Alexander von Humboldt, el padre olvidado de la ecología

Nacido en 1769 en Berlín, Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander, Freiherr (barón) von Humboldt fue una figura central para los progresos de la geografía y la ecología actuales. Hijo de un oficial de Federico el Grande y de madre francesa exiliada tras la revocación de Luis XIV, fue criado por su madre en los más estrictos dogmas del calvinismo tras la prematura muerte del padre. Su madre lo educó severamente en casa para prepararlo para los más altos cargos públicos, pero su frágil salud lo convirtió en un mal estudiante durante sus primeros años.

Durante su juventud se une a la armada y estudia economía en la Universidad de Frankfurt. Después se va a Berlín a estudiar ingeniería y es allí donde se empieza a interesar por la botánica y los lugares del mundo con mayor variedad de especies naturales. En la Universidad de Göttingen será cuando se abra al mundo de la ciencia y amplíe sus aficiones a la mineralogía y la geología, que transformarán completamente su carrera científica. Estos intereses le conducirán a la Escuela de Minería de Freiberg, una prestigiosa institución donde desplegará sus altas capacidades en el campo con una estricta rutina personal.

Sin embargo, dos años después abandonará el grado sin terminar y pasará a trabajar para el Departamento de Minería del gobierno prusiano. Una de sus primeras expediciones será en las montañas Fichtel, pero el más apasionante de sus viajes será, unos meses después, a Sudamérica. Con las guerras napoleónicas muchas de las expediciones planificadas para el científico fueron canceladas, pero Humboldt consigue un permiso del gobierno español para visitar las colonias en América Central y del Sur.

Su expedición parte de Marsella en el verano de 1799 y recorre durante cinco años América Central y del Sur viajando a pie, a caballo o en canoas. El viaje se inició en Caracas y siguió a través del Amazonas y el río Orinoco, la sierra de los Andes y otros lugares del continente en condiciones difíciles y con falta de alimentos y enfermedades complicadas. Su último año de viaje terminó en Estados Unidos, donde fueron recibidos por el presidente Thomas Jefferson antes de partir hacia Francia.

La voluntad divulgativa y compacto conocimiento de ‘Kosmos’ le dio un gran éxito y ha sido traducida en casi todos los idiomas europeos

A Europa, volvieron con una inmensa cantidad de datos sobre la biodiversidad del continente, pese a la gran cantidad de cartas que se perdieron debido a la débil correspondencia de la época. En los próximos veinte años, el científico se centró en la publicación de los datos recopilados durante la expedición y visitó Berlín en ocasiones para compartir en sus círculos científicos sus avances.

Es durante esta época que Humboldt elabora su teoría de los mapas isotérmicos y las isobaras, que han sido fundamentales para los fundamentos de la climatología. También fueron especialmente importantes sus avances sobre los volcanes de los Andes, así como la teoría de las fluctuaciones magnéticas y su rol en la conformación de la superficie de la Tierra. Durante la época en Paris también gozó de una importante vida social, donde hizo amistad con personalidades como el físico y astrónomo François Arago o sus pupilos Justus von Liebig o Louis Agassiz.

Aún así, no todo son luces en estos años. El coste de publicación tanto de sus libros como del viaje redujeron drásticamente sus finanzas y esto afectará a sus capacidades profesionales hasta su muerte.

En sus últimos años de vida Humboldt vuelve a Berlín y se une a la corte, donde será el maestro del joven heredero al trono y miembro del consejo privado del rey. Desde allí utilizará su posición para transmitir sus ideas científicas a la familia real, y le permitirá impartir un curso de Física geográfica en la Universidad de Berlín, donde más de mil personas asistirán a sus conferencias públicas.

En 1828 organiza –también en Berlín– una de las primeras conferencias científicas internacionales. En 1829 visita Rusia y Siberia, donde es invitado a visitar las minas de oro y platino en los Urales y asistir al gobierno en gestión de sus recursos y técnicas organizativas. Después de este viaje, Humboldt pasará sus últimos treinta años de vida en Berlín. Es entonces cuando escribe Kosmos, su obra maestra y uno de los trabajos científicos más ambiciosos publicados hasta la fecha. Su voluntad divulgativa y compacto conocimiento sobre la estructura de la tierra le dio un gran éxito y ha sido traducida en casi todos los idiomas europeos.

Alexander Humboldt murió a sus noventa años, pero sus contribuciones a la meteorología, la ciencia climática y la sistematización del conocimiento científico del mundo han conformado un legado que ha llegado a nuestros días ofreciendo respuestas para retos tan complejos como el cambio climático.