Las muertes del coronavirus: ¿nos podemos fiar de las cifras oficiales?
El descuadre entre las cifras de fallecidos comunicadas por el Ministerio y por las Comunidades Autónomas ha despertado las críticas –y las dudas– de los ciudadanos. Aunque la explicación está en las diferencias en las formas de contabilizar los casos, no se trata de un problema exclusivo de España: prácticamente todos los países europeos fallan en aportar datos sobre el coronavirus.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2020

Artículo
Han pasado siete meses desde que se notificaran los primeros casos de coronavirus en España y el Gobierno declarase el estado de alarma y confinamiento como medida preventiva frente a los contagios. A la incertidumbre sobre las consecuencias de la pandemia se ha sumado, desde los primeros días de esta crisis sanitaria, el constante desajuste de las cifras de fallecidos por coronavirus provocado por los constantes cambios en la contabilización y la mala comunicación entre gobiernos regionales y central, así como por las grandes diferencias de criterios entre algunas regiones. Debido a ello, la oposición ha utilizado los fallos en la emisión de cifras para acusar al Ejecutivo de Pedro Sánchez de «ocultar muertos» y «mentir» con los fallecidos llevando inevitablemente a los ciudadanos a sentirse preocupados y confusos por no saber a qué se debe ese descuadre.
Recién estrenado el curso escolar, el periodista Javier Ruiz, de Cuatro al Día, se mostró muy crítico con la gestión del número de infectados de la Comunidad de Madrid, una de las principales protagonistas en esta segunda ola tanto por la incidencia del coronavirus –más de 650 infectados por cada 100.000 habitantes– como por sus recién estrenadas restricciones. «No me cabe ninguna duda. Las cifras de la Comunidad de Madrid están muy maquilladas. Está habiendo falta de lealtad y juego político en todos los datos. Todas las autonomías parecen estar jugando a un concurso de belleza», denunciaba en televisión. Así las cosas, la duda que sobrevuela es saber hasta qué punto la cifra oficial alcanza a reflejar con veracidad la incidencia del coronavirus en nuestro país.
Desde inicios de la pandemia, lo que ocurre con las actualizaciones diarias publicadas por el Ministerio de Sanidad es que no suelen coincidir con los que publican las respectivas Consejerías de las Comunidades Autónomas. Por ejemplo, el 6 de junio, el Ministerio notificó un muerto por coronavirus en las últimas 24 horas, dato que contrastaba con los ofrecidos por la Comunidad de Madrid: seis fallecidos en el mismo periodo. En otra discordancia, el 27 de julio, como explican en Maldita.es, las comunidades autónomas notificaron más de 1.000 casos positivos nuevos mientras que el Ministerio de Sanidad lo dejó en 855.
Los saltos en las cifras se explican porque cada gobierno autonómico sigue su propio criterio a la hora de hacer las cuentas
Estos saltos inexplicables de cifras vienen dados porque cada gobierno autonómico sigue su propio criterio a la hora de hacer las cuentas. Para unificar la información, las comunidades autónomas comunican a diario los datos a través del Sistema de Vigilancia en España. Sin embargo, el criterio del ministerio para mostrar el dato –casos positivos por PCR el día anterior– ha sido distinto a la forma de comunicarlo de cada comunidad autónoma: Cataluña contaba como casos confirmados tanto tests de anticuerpos como las PCR, Aragón enviaba los datos en horas diferentes a la de los cortes de Sanidad, Galicia publicaba los casos notificados al día pero Sanidad solo recogía los diagnosticados en el momento… A esto se suman además otros factores sanitarios como asintomáticos que pasen desapercibidos para las estadísticas, o muertes por complicaciones asociadas, así como fallos al contar los datos, errores de registro o retrasos a la hora de hacer las PCR.
