Diversidad

Combatir el racismo desde el humor

En los últimos años hemos visto un auge de las propuestas culturales que mezclan el racismo con el humor. Asaari Bibang, Lamine Thior o Yunez Moha Gerehou son algunos de los cómicos que han llevado el humor a los medios, y explican, a partir de estos espacios, situaciones racistas que viven o les inquietan. ¿Qué función tiene la risa para la lucha antirracista? ¿Reírnos del racismo ayuda a combatirlo? Hablamos con Frank T. para descubrirlo.

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No hay negros en el Tíbet
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12
enero
2024
Asaari Bibang, Frank T. y Lamine Thior, del podcast ‘No hay negros en el Tíbet’.

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No hay negros en el Tíbet

Son muchos los comediantes que han empezado a utilizar el humor como herramienta contra el racismo. Así, vemos a profesionales como Yunez Chaib, Putochinomaricón, Rocío Quillahuaman o Moha Gerehou que utilizan su humor para poder articular o visibilizar algunas situaciones racistas con las que se ven confrontados cada día.

«No hay negros en el Tíbet» es un podcast que ha revolucionado la radio española en materia antirracista. Cada quince días, Frank T., Asaari Bibang y Lamine Thor mantienen una conversación de poco menos de una hora para hablar sobre sus vidas, sobre sus experiencias y, sobre todo, de racismo. Franklin Tshimini Nsombolay, más conocido por su nombre artístico, Frank T., es un famoso rapero español y también el conductor del programa. Hemos hablado con él para que nos comparta su visión sobre el potencial del humor como herramienta contra el racismo.

«Hay que avanzar en el humor y en muchas otras cosas. No tenemos que olvidar que es la política, a nivel social y desde la educación en los colegios donde se debe hacer la acción más importante. El humor puede ser una palanca, pero no es la única». Para el cantante, el humor debe entenderse como una forma de toque entretenida, que personaliza el racismo en la vida y experiencia de las personas, pero no debe ser el primer lugar de donde surja la lucha antirracista ni tampoco la primera herramienta a utilizar.

Frank T.: «Es la política, a nivel social y desde la educación en los colegios donde se debe hacer la acción más importante. El humor puede ser una palanca, pero no es la única»

Existen muchas formas de luchar contra el racismo en nuestras sociedades, y también muchos espacios en los que se puede trabajar, desde los colegios a las instituciones, pasando por los comités de empresa, los sindicatos o los medios de comunicación. La inversión de los estereotipos, los recursos para evitar ofensivas indirectas o la perpetuación de discriminaciones, la lectura de libros y referentes antirracistas o la participación en charlas y talleres de deconstrucción son algunos de los mecanismos más populares.

«Todos los comediantes, y me atrevería a decir que todos los artistas, usan el entretenimiento para buscar algo. Los feminismos lo hacen con unas formas, el colectivo LGTBI, por ejemplo, lo hace a través de una fiesta. Obviamente, cuando lo haces con algo que se presenta fácil para las personas es más sencillo que entre mucha más gente a través de ella, ya que resulta más fácil para la gente sentirse un aliado y comprenderlo desde una posición amable». Para Frank T., esto forma parte de la educación informal, aunque reitera que las decisiones y medidas más importantes deben liderarse desde las instituciones y los espacios educativos.

En el sector del humor, hasta hace muy poco, las bromas sexistas, racistas y discriminatorias estaban a la orden del día. «Algunos ni siquiera lo hacían con actitudes maliciosas, pero hasta hace muy poco, e incluso sigue pasando, el humor era machista, racista, homófobo… y esto es algo que justo ahora está empezando a cambiar». Además, añade que las respuestas no son fáciles de encontrar, porque ahora mismo las redes están saturadas de personas dándote consejos y diciéndote «todo lo que debes saber» o no sobre las cosas, lo que hace que sea confuso, también para los interesados en deconstruirse o dejar de perpetuar el racismo, saber qué y cómo hacer en cada ocasión.

Otro de los puntos de conflicto para los artistas y humoristas que utilizan sus plataformas para luchar contra el racismo es cuál es el límite del humor, si es que existe. «Todo tiene algún límite, y muchas veces es contextual, depende del momento, el lugar y la persona a la que te diriges. Hay cosas que podemos decir que a algunas personas no les sienta bien, y eres consciente de ello. A veces, en el programa, hemos recibido comentarios de colectivos a los que no han gustado nuestras bromas, y hemos hecho un análisis conjunto para decidir si nos estábamos equivocando». El límite, explica, es difícil de cuantificar, pero el tiempo también es una buena medición para saber lo que ha funcionado y lo que no, lo que ha llegado al público y lo que se ha quedado por el camino. Sin embargo, remarca: «Por el hecho de ser personas negras venimos siendo víctimas de nuestras circunstancias, y el humor siempre viene mejor de abajo a arriba. Mucho de lo que podamos decir puede que tenga límites y vamos a reflexionar sobre ello, pero también es interesante ver cómo se tensionan y qué reacciones generan».

«Habremos avanzado cuando podamos hacer humor sin tener que poner el antirracismo sobre la mesa»

Como reflexión final, Frank T. comparte que lo más antirracista que existiría sería que los comediantes y artistas pudieran vivir del humor sin tener que recurrir a sus vivencias del racismo para hacerse un espacio o crear un relato propio, sin necesitar (aunque pudiendo optar por) hacer una reivindicación a partir de su práctica profesional. «El día que esto sea así habremos avanzado, cuando podamos hacer humor sin tener que poner el antirracismo sobre la mesa», afirma Frank T. Así, a la lucha contra el racismo en nuestro país aún le queda un largo recorrido. Sin embargo, desde los espacios artísticos existe una oportunidad de hacer palanca mediante la risa, el humor y las metáforas ingeniosas para contribuir colectivamente a romper con la discriminación.

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