Negocios y circularidad, el binomio del futuro
Ethic y Plastics Europe reúnen a un grupo de expertos para analizar los nuevos y prometedores modelos de negocio que abre la revolución circular en torno al plástico y explorar las conclusiones alcanzadas en The Plastics Transition para afrontar este desafío con éxito.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORAArtículo
El plástico es una industria clave para la economía europea, pero también un foco permanente de atención debido a las implicaciones ambientales que tiene este material. Innovación, colaboración y nuevos modelos de negocio circulares que contribuyan a «sostenibilizar» el sector son algunos de los elementos que será necesario poner en juego para avanzar por esa senda.
Esos tres vectores han sido precisamente la base del encuentro «Negocios y circularidad, el binomio del futuro», el primero de los tres desayunos que Plastics Europe y Ethic han organizado para debatir acerca de los retos y oportunidades que afronta el plástico.
Objetivos ambiciosos pero sensatos
Plastics Europe, la asociación paneuropea que aglutina a los productores los materiales plásticos, ha trazado una hoja de ruta para acelerar la sostenibilidad del sector. Bajo el título The Plastics Transition, este itinerario se basa en tres pilares: «hacer que los plásticos sean circulares, contribuir a que las emisiones del ciclo de vida de los plásticos sean cero netas, y fomentar un uso sostenible y seguro de los plásticos», tal y como desgranó Alicia Martín, directora general de Plastics Europe en la región ibérica, en el inicio del encuentro.
La asociación y sus empresas miembro se han propuesto el ambicioso objetivo de lograr un ecosistema de los plásticos europeo con cero emisiones netas y un 65% de plásticos circulares en 2050, con una meta intermedia de circularidad del 25% en 2030. ¿Cómo esperan lograrlo? «Por un lado, tenemos que ir disminuyendo los plásticos de origen fósil y empezar a fabricar a partir de materias alternativas, como residuos, biomasa sostenible o captura de carbono», apuntó Martín. «Y, en paralelo, es necesario que los actores del ecosistema industrial y las autoridades trabajemos juntos en el fomento de palancas como la reutilización, el uso de materiales reciclados y la creación de infraestructuras de gestión de residuos aptas para esta transición».
En ese sentido, Antonio Portela, director de Polímeros de Repsol, destacó con un ejemplo la importancia de apostar por la innovación y las tecnologías emergentes para avanzar en circularidad. «En Repsol detectamos que había un problema con los residuos de colchones, y aunque la cadena de valor no estaba preparada y los clientes no nos lo demandaban, decidimos asumir el riesgo y poner en marcha la primera planta de reciclaje químico de colchones en España, que está funcionando desde 2023».
La asociación se ha propuesto el objetivo de lograr un ecosistema de los plásticos en Europa con cero emisiones netas y un 65% de plásticos circulares en 2050, con una meta intermedia del 25% en 2030
El desafiante marco regulatorio
Los expertos coincidieron en que la normativa es un factor clave para empujar al sector hacia esos objetivos. «Necesitamos unas leyes que favorezcan el cumplimiento de las metas que las empresas nos hemos propuesto alcanzar», señaló Portela, quién admitió que la transición está siendo lenta «porque se basa en compromisos voluntarios y labor de concienciación», aunque se mostró optimista en cuanto a su evolución. «A medida que se acerque el año 2030 creo que se producirá un acelerón debido al desarrollo tecnológico y a una regulación europea que obligará al reciclaje», vaticinó.
La regulación puede ser, sin embargo, un problema en términos de carga administrativa para las empresas. Tal como indicó Delia García, directora de Sostenibilidad e Impacto Positivo de L’Oréal, «hay tantas normas ambientales y tantas novedades regulatorias que los departamentos de innovación a veces se encuentran atrapados en cuestiones de cumplimiento normativo».
Desde el ámbito político no son ajenos a estas dificultades. Esther Haro, directora general de Economía Circular y Agenda 2030 de la Consejería de Desarrollo Sostenible del Gobierno de Castilla-La Mancha, recordó que en 2019 fue la primera Comunidad Autónoma en crear una Ley de Sostenibilidad en España. Para Haro toda acción legislativa debe partir de la colaboración público privada y ejecutarse desde la escucha. «No se puede hacer un desarrollo normativo solo teniendo en cuenta los criterios técnicos de la Administración; hay que escuchar a los diferentes sectores y agentes para entre todos desarrollar unas leyes que se ajusten y respondan a la realidad de aquello que se quiere regular», afirmó.
