Energía
«Nunca ha habido tantos recursos tecnológicos para luchar contra el cambio climático»
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COLABORA2018
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Las consecuencias del calentamiento global dan escalofríos. Esto es un hecho. Pero para los expertos que participaron en la segunda edición de los #energytalks, impulsadas por EDP Renováveis con la colaboración de Ethic, hay un lugar para el optimismo y la esperanza. Es el caso, por ejemplo, de Cristina Gallach, Alta Comisionada para la Agenda 2030, el plan del Gobierno español para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Según Gallach, «ha llegado el momento de la acción después de tantos años de crecimiento descontrolado, porque dejar un planeta habitable es un derecho humano fundamental y nunca habíamos tenido tantos recursos tecnológicos contra el cambio climático».
Pero las fuerzas de la innovación, advertía la alta comisionada, deberían exprimirse con la ayuda de alianzas entre los principales actores y unos objetivos que pasan por favorecer a «las personas, la paz, la prosperidad y el planeta». «Necesitamos unir fuerzas»- ha subrayado- para pasar de la conversación a la acción; ha llegado el momento».
Cristina Monge, directora del Área de Conversaciones de ECODES (Fundación Ecología y Desarrollo), coincidió con ella y apuntó a un escenario donde «el calentamiento, un fenómeno que lo cambia todo porque pone en riesgo nuestra supervivencia, ya no es un problema de futuro sino de presente». Afortunadamente, añadió, «hay consenso científico, medios técnicos, medios económicos y una Agenda 2030». Y ahora, concluyó, «necesitamos una innovación política al servicio de una nueva cultura de la energía que la vea como un derecho fundamental e implique a las instituciones públicas, las empresas y la sociedad».
Luis Neves: «Tenemos que cambiar radicalmente nuestra forma de vida si queremos que los objetivos de 2030 no se queden en un sueño»
Luis Neves, presidente de la alianza internacional de empresas de tecnologías de la información y la comunicación Global e-Sustainability Initiative, afirmó, tajante, que «tenemos que cambiar radicalmente nuestra forma de vida si queremos que los objetivos de 2030 no se queden en un sueño». Admitió que «hemos avanzado, pero no lo suficiente» y señaló la digitalización como un importante motor de cambio. Algunas empresas de telecomunicaciones, que son las responsables del 2% de la huella de carbono, recordó, son cada vez más eficientes en el uso de la energía y están ayudando a sus clientes a serlo también.
Arancha Díaz-Lladó, directora de Innovación Sostenible y Diversidad de Telefónica, explicó la experiencia del gigante español de las telecomunicaciones. En estos momentos, anunció, «el 47% de la energía que consume Telefónica es renovable y vamos a llegar al 100% en 2030, que es cuando recortaremos, igualmente, un 40% nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y reduciremos a la mitad nuestro consumo energético». En paralelo, siguió la directiva, “estamos ayudando a nuestros clientes a rebajar sus emisiones de CO2 facilitándoles servicios como vídeo-conferencias, plataformas de teletrabajo, soluciones de gestión de flotas, soluciones de eficiencia energética para los edificios y oportunidades para almacenar y analizar datos en la nube”.
La producción es clave
Pero el cambio climático no se combate sólo desde el consumo, sino también desde la producción de energía. En ese sentido, Anders Runevad, presidente y director ejecutivo de Vestas Wind Systems, recordó que las empresas de renovables necesitan «unos precios estables de la electricidad que garanticen las inversiones, un tejido eléctrico adecuado y una buena conectividad con los países vecinos». Según él, «la energía eólica ya puede competir en volumen y precio con los combustibles fósiles, los costes de producción se han desplomado un 40% y cada vez hay más inversores». Todo ello ha facilitado la explosión de proyectos arriesgados y prometedores como la expansión de los aerogeneradores de Vestas en alta mar o la apertura, junto a EDP Renováveis, de una infraestructura híbrida en Cádiz que produce energía eólica y solar fotovoltaica.
Para Runevad, dos de los grandes fenómenos que van a redibujar el sector energético en los próximos años son la digitalización, que ya está ayudando a integrar operaciones y a incrementar la eficiencia, y la electrificación de la economía, que va a exigir que las renovables mejoren la estabilidad del suministro. Calentar una casa o una escuela infantil no pueden depender de que haga en ese momento viento o sol … y, sin embargo, esto es lo que ocurrirá si no se produce una revolución de los dispositivos de almacenamiento o no intervienen las centrales tradicionales cuando los aerogeneradores se paren o se haga de noche.
