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Repoblar el ecosistema del Mediterráneo, de la utopía a la realidad

La organización Renewables Grid Innitiative (RGI), ha reconocido la iniciativa de Redeia por ser ejemplo de las «posibilidades y éxitos de la restauración impulsada a través de la investigación» por su proyecto de recuperación de Posidonia oceanica en Mallorca.

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La pérdida de biodiversidad afecta a todos los ecosistemas, tanto los terrestres como los marinos. Por eso se deben implementar medidas para prevenir que el deterioro continúe y garantizar su preservación y equilibrio natural. 

Conscientes de ello, Redeia se ha propuesto proteger la biodiversidad del Mediterraneo mediante la plantación de un «bosque marino» en Mallorca. Un proyecto que comenzó en 2012 y ha concluido un 2023 con mucho éxito.  

El Bosque Marino de Redeia es un proyecto pionero con el que se han restaurado dos hectáreas de praderas de Posidonia oceanica, una especie de planta acuática nativa del Mediterraneo. Este ha sido premiado por Renewables Grid Initiative (RGI) con el 10th Anniversary All-Star Award, convirtiéndose en la mejor práctica llevada a cabo en las redes de transporte de energía eléctrica europeas de la última década.

La organización RGI, que agrupa a ONG y TSO y promueve la integración de energías renovables y la biodiversidad, organiza cada año los premios Good Practice of the Year para reconocer las buenas prácticas desarrolladas en los sistemas eléctricos europeos. Un jurado formado por altos funcionarios de la Comisión Europea y académicos es el encargado de examinar los proyectos candidatos a estas distinciones. Este año, con motivo del 10ª aniversario de los premios, se ha añadido una nueva categoría para elegir al mejor de entre los premiados de sus 10 ediciones. El Bosque Marino, premiado en 2017 como la mejor práctica del año, ha destacado entre todas las candidaturas por ser ejemplo de las “posibilidades y éxitos de la restauración impulsada a través de la investigación”.

Eva Pagán: «Ilustra a la perfección el objetivo de Redeia de que sus infraestructuras consigan crear redes de vida»

El proyecto, que surgió fruto de la colaboración entre Redeia a través de Red Eléctrica, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), el Gobierno Balear y el Aeródromo militar de Pollença, ha conseguido regenerar dos hectáreas de praderas marinas de posidonia en Baleares, un ecosistema del que dependen más de 700 especies. Esta apuesta de futuro ha permitido desarrollar una técnica de recuperación de espacios marinos con esta planta acuática, endémica del Mediterráneo, que tiene un papel esencial en la lucha contra el cambio climático.

«Este proyecto demuestra claramente que las grandes compañías como Redeia podemos y debemos generar un impacto positivo allí donde desarrollamos nuestra actividad», asegura Eva Pagán, directora corporativa de Sostenibilidad de Redeia. «Estamos muy orgullosos de que se reconozca el alto valor de esta iniciativa, con la que contribuimos a la protección de este ecosistema clave para la biodiversidad del Mediterráneo y la lucha contra el cambio climático. Ilustra a la perfección el objetivo de Redeia de que sus infraestructuras consigan crear redes de vida». Eva Pagán ha recogido este premio en el contexto de la cuarta edición de los PCI Days que organiza la Comisión Europea, de la mano de su directora general de Energía, Ditte Juul-Jorgensen. 

En 2018 se plantaron 12.800 fragmentos de esta planta en la bahía de Pollença, consiguiendo el primer bosque submarino de estas dimensiones en el Mediterráneo.

Posidonia oceanica, la herramienta Mediterránea contra el cambio climático

El Bosque Marino es un proyecto ligado al desarrollo de infraestructuras que surgió, en 2012, a raíz del compromiso de Redeia de que el cable submarino Mallorca-Ibiza ayudará a la regeneración de las praderas de Posidonia oceanica. Esta especie vegetal es esencial para la preservación de los ecosistemas acuáticos y funciona como almacén de carbono orgánico. Este aspecto la convierte en una planta con gran potencial en la lucha contra el cambio climático y degradación de ecosistemas marinos y el impulso de la transición energética.

La iniciativa se concentró inicialmente en los dos extremos de la conexión eléctrica submarina Mallorca-Ibiza, concretamente en las bahías de Santa Ponça (Mallorca) y de Talamanca (Ibiza). En la fase experimental del proyecto se recolectaron semillas y fragmentos de posidonia para su cultivo en condiciones de laboratorio que posteriormente se replantaron en las dos bahías. Debido a los buenos resultados de supervivencia conseguidos en estas primeras plantaciones, en 2018 se plantaron 12.800 fragmentos de esta planta en la bahía de Pollença, consiguiendo el primer bosque submarino de estas dimensiones en el Mediterráneo.

El seguimiento de la plantación correspondiente al 2023 respecto al porcentaje de supervivencia de los fragmentos de Posidonia plantados se mantiene superior al 92,3%. En base al éxito del proyecto, desde Redeia se continúa trabajando en la búsqueda de aliados y analizando las posibilidades para extrapolar esta iniciativa a otras zonas del Mediterráneo.

Proyectos con un valor reconocido

El premio 10th Anniversary All-Star Award pone de manifiesto el carácter excepcional y pionero de esta iniciativa, que ha sido reconocida en varias ocasiones desde su puesta en marcha. En 2018, fue Premio Europeo de Medio Ambiente a la Empresa, en la categoría de Empresa y Biodiversidad, mientras que en 2019 obtuvo uno de los Premios a la Innovación Empresarial de Cinco Días.

Por otro lado, RGI también ha otorgado este año una mención especial a otro de nuestros proyectos incluidos en su catálogo de buenas prácticas del año. Se trata de la iniciativa ligada al tendido del enlace submarino entre Lanzarote y Fuerteventura, que consiste en protegerlo con un hormigón ecológico de ECOncrete que potencia la regeneración de la vida marina.

Estos dos proyectos no han sido los únicos premiados en la historia de los Good Practice of the Year. El año pasado, el jurado de estos premios concedió este galardón al proyecto de investigación ‘Bio Transport’ desarrollado junto el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y en el que se evidencia la capacidad de la red de transporte eléctrica española de favorecer la creación de nuevos hábitats para ciertas especies animales como mecanismo de supervivencia ante el calentamiento global.

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