Contaminación

Cuánto contamina un cigarrillo

La Organización Mundial de la Salud ha alertado de que la industria tabacalera tiene un coste anual de más de 8 millones de vidas humanas, 600 millones de árboles, 200.000 hectáreas de tierra y 22.000 millones de toneladas de agua.

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11
diciembre
2024

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El acto de fumar puede ser ya considerado un vestigio de otro tiempo. En las películas del cine clásico, un cigarrillo en los labios del personaje o la manera en que dejaba que el pitillo se consumiera y el humo subiese dibujando formas eran detalles significativos de una carga estética. Recordemos, por ejemplo, a Jean-Paul Belmondo en Al final de la escapada, de Jean-Luc Godard, fumando y pasando el pulgar por sus labios al mirar una fotografía de Humphrey Bogart, fumador hollywoodiense empedernido.

Pero, iconos cinéfilos aparte, poca gente sabe que cada cigarrillo emite 14 gramos de CO2 «desde la etapa de cultivo hasta su eliminación», según explica el ISM. Además, ya en 2022, la OMS alertaba del coste anual de la industria tabacalera en «más de 8 millones de vidas humanas, 600 millones de árboles, 200.000 hectáreas de tierra y 22.000 millones de toneladas de agua, y generando 84 millones de toneladas de CO2».

Asimismo, la organización internacional advertía que los productos que componen el tabaco contienen dosis altamente contaminantes para el planeta. Unos «7.000 químicos tóxicos que se filtran en nuestro medio ambiente cuando se desechan, […] contaminando nuestros océanos, ríos, aceras de las ciudades, parques, suelos y playas cada año», según el director de Promoción de la Salud de la OMS, el doctor Ruediger Krech. Por su parte, el informe Tobacco: poisoning our planet indicaba que una quinta parte del CO2 producido por la industria de las aerolíneas comerciales es equivalente a «la huella de carbono derivada de la producción, procesamiento y transporte del tabaco».

Además, de entre estos agentes contaminantes conviene destacar la presencia de los microplásticos que conforman los filtros y los cigarrillos electrónicos. La OMS, por tanto, ha instado a los gobiernos a considerar la prohibición de estos «plásticos de un solo uso» como medida de protección de la salud pública y el medio ambiente. La «legislación sobre responsabilidad ampliada del productor» ha sido aplicada con éxito desde entonces en países como Francia y España, previniendo dichas consecuencias con el añadido de una aplicación de «cultivos sostenibles, elevados impuestos al tabaco y servicios de apoyo para ayudar a las personas en riesgo de adicción». En 2024, el MITECO, aprobó un Real Decreto «para la gestión de los residuos de filtros de tabaco» con el objetivo de «garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles y la conservación y utilización de forma sostenible de los océanos, los mares y los recursos marinos».

Cada cigarrillo emite 14 gramos de dióxido de carbono

Afortunadamente, el tabaco ha visto un descenso a nivel de consumo: en España, una encuesta del INE de 2022 informaba que un 22,1% de la población se declaraba fumadora frente al 77,9% de no fumadores. Datos recientes indican que el porcentaje de fumadores diarios se divide en un 27,6% en los hombres y un 18,6% en las mujeres.

Teniendo en cuenta que el grupo de no fumadores lo constituye gente que nunca ha fumado —un 55,9%— y exfumadores —un 22%—, esto sería directamente proporcional el auge de los entornos libres de humo. El Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer tiene «el objetivo de crear una generación sin tabaco de aquí a 2040», enlazando con la cobertura que la Comisión Europea pretende ampliar para conseguir zonas sin humo al aire libre —parques de atracciones, parques públicos, piscinas— y en espacios públicos cerrados como el transporte público y los lugares de trabajo. No obstante, en la hostelería la propuesta de prohibir el humo en las terrazas al aire libre fue calificada por la Asociación de Hostelería de Madrid como «inoportuna y desproporcionada», en declaraciones de marzo de este año: «La pretensión de la prohibición de fumar en terrazas […] solo desplazaría el consumo a otros espacios menos convenientes, generando un ocio desordenado, que perjudicará no solo a la hostelería sino a la convivencia entre ciudadanos».

Pero la buena noticia es que en diferentes localidades han surgido iniciativas para concienciar a la población respecto al tratamiento residual de los cigarrillos. En Almazán (Soria), el ayuntamiento promovió en 2023 la campaña #cuidAlmazán, en la que dispusieron receptores de colillas donde los vecinos podían votar en qué ranura echar el cigarrillo, en la del letrero de la «Seta de cardo» o la de las «Nícolas», como allí denominan al níscalo, en alusión al turismo micológico de la zona, invitando a colaborar, tanto a locales como a visitantes, en el respeto y mantenimiento de cualquier espacio natural y urbano.

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