Cambio Climático

Cuando la lluvia se vuelve peligrosa

Las lluvias torrenciales son un fenómeno meteorológico cada vez más frecuente, que está teniendo consecuencias significativas en diversas regiones del mundo. Estas precipitaciones intensas y prolongadas pueden dar lugar a inundaciones, deslizamientos de tierra y otros desastres naturales.

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29
noviembre
2023
La lluvia, Van Gogh, 1889

El cambio climático ha aumentado la frecuencia e intensidad de las lluvias torrenciales en muchas partes del mundo. A medida que la atmósfera se calienta, es capaz de retener más humedad, lo que a su vez puede llevar a precipitaciones más intensas. Los patrones de lluvia están cambiando, dando lugar a sequías prolongadas seguidas de lluvias torrenciales.

Uno de los efectos más inmediatos de las lluvias torrenciales es la inundación de áreas bajas. Cuando las precipitaciones son intensas y sostenidas, los ríos y arroyos se desbordan, y las zonas urbanas y rurales cercanas a cursos de agua corren un alto riesgo de inundarse. Estas inundaciones pueden tener consecuencias devastadoras, causando daños a viviendas, pérdida de propiedades, y en el peor de los casos, la pérdida de vidas humanas.

Puede decirse que el calentamiento global está detrás de las inundaciones mortales que sufrieron hace unos meses Grecia, Bulgaria, Turquía y Libia, como confirma el análisis científico del grupo World Weather Attribution. El estudio compara el clima actual –con una temperatura global ya 1,2ºC por encima de la del año 1800– con el que había antes del calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero. En esa comparativa, las lluvias virulentas del este europeo fueron 10 veces más probables respecto a un clima en equilibrio y la precipitación en el país africano 50 veces más probable que sin ese calentamiento.

Los suelos inundados y arrastrados por las corrientes también pueden contaminar masas de agua como lagos o pantanos, afectando la calidad del agua y la vida acuática. La erosión del suelo causada por las inundaciones afecta a la vegetación y reduce la biodiversidad en las áreas afectadas.

El calentamiento global ha llevado a que las lluvias torrenciales sean más probables

Además de las inundaciones, las lluvias torrenciales también pueden desencadenar deslizamientos de tierra en áreas montañosas o colinas empinadas. La saturación del suelo debido a las intensas precipitaciones hace que la tierra ceda, desencadenando avalanchas de lodo y rocas que ponen en peligro a las comunidades cercanas.

El cambio de los patrones meteorológicos derivados del cambio climático es un fenómeno cada vez más frecuente y difícil de revertir. ¿Cómo nos afecta este impacto medioambiental a nivel social? Según un estudio del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático publicado en la revista Nature, más días de lluvias extremas podrían significar un golpe para la economía global. La investigación sugiere que la intensificación de las precipitaciones extremas tendrá consecuencias económicas globales negativas que requieren una mayor atención por parte de quienes deseen evaluar los costos del cambio climático.

Las inundaciones provocadas por este tipo de precipitaciones pueden forzar la evacuación de comunidades enteras, dejando a las personas sin hogar y desplazadas. La infraestructura crítica, como carreteras, puentes y sistemas de suministro de agua y electricidad, puede resultar dañada o destruida, lo que tiene un impacto a largo plazo en la vida de las comunidades.

Las lluvias torrenciales también afectan directamente a la agricultura y la producción de alimentos. La disminución de la cubierta vegetal por el aumento de las temperaturas y el descenso de las precipitaciones, unido a la mayor concentración de estas en forma de lluvias torrenciales, aumenta la erosión del suelo e incrementa el riesgo de desertificación. Según el estudio Impactos del Cambio Climático en la Agricultura Española, actualmente 250.000 hectáreas se encuentran en riesgo severo de erosión en España, y esta ocasiona al menos una pérdida de productividad del 1% anual y una mayor necesidad de fertilizantes, con un coste estimado de 60 millones de euros anuales.

Cuando se producen inundaciones, estas destruyen los cultivos, lo que a su vez puede dar lugar a escasez de alimentos y aumento en los precios de los mismos. Además, la contaminación del agua puede afectar la calidad de los alimentos y poner en riesgo la salud de las personas.

Más días de lluvias extremas podrían significar un golpe para la economía global

¿Cómo hacer frente a este fenómeno? Dada la inevitabilidad de las lluvias torrenciales, la preparación y la mitigación son cruciales para reducir su impacto. Esto incluye el desarrollo de sistemas de alerta temprana, la construcción de infraestructuras resistentes a inundaciones y la implementación de prácticas de uso del suelo que reduzcan el riesgo de deslizamientos de tierra.

La gestión de cuencas hidrográficas y la conservación de los ecosistemas naturales también desempeñan un papel importante en la reducción del riesgo de inundaciones y la protección del medio ambiente.

La Directiva Europea de Inundaciones, aprobada en 2007, establece que no se pueden evitar las inundaciones, pero sí minimizar sus efectos perniciosos. Frente a la ineficacia de las medidas clásicas de la vieja hidráulica, la directiva aboga por devolver su espacio a los ríos a través de una gestión adecuada de los territorios fluviales. El territorio fluvial, constituido por el propio río y los espacios inundables adyacentes, actuaría como zona de expansión de las crecidas.

Y es que una nueva investigación realizada por científicos chinos ha revelado que la crisis climática expondrá a una mayor parte del mundo a un clima más cálido y a fuertes lluvias. El equipo de investigadores utilizó varios modelos climáticos para proyectar cómo estos cambios climáticos extremos se agravarán para finales de este siglo si nuestras emisiones continúan aumentando.

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