Frenar la obesidad infantil: una cuestión de supervivencia
La mala alimentación de los más jóvenes (y sus consecuencias) es hoy uno de los principales problemas de salud pública en nuestro país. Las administraciones ya han puesto en marcha numerosas acciones para frenar y prevenir la obesidad infantil, pero no es suficiente. Por eso, el resto de agentes implicados están buscando nuevas fórmulas para promover prácticas más saludables y garantizar el bienestar de las generaciones futuras.
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Viernes por la tarde en un centro comercial de Madrid. El espacio, que cuenta con un cine y varias zonas de juegos, tiene casi dos plantas ocupadas por restaurantes de comida rápida. A partir de cierta hora, todas ellas estarán absolutamente copadas por decenas de niños masticando hamburguesas, alitas de pollo, pizzas y batidos hechos a partir de grasas y calorías. Así cada día; sin parar.
Esta es una imagen concreta pero no exclusiva de la tendencia general en la mayoría de ciudades de España, un país en el que el 73% de los jóvenes de entre 14 y 20 años ingiere comida rápida cada día. Son datos que están detrás de uno de los principales problemas nacionales de salud pública: la obesidad infantil.
Cristina Junquera (Unicef): «Malnutrición en una sociedad no es solo desnutrición; también es obesidad infantil»
«Que haya malnutrición en una sociedad no es solo desnutrición, sino también obesidad infantil. Mientras la primera ha descendido, esta última ha ido aumentando y convirtiéndose en un desafío que urge afrontar». Son palabras de Cristina Junquera, responsable de Incidencia Política y Estudios en UNICEF España. La suya no es la única institución que ha pulsado el botón de alarma. «En España hay una prevalencia alta de obesidad infantil. Reducirla requiere de esfuerzos en educación, de la implicación de la industria alimentaria y del rol que juegue la familia. Comer tiene que ser un placer que no comprometa la salud», asevera por su parte la directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), María Neira.
Ambos análisis son apenas dos pinceladas de lo que expertos y líderes de opinión debatieron durante más de tres horas en un evento organizado por Danone en Madrid. El acto, que sirvió para conocer los orígenes y principales causas de la obesidad infantil, reafirmó la urgente necesidad por aplicar soluciones. Soluciones que pasan, en primer lugar, por combatir la falta de información respecto a lo que significa una dieta saludable.
«Nueve de cada diez padres no identifican si su hijo tiene obesidad y cuatro de cada diez padres con hijos obesos lo niegan», explica Laura Baena, publicista y creadora del Club de Malasmadres. «Los principales obstáculos para cuidar la dieta son el tiempo, el precio, la planificación, la familia y el entorno», asegura la influencer, quien apunta a una buena planificación como forma de anular estos factores.
Otro sector desde el que también se debe hacer un esfuerzo a la hora de combatir este problema es el de los supermercados, eslabón clave de la cadena alimenticia y sobre el que reside la responsabilidad de facilitar en la medida de lo posible la adopción de hábitos saludables complementarios a la dieta. «Tanto para la salud como para el medio ambiente es importante poder ir caminando a tu supermercado. El estilo de vida se compone de una actividad física y una alimentación equilibrada», afirma Juan Manuel Morales, director general del grupo IFA, una de las principales compañías de supermercados en España, que no duda a la hora de catalogar la obesidad infantil como «un problema muy grave».
Ajustar los productos a las recomendaciones
Danone ha adaptado su porfolio infantil de productos a los criterios nutricionales recomendados por la OMS
Sin embargo, ni el esfuerzo de las instituciones ni las advertencias del resto de agentes relevantes surtirá efecto sin el compromiso de la propia industria alimenticia, motor absoluto de una buena nutrición. Para ello, las marcas deben apostar por la salud y ajustar sus productos a los criterios nutricionales que recomiendan los expertos, fomentando así el desarrollo de alimentos más completos que velen por la salud de las nuevas generaciones. «Es en ellos donde hay que promover el cambio», asegura Laia Mas, directora de Corporate Affairs de Danone Iberia.
Su compañía es uno de los ejemplos de esta adaptación al haber alineado todo su porfolio infantil de productos a los criterios nutricionales recomendados por la OMS. Un hito al que se suma también una campaña de comunicación en positivo que genere en los más pequeños una preferencia por lo sano. «En la alimentación de la infancia cabe todo, pero debemos preocuparnos por ese 80% que debe representar la alimentación saludable», explica Mas.
Solo a través de esfuerzos y avances de este calibre, que requieren de la implicación de la sociedad al completo, se conseguirá terminar con la obesidad infantil. «Las inquietudes de esta década van a ser inquietudes forzadas. No es que queramos preocuparnos; es que tenemos que hacerlo», resume el nutricionista Aitor Sánchez.
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