Derechos Humanos

Los abusos en las fábricas textiles continúan

Los abusos en las fábricas textiles de Bangladesh continúan a la orden del día. Human Rights Watch denuncia cómo los propietarios de estas fábricas contratan a matones para intimidar a los trabajadores.

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09
febrero
2014

Los abusos en las fábricas textiles de Bangladesh continúan a la orden del día. Human Rights Watch ha llevado a cabo una investigación que demuestra cómo los propietarios de estas fábricas contratan a matones para intimidar a las organizaciones sindicales. La organización humanitaria exige a Estados Unidos y a Europa que presionen al Gobierno.

«El Gobierno de Bangladesh debería actuar en contra de los propietarios de las fábricas textiles que intimidan y amenazan a los trabajadores que se organizan y perseguir a quienes atacan a los líderes sindicales», señala un portavoz de HRW. «Los compradores internacionales, incluyendo los mayoristas estadounidenses y los minoristas europeos, deberían asegurar que sus proveedores bangladeshíes respeten los derechos laborales«, añade.

HRW ha entrevistado a 47 trabajadores en 21 fábricas en Daca. Estos han manifestado que algunos directores han intimidado y maltratado a los trabajadores involucrados en la creación de sindicatos y que incluso han recibido amenazas de muerte.

Algunos de los organizadores de los sindicatos han asegurado que les han golpeado y otros han afirmado que han perdido su trabajo o que han sido forzados a dimitir. También han añadido que los propietarios de las fábricas han contratado a matones locales para amenazarles o atacarles a la salida del trabajo o en sus casas.

Bangladesh modificó en julio de 2013 su legislación laboral después de las críticas generalizadas que se produjeron tras el derrumbamiento del edificio Rana Plaza que mató a más de 1.100 trabajadores de la confección. El Ministerio de Trabajo se había negado en un primer momento a aceptar a la mayoría de sindicatos pero las modificaciones han hecho que la formación de las organizaciones laborales sea más fácil.

Por el momento se han formado más de 50 sindicatos en las fábricas pero la ley estipula que para que puedan hacerlo deben contar con el apoyo del 30% de los trabajadores. Por esa razón las amenazas patronales y los actos de intimidación se suceden, especialmente en las fábricas que emplean a miles de personas.

«La mejor forma de evitar que se vuelva a producir un desastre como el de Rana Plaza y terminar con la explotación de los bangladeshíes es apoyar la creación de sindicatos independientes para que monotoricen y protejan a los trabajadores«, ha afirmado el Director para Asia de HRW, Brad Adams.

«El Gobierno ha comenzado a registrar a los sindicatos con retraso y aunque esto no deja de ser un primer paso positivo, es necesario que garantice que los propietarios de las fábricas no continúen persiguiendo a los líderes sindicales y les permitan organizarse», ha añadido.

En Bangladesh existen al menos 5.000 fábricas textiles. Según HRW, el Gobierno y la Asociación de Productores y Exportadores de Bangladesh (BGMEA) deberían asegurar el cumplimiento de la ley laboral y sancionar a las compañías que violen los derechos de los trabajadores. En julio de 2013, Bangladesh ratificó las convenciones 87 y 89 de la Organización Internacional del Trabajo, que regulan la libertad de asociación y las negociaciones colectivas.

La mayoría de entrevistados por Human Rights Watch en Daca describen prácticas abusivas. Una de las empleadas afirmó que cuando los trabajadores de su fábrica presentaron la solicitud para registrar a su sindicato, el propietario de la compañía tiró la petición a la basura y después les amenazó y aseguró que nunca aceptaría la creación de un sindicato. Dos de los organizadores fueron atacados después por dos desconocidos, uno de ellos armado con unas tijeras. Dos semanas después, según relata la mujer, un grupo de hombres se presentaron en su casa y la amenazaron hasta que aceptó renunciar a su puesto de trabajo.

Muchas mujeres han afirmado haber recibido amenazas o insultos machistas. En junio de 2013, Estados Unidos anunció la suspensión de los beneficios comerciales de Bangladesh bajo el Sistema General de Preferencias (GSP). Para aprobarlos de nuevo, Estados Unidos exigió a Bangladesh mejorar la vigilancia y las inspecciones en las fábricas y aumentar las multas y otras sanciones incluyendo la pérdida de las licencias de importación y exportación que no cumplan con las condiciones laborales o las normas de construcción.

En julio de 2013 el comisario de Comercio de la UE, Karel De Gucht, advirtió de que Bangladesh podría perder su libre acceso a los derechos y los contingentes de la UE si no mejoraba sus condiciones de trabajo. La UE ha decidido que llevará a cabo una revisión en el verano de 2014.

«Es el momento para que los propietarios de las fábricas textiles comprendan que están arriesgando su negocio si no cumplen con lo estipulado por Estados Unidos, la UE y su propio Gobierno«, ha añadido Adams. «Desafortunadamente, algunos propietarios continúan con su intención de boicotear la creación de los sindicatos por considerarles una amenaza para el control de las fábricas».

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