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Hacia una nueva sostenibilidad (y cultura empresarial)

El Grupo Red Eléctrica organiza unas nuevas jornadas sobre las implicaciones de un nuevo concepto de sostenibilidad: uno que se perfila no solo con una mayor ambición, sino también con una mayor capacidad a la hora de otorgar coherencia a todas las ramas de la actividad económica.

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Con los últimos estertores de la pandemia cogen fuerza, de nuevo, los eventos presenciales. Este es el caso de las Jornadas de Sostenibilidad 2021, organizadas por el Grupo Red Eléctrica en el Museo Reina Sofía e inauguradas ayer, miércoles día 20, a cargo de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. En ellas tratan de responder a algunas de las grandes –y más complejas– cuestiones de nuestro tiempo, como la profunda transformación económica impuesta por la amenaza del cambio climático, los nuevos cambios culturales y la recuperación post-covid como oportunidad para avanzar hacia un horizonte sostenible a partir del eje ESG (es decir, a través valores ambientales, sociales y de gobernanza).

Según aseguró la ministra Ribera, los nuevos paradigmas están modificando por completo nuestra manera de entender la actividad económica. Cambia con ellos la forma «en que orientamos nuestro entendimiento de la prosperidad bajo un modelo de desarrollo» inédito en el pasado. Se trata del gigantesco reto que supone reformular nuestras «relaciones comerciales e industriales» bajo el paraguas de esa relación –aún más amplia– que todo lo engloba: la de la humanidad con su hogar planetario. Tal como explicó la ministra, surgen «nuevos objetivos», pero también nuevas formas de alcanzarlos.

Subyace así, en el nuevo modelo, un gran cambio para la cultura corporativa. Un desafío que Ribera sintetizó en la cuestión «¿Qué es valor?». Pregunta de la que, a su vez, emergen otras interrogaciones que ya están modificando el panorama empresarial. Al fin y al cabo, ¿cómo definir inversión responsable? ¿Hemos diseñado, acaso, instrumentos de reporte fiables que midan con precisión la sostenibilidad de una organización? Aspectos fundamentales, añadió la ministra, si queremos evitar la tentación del «greenwashing mientras caminamos hacia un capitalismo inclusivo centrado en las personas».

Ribera: «Los nuevos paradigmas están transformando la forma en que orientamos nuestro entendimiento de la prosperidad»

Desde esa óptica de cultura empresarial, la presidenta del Grupo Red Eléctrica, Beatriz Corredor, identificó una «megatendencia global» en la que la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) —que suele tener, dijo, «un enfoque de culpa, como si la empresa estuviera pidiendo perdón»— comienza a dar paso a la visión ESG, mucho más imbricada con un funcionamiento ético de la compañía en su conjunto. Para Corredor, beneficio económico y responsabilidad no son, ni mucho menos, incompatibles. De hecho, tal como sostuvo, de ahora en adelante, «solo una compañía alineada con valores ESG podrá tener éxito».

Corredor puso de manifiesto el compromiso de su compañía con la sostenibilidad al haber creado años atrás una comisión al respecto cuya esencia responde al hecho de «hacer sentir incómodo al consejo de administración» si este se desvía de la senda de la responsabilidad. Siendo la sostenibilidad un concepto voluble e interpretable –incluso ambiguo, Corredor quiso dar una definición sencilla que su empresa utiliza como máxima: «Ser sostenible significa dejar las cosas mejor de como te las encontraste». Esto, según la directiva, es lo que guía siempre el propósito del Grupo Red Eléctrica, lo que la propia Corredor resumió en «transportar electricidad creando cohesión social y territorial, atendiendo las necesidades de las comunidades en las que se despliega su infraestructura».

En cuanto a las métricas sobre sostenibilidad, el responsable de Blackrock en la Península Ibérica, Aitor Jaúregui, reconoció que la diversidad de índices existentes genera confusión en el mundo empresarial. No obstante, tal como aseguró, mientras éstos se armonizan y perfeccionan, «han de ser tenidos en cuenta por las compañías si quieren atraer capital de calidad».

Poco después, durante una mesa redonda, la vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Montserrat Martínez, insistía en esa necesidad de «estándares comunes, un marco de referencia homogéneo en España, en Europa y a nivel internacional» que permita establecer comparaciones. La magnitud del desafío, reconocieron los ponentes de la mesa, se antoja inmenso, ya que se trata de medir el impacto sobre la sostenibilidad en toda la cadena valor: desde las materias primas y los proveedores hasta el producto –o servicio– final. En cualquier caso, recordó Carmen Gómez de Barreda, consejera independiente del Grupo Red Eléctrica, «el foco nunca ha de ser el dato en sí mismo, sino el motivo por el cual queremos ese dato». Una perspectiva más ambiciosa que permite, en definitiva, «conectar las métricas con la estrategia de la compañía».

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