Energía

¿Estamos ante una nueva crisis del petróleo?

La subida de los precios de la gasolina y los alarmantes datos sobre el agotamiento de la energía que sustenta nuestro sistema económico no solo puede crear una profunda crisis social, sino que nos puede poner delante de una compleja tesitura: ¿qué ocurrirá cuando se acabe el petróleo?

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22
junio
2022

La escasez y finitud del petróleo es un tema recurrente en nuestras sociedades contemporáneas. Nuestra dependencia de este combustible fósil es tan alta que incluso se ha llegado a hablar de la Edad del Petróleo para definir el momento histórico actual. Así lo relata uno de los máximos referentes en la materia, Leonardo Maugeri, que explica desde una perspectiva geopolítica el avance del recurso y los efectos que ha tenido en los principales episodios históricos en su libro The Age of Oil. 

Aunque el petróleo ha sido usado desde la Antigüedad en múltiples civilizaciones –era conocido como el oro negro en Asia menor, donde se utilizaba principalmente como un bálsamo fijador para barcos y momias–, fue en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial cuando se convirtió en un material tan común y utilizado y común; tan esencial para la totalidad de nuestro sistema económico: desde los aviones a los utensilios de cocina, todo lo que consumimos diariamente tiene una relación, directa o indirecta, con el petróleo. Según defienden algunos historiadores, fue gracias a este material como pudimos llegar a una de las mayores cotas de desarrollo conocidas en la historia de la humanidad. Así lo resume el reconocido experto en energía Vaclav Smil: «El petróleo es el alma del mundo moderno». 

¿El motor del mundo?

En el año 1859 nace la moderna industria petrolera, pero no será hasta casi 30 años después, en 1885, cuando encontramos los primeros combustibles para automóviles. En 1908, pocos años antes de la Primera Guerra Mundial, se descubren las valiosas reservas de petróleo de Oriente Medio. Desde entonces, el petróleo ha ido ganando terreno no solamente como activo económico, sino también como poderosa fuente de poder geopolítico. Todo, como se puede observar, en pocas décadas.

La crisis del petróleo de 1973 cuadruplicó el precio del crudo a raíz de su escasez, lo que afectó duramente a las economías globales

No obstante, será un siglo más tarde del nacimiento de la industria, en 1973, cuando observamos por primera vez la capacidad de este recurso para alterar el orden político internacional durante la conocida «crisis del petróleo», en la que la Organización Árabe de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) instigó un embargo contra Occidente por el apoyo de potencias como Estados Unidos a Israel durante la llamada Guerra de Yom Kippur. Esta situación cuadruplicó el precio del crudo a raíz de su escasez, lo que afectó duramente a la economía de la mayoría de las grandes potencias mundiales; marca, en cierto modo, el fin de los años de progreso económico surgidos tras la Segunda Guerra Mundial (conocidos como los Treinta Gloriosos).

No obstante, a pesar de ser tan necesario para los engranajes económicos, lo cierto es que el petróleo ha demostrado ser un recurso insostenible por su contribución a la contaminación, el calentamiento global y la degradación del medio ambiente. Ya es un consenso internacional que la sociedad debe avanzar hacia un sistema productivo y de consumo desligado del petróleo que abrace métodos de provisión de energía más sostenibles y renovables. En el Global Risks Report de este año, de hecho, se destaca la presión que empresas, gobiernos y sociedades enfrentan para acelerar la transición a economías netas en emisiones. Algo similar señala el informe energético anual de McKinsey, donde se prevé que la demanda de petróleo descienda drásticamente en alguno de sus usos más habituales, como por ejemplo en un 75% de lo que consumimos hoy día a causa del transporte de carretera.

Desde la invasión rusa de Ucrania muchos han hablado precisamente de la posibilidad de una nueva crisis del petróleo, y es que el precio de este ha aumentado más de un 70% durante los últimos 12 meses. Las sanciones aplicadas a Rusia han desatado una nueva crisis de materias primas que, aunque general, afectan con particular intensidad al petróleo, lo que amenaza la recuperación económica de la pandemia y podría tener duras consecuencias a nivel global. Según datos del informe mensual global Oil Market Report, publicado por la International Energy Agency (IEA), se prevé que el crecimiento de la demanda mundial de petróleo se desacelere a 1,9 millones de barriles diarios (mb/d) en el segundo trimestre de 2022. Una cifra sorprendentemente baja si se tiene en cuenta que el descenso tendría lugar desde los 4,4 mb/d utilizados en el primer trimestre de 2022. El peligro de una subida de precios mayor de la actual es un riesgo futuro altamente probable, así como también lo sería las previsiones de la inflación sin parangón que este hecho podría traer para la mayoría de potencias del mundo. 

Son muchos los pasos y contribuciones que se han realizado en las últimas décadas para reducir la dependencia respecto a este recurso e impulsar formas más sostenibles de reciclaje y obtención de energía, si bien aún son insuficientes. En este sentido, la lucha contra la dependencia de los combustibles fósiles encuentra su primer gran compromiso en los Acuerdos de París, donde surgió un renovado compromiso para reducir las emisiones globales de efecto invernadero. Encuentra además uno de sus más recientes compromisos en la iniciativa de la Comisión Europea, REPowerEU, que busca reducir la dependencia de energía continental respecto a países como Rusia y aumentar la inversión y promoción de formas de producción de energía renovables y sostenibles: hace pocas semanas, por ejemplo, se pactó que para finales de año las importaciones de petróleo rusas se reduzcan en un 90%.

La crisis del petróleo tiene, por tanto, una doble vertiente: por un lado, encontramos la crisis ocasionada por los recientes sucesos geopolíticos, donde el aumento del precio del combustible fósil puede acarrear importantes crisis inflacionarias y tensiones sociales; por otro lado, sin embargo, podemos considerar que hace ya años que se alienta una crisis sistémica del petróleo, donde la necesidad de impulsar una transformación energética se contempla como el único escenario posible para terminar con el cambio climático. Si hace unas décadas hablábamos de la Era del Petróleo, ¿cómo podremos llamar a la era del futuro?

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