Medio Ambiente
Rebelión en la granja
En un mundo donde los animales a menudo son considerados como simples objetos de consumo o entretenimiento, hay ocasiones en las que muestran una sorprendente capacidad para resistir y rebelarse contra su opresión.
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COLABORA2024
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Una mañana cualquiera, una tranquila ciudad costera estadounidense se ve invadida por una serie de ataques violentos de aves contra los habitantes del lugar. Sin una explicación clara, los residentes luchan por sobrevivir mientras intentan comprender y detener la inusual y aterradora amenaza. Es, efectivamente, una ficción, una de las películas más conocidas de Alfred Hitchcock. Pero esto es real: en Gibraltar llevan años sufriendo los ataques de un grupo de orcas que golpean e incluso hunden barcos de pequeño tamaño.
Hartos de sus condiciones de vida, los animales de la Granja Manor se rebelan contra la opresión humana y establecen un gobierno propio. También es una ficción, Rebelión en la Granja de George Orwell. Pero esto es real: cerca de 250 cerdos sembraron el caos en un pueblo de Vermont después de escaparse de los recintos en los que estaban encerrados.
En Los Pájaros de Hitchcock y en Rebelión en la Granja de Orwell se exploran de manera impactante, llevadas al extremo, narrativas de insurrección animal, donde criaturas aparentemente inofensivas desafían el orden establecido. Estas historias, aunque ficticias, reflejan una verdad fundamental sobre la naturaleza y la capacidad de los animales para resistir la opresión y buscar la libertad.
Al igual que en estas obras de ficción, la realidad nos ofrece numerosos ejemplos de insurrección animal en diversos contextos, desde macrogranjas hasta circos y zoos, donde los animales se rebelan contra su cautiverio y luchan por su dignidad y autonomía.
La investigadora canadiense Sarat Colling acaba de publicar el ensayo Insurrección animal. Historias extraordinarias de resistencia y rebelión de los animales en la era del capitalismo global (Errata Naturae), sobre las formas de insumisión que los animales han manifestado desde la Antigüedad hasta nuestros días. En esta investigación la autora estudia las estrategias que los animales han desarrollado para liberarse del cautiverio y defiende que estas conductas demuestran que, en lugar de verlos como seres pasivos sin voz, hay que aprender a reconocer en sus acciones su forma de expresarse.
Estas historias son solo algunos ejemplos de la notable capacidad de los animales para resistir y rebelarse contra su opresión en una variedad de contextos
Algunos casos notables han llegado a los medios: un grupo de cinco leones en un zoo de Australia emprendió una fuga audaz en busca de libertad; la fuga de 50 monos obligó a evacuar el zoo de París; y el zoo de Barcelona, aunque no es el único, ha sufrido fugas de lobos, un gorila y una cabra. Estas historias son solo algunos ejemplos de la notable capacidad de los animales para resistir y rebelarse contra su opresión en una variedad de contextos.
¿Estamos ante una revolución animal? Sin llegar tan lejos, ya que hablamos de ejemplos aislados, lo que parece indudable es que la creencia arraigada de que los humanos reinamos sobre la naturaleza y que nuestras necesidades prevalecen sobre las de todos los demás seres vivos parece estar cambiando. Como afirma Geoffrey Whitehall, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Acadia (Canadá), «solemos reservar la iniciativa a los humanos, pero está claro que los animales tienen intereses distintos de los nuestros, y cuando lo reconocemos, cuando empezamos a creer que los demás animales importan, se abren muchas conversaciones interesantes».
«La resistencia a reconocer derechos a los animales es similar a la que enfrentaron en su día la esclavitud racial o la discriminación de la mujer». Así de rotundo se mostraba Peter Singer en su libro Liberación Animal, publicado en 1975 y germen del animalismo. Este filósofo australiano se oponía al «especismo», o lo que es lo mismo, a que un ser vivo no tenga ningún derecho reconocido por el hecho de no ser humano.
En las últimas décadas, ha habido un cambio notable en la actitud hacia los animales en importantes sectores de las sociedades occidentales. Este cambio se atribuye a varios factores, incluyendo transformaciones sociales y de mentalidad en relación con los derechos individuales, el aumento de la explotación industrial y el confinamiento masivo de animales de granja en condiciones deplorables, así como la creciente sensibilización hacia la naturaleza y el surgimiento del movimiento ecologista. Además, se ha evidenciado el impacto ambiental destructivo de muchas actividades humanas, lo que ha contribuido a la preocupación por el bienestar animal y los derechos de los animales.
En nuestro país, la sensibilidad creciente hacia los derechos de los animales ha conducido a avances significativos en políticas y legislación. La aprobación de la Ley 7/2023 de protección de los derechos y el bienestar de los animales en marzo de 2023 marcó un hito importante, ya que entró en vigor el 29 de septiembre del mismo año, recibiendo elogios de los colectivos animalistas por su enfoque en la protección y prevención del maltrato animal. Sin embargo, esta normativa ha sido objeto de críticas debido a ciertas exclusiones, como los animales utilizados en espectáculos taurinos o fines científicos, que no reciben la misma protección según lo estipulado.
Schopenhauer: «La compasión por los animales está íntimamente ligada con la bondad de carácter, y puede afirmarse con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona»
Las leyes son fundamentales, pero no dejan de ser medidas en el campo de la teoría. En su investigación, Sarat Colling propone una solución real y concreta: el santuario. El Santuario Animal es un lugar de refugio para animales, donde estos reciben cuidados diarios, así como aquellos tratos que les pueden ayudar a mejorar una situación de gravedad en la que se encuentren. Ante todo, es un hogar permanente para animales que han sufrido maltratos.
Pero esta es solo una gota en un mar de injusticias y dolor. La clave para proteger los derechos de los animales radica en la conciencia pública, la movilización ciudadana y la participación activa en la promoción de políticas y regulaciones que salvaguarden su protección. «La compasión por los animales está íntimamente ligada con la bondad de carácter, y puede afirmarse con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona», afirmó Arthur Schopenhauer.
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