Transformación y capacitación para cambiar el planeta

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Pelayo de las Heras

@draculayeye_

Los seres humanos no somos los únicos habitantes del planeta, aunque a veces, como Narciso, no sepamos rechazar nuestro propio reflejo. Se trata de un error básico y común pero, sobre todo, peligroso: puede llevar a ignorar —y, por tanto, perjudicar— lo que nos rodea, como la biodiversidad. Dañar esa flora y fauna que nos circunda por todas partes significa erosionar el mundo en que vivimos. Esa dirección es precisamente la que se sigue desde hace décadas: se ha producido una importante pérdida de biodiversidad como consecuencia de la acción humana.

Es también uno de los efectos más destacados del cambio climático. La necesidad de una transición efectiva y justa es más patente que nunca. Así lo defiende el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), que prepara al país para «la transformación económica, social y laboral de todos los sectores productivos». El enfoque holístico no es casual: «Todos los sectores, en mayor o menor medida, se ven afectados y deben ajustarse y dar una respuesta adecuada al cambio climático».

No obstante, el mercado laboral —la pieza común a todos los sectores— es lo que debe dar salida a las nuevas ambiciones. Es lo que apunta el informe «Empleo y transición ecológica. Yacimientos de empleo, transformación laboral y retos formativos en los sectores relacionados con el cambio climático y la biodiversidad en España», impulsado por la Fundación Biodiversidad y la Oficina Española de Cambio Climático, ambas del MITECO. El estudio busca determinar las rutas a seguir para el desarrollo de las nuevas competencias y capacidades técnicas y profesionales.

España podría necesitar crear hasta 348.000 empleos hasta 2030 para responder a las necesidades de la emergencia climática

El texto es claro al respecto: hay 14 sectores prioritarios con un gran potencial de transformación, reconversión y generación de empleo. Entre ellos, el de las energías renovables, la rehabilitación energética de los edificios, la bioeconomía, la explotación agropecuaria, la economía circular o la restauración ecológica.

Pero la parte más destacada es aquella relativa a la propia naturaleza de los empleos. Las necesidades de la emergencia climática obligan a que muchos habrán de crearse y otros reorientarse. La situación supone, por tanto, una reorganización. Y esta se encuentra estructurada a través de los diversos planes diseñados desde el Gobierno. Por ejemplo, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), estamos ante un escenario que implica crear un máximo de 348.000 empleos al año hasta 2030. El impulso a la transición, de este modo, se acelera.

Aunque no todo es tan sencillo: en el estudio se ha constatado también la existencia de brechas entre la actual oferta formativa y los conocimientos requeridos, algo que es de especial importancia, ya que puede crear un importante cuello de botella que anule la capacidad de sacar adelante esta transición. El sistema formativo español, por tanto, aún requiere una preparación acorde con las futuras exigencias del mercado laboral, tanto por el volumen de empleos como por la necesidad de dar respuesta a los nuevos conocimientos, tan necesarios en la lucha contra el cambio climático y sus numerosas consecuencias. Para ello, se pretende tomar diversas medidas, desde el fortalecimiento de estudios STEM entre la población femenina hasta la creación de un ecosistema público-privado enfocado a estas necesidades. Porque lo cierto es que el futuro ya espera, hoy, a ser moldeado.