Una buena forma de intentar comprender estos bailes de cifras es utilizando el llamado «exceso de mortalidad», el término que utiliza el Sistema de Monitorización de la Mortalidad (MoMo) para identificar patrones inusuales de mortalidad, comparando las muertes registradas y las muertes esperadas en todo el país a través de las medias de los últimos 10 años. Entre el 10 de marzo y el 31 de mayo, el MoMo constataba un exceso de 43.657 muertes mientras que el Ministerio de Sanidad indicaba tan solo 28.352, una diferencia de 16.000 muertes en ambas cifras. En este exceso de muertes pueden estar algunas no directamente relacionadas a la pandemia, como explica eldiario.es en su análisis, pero destaca que en ese periodo de tiempo las comunidades «con mayor diferencia fueron los lugares donde más colapsó el sistema sanitario y donde hubo más falta de pruebas PCR al inicio de la pandemia», es decir, Madrid, Cataluña, Castilla-La Mancha y Castilla y León.
Un problema en todo el mundo
Sin embargo, este es un problema que se extiende más allá de nuestras fronteras: el coronavirus ha afectado a todo el mundo y también ha sumido en el caos, en mayor o menor medida, a las instituciones sanitarias internacionales. Durante estos meses, los expertos en epidemiología alertaron en varias ocasiones que no se estaban contabilizando correctamente las muertes por coronavirus ni en España ni en el resto de vecinos europeos como respuesta a diversos bulos sobre las estadísticas, como el que aseguraba que Alemania «contaba de menos a sus muertos por coronavirus» o aquel sobre el Reino Unido pidiendo permiso a familiares de fallecidos por coronavirus para decidir si incluirlos en el recuento oficial.
The Economist cuenta con un comparador internacional de exceso de muertes que se actualiza a diario para intentar arrojar un poco más de luz en esta tormenta de números. Para ello utiliza la base de datos proviene del EUROMOMO, que hace la misma labor que el MoMo pero a nivel europeo. El periódico apunta, por ejemplo, que Estados Unidos registra la mayor disparidad entre regiones pero un exceso de mortalidad muy bajo comparado con países como Reino Unido, España, Italia o Bélgica, de las que recalca tener «los mayores excesos de mortalidad del mundo».
Ningún país puede tener la certeza de contar con cifras oficiales fiables por completo
Si comparamos este exceso con las muertes atribuidas a coronavirus –tests positivos–, podemos observar que el en Italia, el 31 de marzo, se habían contabilizado solo 5.462 muertes por coronavirus frente a un exceso que alcanzaba casi los 10.000 fallecimientos. En Reino Unido la diferencia fue de 3.712 frente a 7.111. Por otro lado, Francia, fue uno de los países más polémicos en el recuento de cifras por excluir del registro oficial a todos los fallecidos fuera de los hospitales, ha mantenido la concordancia entre ambas categorías, al igual que Bélgica.
Así, las cuentas sobre el EUROMOMO concluyen que entre el 25 y el 31 de marzo, una de las peores semanas de esta crisis sanitaria, España notificó como muertes oficiales por coronavirus tan solo el 40% del exceso de muertes. En casos como los de México, por ejemplo, entre el 12 y el 18 de julio solo se dieron como oficiales el 47%, aunque es importante tener en cuenta que incluso en un análisis tan concienzudo puede haber disparidades al recogerse todas las cifras de los registros oficiales de cada país.
Lamentablemente, ningún país puede tener la certeza de contar con cifras oficiales fiables por completo. Amparo Larrauri, responsable del equipo MoMo ya anunciaba en junio en esta entrevista que «nunca llegaremos a saber cuántas de las 43.000 muertes fueron por COVID-19». Sin embargo, los Estados tienen una lista de tareas pendiente a solucionar en materia de transparencia: según este análisis de El Confidencial, prácticamente la totalidad de los países europeos fallan en aportar datos sobre el coronavirus en alguna categoría de relevancia, como el personal sanitario infectado o los casos en residencias. Aunque para solucionar este descuadre hacen falta tiempo y recursos, mientras tanto, nuestra labor como ciudadanos, más allá de intentar conocer y comprender las cifras, es seguir las recomendaciones sanitarias para que, poco a poco, los números vayan cayendo.
COMENTARIOS