Alexitimia, emociones sin palabras
En el campo de la psicología humana, la alexitimia es una zona poco explorada pero fascinante. Se define como la dificultad o la incapacidad para identificar, entender y expresar emociones.
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«Me cuesta mucho explicar lo que siento. No sé por qué. No es que me preocupe especialmente, aunque me gustaría entenderlo mejor», dice Holden Caulfield, protagonista de El Guardián entre el centeno, de J.D. Salinger. La palabra alexitimia proviene del griego a, que significa «sin», lexis, que significa «palabra», y thymos, que significa «emoción» o «alma». En conjunto, alexitimia se refiere entonces a la incapacidad para expresar emociones verbalmente.
La palabra fue acuñada por primera vez por los psiquiatras John Case Nemiah y Peter Sifneos en la década de 1970 para describir un trastorno caracterizado por la dificultad para identificar y describir emociones, así como por la poca capacidad para el pensamiento simbólico y el pensamiento abstracto. Aunque la prevalencia exacta de la alexitimia es difícil de determinar, se estima que afecta aproximadamente al 10% de la población. Se ha asociado con una serie de trastornos y condiciones, como el trastorno del espectro autista, trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios y enfermedades psicosomáticas.
Una de sus características más intrigantes es la variedad de sus manifestaciones. Algunas personas pueden experimentar una ausencia total de emociones, mientras que otras pueden experimentar emociones de forma intensa pero carecen de las habilidades para identificarlas y expresarlas adecuadamente. Esta diversidad de experiencias hace que la alexitimia sea un fenómeno complejo y multifacético.
Para quienes viven con ella, el mundo de las emociones puede ser tanto un misterio como una fuente de frustración. La incapacidad para identificar y expresar adecuadamente las emociones puede tener un impacto significativo en las relaciones personales, la salud mental y el bienestar emocional.
La característica principal de los alexitímicos es su incapacidad para identificar sus propias emociones y regularlas
Aunque algunos confunden a los alexitímicos con personas que simplemente tienen dificultades para expresar sus sentimientos, la característica principal es su incapacidad para identificar las emociones propias y regularlas. Esta regulación es algo esencial, dado que las emociones nos ayudan a actuar, tomar decisiones, comprender a los demás y ser comprendidos.
La condición puede ser un factor de riesgo para diversas psicopatologías y dificulta que se afronten las situaciones conflictivas y el establecimiento de conexiones sociales. Además, se ha asociado con un mayor riesgo de brotes psicóticos, trastornos del estado de ánimo y alta vulnerabilidad al estrés.
«No son personas frías, sienten, pero no son capaces de reconocerlo», explica la psicóloga Ofelia Cendón. Por eso, aunque no se den cuenta, los individuos con alexitimia tienden a somatizar, sus cuerpos expresan mediante molestias físicas la angustia emocional que no pueden liberar al no disponer de las herramientas para identificarla y trabajarla.
Las emociones son necesarias en la vida de cada uno, pues las usamos como brújula que guía y mantiene constantes nuestras conductas. Con el apoyo y el tratamiento adecuados, muchas personas pueden aprender a reconocer y manejar sus emociones de manera más efectiva. La terapia cognitivo-conductual, por ejemplo, ha demostrado ser útil en el tratamiento de la alexitimia al ayudar a las personas a identificar y etiquetar sus emociones, así como a desarrollar habilidades para regularlas.
A medida que continuamos explorando las complejidades de la alexitimia, hay que recordar la importancia de la comprensión y la empatía. Para aquellos que viven con esta condición, el camino hacia la autorrealización emocional puede ser arduo y lleno de desafíos. Sin embargo, con el apoyo adecuado, cada individuo tiene el potencial de descubrir y explorar las ricas profundidades de su mundo emocional.
«En el silencio de la noche, a veces siento que mi corazón es un cazador solitario, buscando algo que nunca puede encontrar, perdido en un laberinto de emociones que se niegan a ser nombradas», dice Jake Blount en la novela El corazón es un cazador solitario, de Carson McCullers.
Las emociones no solo son componentes clave de nuestra vida diaria, sino que también desempeñan un papel fundamental en nuestras interacciones sociales. Desde la alegría hasta la tristeza, las emociones se manifiestan no solo en el ámbito emocional, sino también en síntomas físicos que a menudo son evidentes para quienes nos rodean. Estos síntomas, como el nudo en la garganta o la sensación de ligereza en el pecho, son señales de cómo nos sentimos y pueden actuar como puntos de conexión con los demás. Además, nos permiten explorar la riqueza de la experiencia humana en toda su complejidad.
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