Medio Ambiente

El Fenómeno de ‘El Niño’ y su impacto global

Hay fenómenos recurrentes en el clima mundial que permiten medir de qué manera fluctúan las corrientes atmosféricas. Uno de ellos es ‘El Niño’, que suele acarrear un aumento de las temperaturas, alteraciones en las precipitaciones y desastres naturales.

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10
junio
2024

«El Niño» o, en nomenclatura científica, El Niño-Southern Oscillation (ENSO), es un patrón climático natural que describe el calentamiento anormal de la superficie de las aguas del este tropical del Océano Pacífico. Por otro lado, «La Niña» es el fenómeno en el que descienden las temperaturas en la superficie de las aguas oceánicas. Ambos forman el ENSO, aunque aún existen interrogantes sobre cuáles son exactamente sus causas y la mejor forma de predecirlos. Por el momento, sabemos que tanto El Niño como La Niña suceden cada dos a siete años, siendo el primero un poco más frecuente. Pueden durar hasta un año, y en algunas ocasiones incluso más. En el caso de La Niña, a veces se produce una doble aparición con una pausa de ENSO-neutralidad en el medio.

Sus nombres provienen de los apodos que los pescadores latinoamericanos le dieron a este tipo de fenómenos a lo largo del siglo XVII, dado que, en ese tiempo, alrededor de la Navidad se notaba el agua más cálida que de costumbre, refiriéndose a la llegada del niño Jesús por esas fechas, según la tradición cristiana. La Niña vino más tarde, cuando se buscó la forma de referirse a su efecto contrario.

Y sus efectos pueden ser globales. El Niño impacta el clima mundial por el aumento de las temperaturas, que generan, a su vez, temperaturas extremas o cambios en los patrones de precipitación, que conllevan tanto largas sequías en algunas regiones como lluvias intensas que pueden terminar en inundaciones en otras. Esto puede afectar la forma en la que la agricultura, la disponibilidad del agua o la seguridad alimentaria se manifiesta y articula en ese territorio. Además, el clima extremo puede asociarse con la presencia de otros fenómenos meteorológicos como tormentas de gran escala y largas olas de calor.

Tanto El Niño como La Niña pueden generar climas extremos en diferentes partes del mundo

Asimismo, El Niño puede tener un impacto en la biodiversidad marina: por ejemplo, ya se ha observado la muerte de corales, el desplazamiento de algunas especies de peces y la alteración de las corrientes oceánicas.

Algunos científicos han llegado a relacionar este fenómeno con el nivel de desarrollo de los países, alegando que la acción de El Niño ha sido la causa de algunas de las hambrunas más grandes del siglo XIX, como puede verse en obras como Los holocaustos de la era victoriana tardía: el niño, las hambrunas y la formación del tercer mundo de Mike Davis.

Además, hay estudios científicos que demuestran que las apariciones de este fenómeno meteorológico han tenido un gran efecto en las tendencias políticas y sociales del mundo. Las regiones más afectadas por sus efectos son los países del continente americano, Indonesia y  Australia.

Una de las asunciones más generalizadas sobre El Niño es pensar que se debe al cambio climático, pero no está consensuado que sea únicamente por esta razón. Lo que está claro es que el cambio climático podría intensificar sus apariciones, así como empeorar la dimensión de sus consecuencias. De hecho, la Organización Mundial de Meteorología (OMM) estima que «en los próximos cinco años podrían incluso llegar a superar en más de 1,5ºC los niveles preindustriales durante menos de un año».

Desde hace poco más de cuatro décadas se están monitoreando los avances de El Niño y La Niña de forma continuada, lo que permite no solamente contar con más información, sino también hacer mejores estimaciones y conocer de qué forma ayudar a mitigar sus impactos en las comunidades y el medio ambiente.

Cabe resaltar que, recientemente, la OMM ha advertido que el fenómeno de El Niño estaría llegando a su fin para dar paso a La Niña. Las proyecciones son que las temperaturas globales bajarán en la segunda mitad de este año, con un 50% de probabilidades de que ocurra entre junio y agosto y un 70% de que suceda entre agosto y noviembre. Sin embargo, «el final de El Niño no significa una pausa en el cambio climático a largo plazo, ya que nuestro planeta seguirá calentándose debido a los gases de efecto invernadero y a unas temperaturas marinas excepcionalmente altas en fechas recientes», según resaltó en un comunicado la subsecretaria general de la OMM, Ko Barrett.

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