La responsable de Sostenibilidad de la región castellanomanchega habló de la importancia de propiciar foros de encuentro y debate del ecosistema circular. «En Castilla La Mancha hemos creado instrumentos como la Red de Agentes de Economía Circular, una herramienta para representar diálogo y la colaboración real en la que participan entidades locales, gobierno regional y unas 98 empresas del sector industrial y servicios que adquieren un compromiso firme con la economía circular en la región».
Por su parte, Alicia Martín reclamó que, cuando se diseñen normas, «se basen en la ciencia, tengan en cuenta los análisis de ciclo de vida y sean neutrales en cuanto a materiales y tecnologías». Y añadió a sus peticiones que «exista un marco armonizado y estable a nivel europeo, estatal y regional para que Europa no pierda competitividad».
Nuevos actores en el tejido empresarial
La llegada de nuevos modelos de negocio con vocación circular es una de las vías a través de las cuales se puede acelerar la transición sostenible del ecosistema de los plásticos. «En Occidente tenemos un sistema económico basado en el consumo de muchas cosas que no usamos, y eso tiene que cambiar», argumentó Oriol Segarra, CEO de Bûmerang, una startup con un modelo de negocio basado en el producto como servicio en el ámbito de los envases para comida.
En el mundo de los envases de plástico, ese cambio implica una redefinición de los usos del producto: «Si se habla mal de plástico es por culpa del packaging de un solo uso, que es un producto mal concebido porque se fabrica con un material que es fantástico para ser reutilizado pero que solo se usa cinco minutos. Nosotros queremos asegurarnos de que un envase reutilizable sea utilizado varias veces, porque si no es peor que el de un solo uso».
Por eso no resulta fácil para una nueva empresa actuar de manera circular «cuando todo el ecosistema que tienes a tu alrededor, desde los proveedores hasta los bancos o los propios clientes, sigue siendo lineal», lamentó. Segarra considera que es fundamental cambiar la mentalidad: «Se necesita concienciar de que montar un negocio circular va mucho más allá de fabricar, distribuir y vender tu producto. Tienes que pensar qué va a pasar con ese producto después, buscar estrategias para que los usuarios lo devuelvan a tus manos y, además, lograr que todo salga bien desde el punto de vista económico».
Martín: «Es importante que exista un marco armonizado y estable a nivel europeo, estatal y regional para que Europa no pierda competitividad»
Concienciar al ciudadano… y a las empresas
L’Oréal lleva años trabajando para lograr la circularidad de sus envases. Para ello Delia García indicó que, la firma adopta «un enfoque científico» que se refleja en proyectos como la herramienta de ecodiseño SPOT, en su Plan de Packaging Sostenible o en su apuesta por el rellenado y recarga de productos. «Todas nuestras fragancias ya son rellenables entre dos y tres veces. De esta manera reducimos materiales, huella de carbono y costes», comentó.
Para esta directiva, la colaboración, tanto sectorial como intersectorial, es la única forma de avanzar a la velocidad adecuada, ya que «hay mucho potencial de mejora en los diferentes eslabones de la cadena». Una cadena, recordó, de la que también forman parte los consumidores: «El consumidor quiere ser sostenible, pero, por otro lado, sufre procrastinación climática. Por eso desde la industria tenemos que ponérselo muy fácil, para que no le cueste trabajo cambiar sus hábitos».
Cambiar el modelo con (y sin) innovación
La tecnología está llamada a desempeñar un papel protagonista en el viaje circular del plástico, aunque no hay una solución única. Para Delia García, las claves para una transición exitosa hacia un negocio circular son «la ciencia, la colaboración y la integración». En esta línea, Antonio Portela puntualizó que «para conseguir productos sostenibles necesitaremos una combinación de diferentes tecnologías maduras ya existentes con otras emergentes». Dentro de ese mix, Alicia Martín incluyó «fomentar el ecodiseño, la reutilización, mejorar el reciclado mecánico o escalar a nivel industrial el reciclaje químico».
En opinión de Oriol Segarra, sin embargo, la innovación que necesita la sociedad en general y el plástico en particular para abrazar la circularidad es de otro signo: «La economía circular no la vamos a lograr solo con tecnología. Hace falta un cambio de modelo de consumo y de negocio, y entender muy bien qué es lo que motiva a las personas a hacer ese cambio». En la misma línea, Esther Haro concluyó que para cumplir los objetivos de sostenibilidad «todos los ciudadanos nos lo tenemos que creer de verdad, y no solo como consumidores, sino como personas que habitamos en este planeta».
COMENTARIOS