João Manso-Neto, CEO de EDP Renováveis, cree que, por el momento, no debería descartarse ni siquiera que las centrales de carbón siguiesen operativas “si la alternativa es construir otras que generen energía a partir de combustibles fósiles”. Continuando con un discurso que él mismo reconoció como heterodoxo, señaló que no le quitan el sueño cambios geopolíticos como el ascenso de China, una gran potencia con graves problemas de contaminación, el debilitamiento del compromiso estadounidense en la lucha contra el calentamiento o el distanciamiento de Polonia frente a la política ambiental europea.
China, constató, está tomando medidas, Estados Unidos sigue con las licitaciones millonarias de infraestructuras de renovables y Polonia convocó, a principios de este mes, una subasta de mil megavatios eólicos terrestres al tiempo que anunciaba un Plan Horizonte 2035 que incluye el desarrollo de 8.000 megavatios de potencia en aguas polacas. Por eso, ante el ruido político y las visiones simplificadoras, igual que ocurre con las centrales de carbón, Manso-Neto pidió “ser inteligentes, diferenciar lo que se dice de lo que se hace y apostar por soluciones creativas” que favorezcan el crecimiento económico y que tengan en cuenta que hay millones de personas en todo el mundo que todavía no pueden acceder a la energía.
João Manso-Neto: «El éxito en la lucha contra el calentamiento global depende de las energías renovables»
El CEO de EDP Renováveis consideró que el éxito en la lucha contra el calentamiento global depende de “las energías renovables, de la electrificación de la economía, de la eficiencia energética y del cambio en la mentalidad social”. En este contexto, además de la innovación tecnológica o el desarrollo de baterías mucho más manejables y potentes para almacenar la energía, quiso subrayar la mucho más olvidada “innovación en los procesos y en los modelos de negocio”.
También resaltó la influencia de los acuerdos de venta de energía a largo, que deberían tener más protagonismo, según él, que las subastas centralizadas. Son unos acuerdos que dan estabilidad al precio de la electricidad de las renovables mediante un pacto entre la empresa generadora y la distribuidora donde los incentivos de la regulación son cruciales. Pero las administraciones no deben limitarse, según el directivo, a incentivarlos, sino que también deberían liderar con el ejemplo mejorando “la eficiencia de los edificios públicos”, potenciando y simplificando “nuevos modelos de movilidad eléctrica para los trenes y los vehículos” y favoreciendo “el autoconsumo”.
El guante y el dinero
Joan Groizard, director del Área de Renovables del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), recogió el guante diciendo que su institución sería “permeable a las propuestas de todos los actores”, que el Gobierno de Pedro Sánchez había promulgado un decreto en octubre que facilitaba, por ejemplo, el autoconsumo y que el IDEA “está preparándose para invertir, como empresa pública, en proyectos que abran mercados, que demuestren la viabilidad de las nuevas tecnologías y que nos ayuden a comprender mejor el sector”.
Javier Sobrini, Global Head Power Banco Santander, confirmó que había «mucho dinero y voluntad de invertir en el sector renovables». ¿Por qué? Porque, según él, «existen pocos riesgos operativos ahora que se conoce el recorrido de las tecnologías, porque se han incorporado más inversores -como los fondos de pensiones de inversión globales- y porque se ha sumado más gente a financiar los proyectos» ya no sólo con créditos o préstamos, sino también con bonos cotizados y no cotizados.
Hará falta un diluvio de dinero, según él, «para cambiar todo el sistema eléctrico, que tendrá que descentralizarse, incorporar redes inteligentes bidireccionales que permitan a los usuarios generar y comercializar su propia energía, innovar en baterías e implantar [masivamente] el coche eléctrico». Los objetivos que han establecido los organismos internacionales para 2050 exigirán, según él, una inversión media anual de ‘75.000 millones de euros en generación’, a los que habría que sumar, por ejemplo, el coste de las redes.
Si el precio parece abrumador, más abrumadoras son las alternativas. Luis Neves, presidente de la alianza internacional de empresas de tecnologías de la información y la comunicación Global e-Sustainability Initiative, lanzó una advertencia: «Creemos que sabemos lo mal que pueden irnos las cosas si no hacemos lo que hay que hacer, pero, en realidad, no lo sabemos». O cuidamos el planeta, sentenció, ‘o tendremos que mudarnos a otro’. El optimismo no se justifica con planes. Se justifica con acciones.
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