto en España. La donación del museo y su colección a la Fundación Juan March en 1981 por parte de Fernando Zóbel fue crucial para poder asegurar los recursos necesarios para su gestión y conservación a largo plazo.

Bajo la administración de la Fundación Juan March, el museo mejoró sus instalaciones e integró tecnologías modernas para una mejor experiencia, como guías multimedia y aplicaciones interactivas. Además, la Fundación Juan March amplió la misión educativa y cultural del museo. Se implementaron programas educativos para escuelas y universidades, así como talleres para todo tipo de públicos. Ejemplos concretos de estas iniciativas son el «Programa de Arte en Familia» que ofrece actividades interactivas para padres e hijos, y la «Escuela de Verano de Arte Abstracto», destinada a jóvenes artistas que desean profundizar en este estilo artístico. Por otro lado, también el compromiso del museo con la restauración de las obras ha sido fundamental. Cada pieza de la colección es tratada con el máximo cuidado, asegurando que se mantenga en óptimas condiciones para las generaciones futuras.

Además, a través de colaboraciones e intercambios con otras instituciones culturales de prestigio, como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Guggenheim Bilbao y el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), ha promovido la visibilidad internacional del arte abstracto español. Exposiciones itinerantes y préstamos de obras han fortalecido los lazos internacionales y fomentado el diálogo cultural, llevando la visión de Zóbel más allá de nuestras fronteras.

La colección del museo, que hoy incluye más de 700 obras de artistas destacados como Eduardo Chillida, Antonio Saura, Manolo Millares o Eusebio Sempere, ofrece una visión completa del desarrollo de este arte en España desde la década de 1950 hasta la actualidad. Cada visita al museo es un viaje a través del tiempo y las emociones, una experiencia que, con su encanto singular, se ha ganado a pulso su reputación como «el pequeño museo más bello del mundo», según las palabras de Alfred H. Barr, el primer director del MoMA, y probablemente el gestor cultural más influyente del siglo XX.

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